martes, 22 de enero de 2019

Bernal ataca a mi familia usando a funcionarios de FAES


Sebastiana Barráez 

@SebastianaSin

Un grupo de hombres uniformados y con armas largas llegaron, con la penumbra que dan las sombras de la noche, y como todo delincuente, a la casita de mi hermana Marisela que vive en Rubio, Táchira. Iban en un jeep chasins largo de los usados por la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB). Eran las 9 y media de la noche. La carretera principal, sobre la que está la vivienda de mi hermana estaba sola y apenas se oía el sonido de algún animal nocturno. En ese pueblo del Tachira la gente se refugia temprano en sus viviendas, por el frío y por la presencia de grupos irregulares, tanto guerrilla como paramilitares.


Cuatro hombres pretendieron entrar a la fuerza. Le dijeron a mi hermana que venían por mí, que llevaban días buscándome. Se identificaron como miembros de las Fuerzas de Operaciones Especiales (FAES). Le dieron una citación con mi nombre para que la firmara.

No sirvió que ella les explicara que hace más de un año que no me ve, que su comunicación conmigo es por el whtasapp, como los otros mil contactos que tengo en mi teléfono. La amenazaron para obligarla a recibir la citación.

Ella dijo la verdad, es decir, que no tiene cómo entregármela, porque desde que uno de mis hermanos fue secuestrado por unos hombres que se identificaron como miembros del Ejército de Liberación Nacional (ELN) que funciona en Baritalia, municipio Junín del Táchira, como un acción en mi contra, hace más de un año, yo rompí comunicación directa con toda mi familia.

Los funcionarios se aprovecharon de la vulnerabilidad en la cual ella se encontraba, que en esa zona es difícil la comunicación telefónica y que ella no tiene wifi ni internet en su casa. Bajo amenazas de allanarle la vivienda y permanecer ahí hasta que firmara, la obligaron a recibir la citación que era para mí. Hay testigos de eso, porque mi hermana es querida en la comunidad ya que es maestra en la zona, y los vecinos se acercaron alarmados al ver la presencia de los uniformados con esas enormes armas de guerra de las Fuerzas de Acciones Especiales. Observen en la copia de la citación, que me hizo llegar un vecino, la dirección que aparece ahí registrada no es la dirección de mi hermana; el sector Los Bloques que tiene esa dirección está en pleno casco de la ciudad, la casa de mi hermana está en la periferia y es una zona rural.

Lo inaudito es que Fredy Bernal, el mal llamado protector del Táchira, usa a las Fuerzas de Acciones Especiales (FAES), con sus uniformes, a los vehículos de la Fuerza Armada y a las armas de la República para amenazar a una humilde maestra de escuela, que además trabaja por amor a esa profesión, porque los sueldos de los educadores son tan miserables que no alcanza para vivir y encima de eso ella sufre, desde hace diez años, de una enfermedad grave que ha obligado a que sea operada dos veces. A ese ser humano vulnerable, es que usted Fredy Bernal ordenó amenazar y someter para llegar hasta mí.

Debo denunciar a la juez Henna Carolina López Mesa, del Tribunal Vigésimo Séptimo en Funciones de Juicio Penal del Área Metropolitana de Caracas, por entregar una citación a un organismo no competente, que además cumple funciones militares y policiales, usando la fuerza y abusando de recursos del Estado en su intención de someter a una periodista, que solo ha cumplido con su función responsable de informar.

La juez López Mesa en concordancia con Freddy Bernal cometen un acto de abuso de autoridad, llevándose por delante a mi hermana, inocente de todo este hecho y de lo que yo ejerzo como periodista, pretendiendo endosarle mi responsabilidad. Tanto la juez López Mesa como Freddy Bernal permitieron e hicieron uso de recursos del Estado para violar los desechos humanos de mi hermana, usando la fuerza y la presión de los funcionarios armados.

Freddy Bernal incurrió en tráfico de influencias y abuso de poder, solo para hacerme llegar una situación en el momento en que yo me encontraba en Bogotá en asuntos de trabajo.

Los abogados de Fredy Bernal son Doris González Araujo y Andrés Puga Zabaleta, quienes desde hace años son protegidos del mal llamado protector del Táchira, quienes además son los usados por él para acciones de amenazas y amedrentamientos ante los tribunales.Doris González fue suplente de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, aunque nunca la dejaron asumir las suplencias por las manifiestas “incoherencias” que dejaba mucho que decir de su calidad profesional. Tanto ella como Puga Zabaleta fueron los defensores de aquel funcionario del SEBIN señalado de asesinar, en frebrero del 2014, a Juancho Montoya del grupo Carapaica del 23 de Enero y a Bassil Da Costa, el joven estudiante que conmocionó a la opinión pública.


Freddy Bernal

Hace meses, a causa de un artículo donde señalé el destino que le estaban dando a algunos de los vehículos retenidos en la llamada Operación Manos de Papel, Freddy Bernal salió ofendidísimo a decir que eso era falso y que me demandaría. 

Lo insólito es que en dos casos concretos posteriormente denuncié lo que es un grito a voces: el uso que se le está dando a esos vehículos. Estos son los artículos:http://puntodecorte.com/esto-hizo-un-fiscal-con-otro-vehiculo/ y el otro es https://www.sebastianasinsecretos.com/2018/10/12/el-negocio-de-los-carros-incautados/
La verdad es que Bernal me demanda con la excusa de la denuncia de los vehículos, pero su verdadera intención es atacarme porque revelé su vinculación, muy estrecha, con dos conocidos personajes muy oscuros instalados en Táchira: su amigo Manolo que es donde Bernal realmente vive en San Cristóbal y alias Tony. Ambos personajes involucrados en negocios nada santos y muy vinculados a militares y policías. He ahí el artículo:https://www.sebastianasinsecretos.com/2018/07/13/manolo-el-amigo-del-protector/ y ese es otro donde toco el tema:https://www.sebastianasinsecretos.com/2018/05/04/y-para-cuando-la-guerrilla/

Vamos Freddy, trate alguna vez de ser honesto consigo mismo, dele una explicación a los tachirenses de su relación con esos oscuros personajes, que además hicieron abundantes y fructíferos negocios en el Gobierno de Vielma Mora, en detrimento de los tachirenses.

Eso de enviarle a mi hermana Marisela a esa comisión de FAES para que la amenazara, es un gesto bastante parecido a la cobardía. Usted demostró que tiene el poder, usando de manera deshonesta las armas que la República le da a la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) para defender al territorio y a la soberanía, aterrorizando a una humilde mujer. ¡Vaya! Que valentía la suya, chico.

Ahora me entero que usó al FAES para que se instalara en Rubio y hasta montara alcabala en el sector Bolivia, tratando de cazarme. Y como no me ubicó, usted decidió atacar a mi hermana. Supongo que esa acción no es un acto voluntario suyo, porque usted solo sigue órdenes; supongo que es “una orden superior” dada por Nicolás Maduro, porque usted no es del bando de Diosdado en la encarnizada lucha que tienen ustedes por el poder.

Como será su afán por encontrarme que el FAES fue a buscarme hasta en una casa paterna que tuvieron mis padres, donde crecí parte de mi infancia, y que vendieron hace años. Que sed la suya. Mi maravilloso y honesto padre, Víctor Barráez, ya tiene 10 años de muerto y esa casa la vendieron muchos años antes. Y mi madre, valiente y luchadora, fue maestra en ese pueblo hasta su jubilación y dejó una larga cadena de ex alumnos que aun la aman y la recuerdan. Porque déjeme decirle Freddy en mi familia no hay ricos, pero tampoco hay ladrones, ni corruptos, ni asesinos. Somos una familia honorable, que tampoco tenemos amigos de dudosa calaña.

Usted puede usar el poder que tiene ahora para cometer actos desleznables, miserables y cobardes como el que ordenó contra mi hermana, pero le recuerdo que el poder no es eterno, aunque se empeñe en retenerlo. Puede hacer un combo con esos abogados y con la juez para montarme un parapeto legal, pero los hechos demuestran que está usted muy lejos de tener honor. 

Nunca he rehuido a ninguna citación, a ninguna demanda en tribunales, ni en los gobiernos de Acción Democrática y Copei, ni en los del Chiripero o en la revolución bolivariana, ni siquiera cuando José Vicente Rangel, con todo el poder que tenía como Vipresidente de la República, intentó una maniobra contra mí por denunciarlo al traficar con influencias. Tampoco he huido de ninguna citación en CICPC, en la DGCIM o en el Sebin, pero esta vez usted va a jugar solo, porque ya sé que no juega limpio; si usted es capaz de comportarse así con una humilde e inocente maestra como Marisela, qué puedo esperar yo, que he retado a muchos delincuentes en el poder.

General Padrino

No puedo obviar llamar la atención del G/J (Ej) Vladimir Padrino López, ministro de la Defensa. ¿Como es que usted general permite que se usen las armas de la República, las que el pueblo de Venezuela le da a La Fuerza Armada para que defienda nuestro territorio y nuestra soberanía, según mandato constitucional, en amenazar a mi hermana para obligarla a que reciba en Rubio una citación para mí, emitida por una juez inmoral de Caracas?

Y no me diga general que usted no tenía conocimiento de eso, porque entiendo que es usted quien tiene el mayor liderazgo en la Fuerza Armada. Demuestre que estoy equivocada. Dìgame que usted no ejerce ningún poder en la institución castrense, que no tiene usted ascendencia alguna, porque en tal caso entonces debe renunciar. Y lo hago con mucho respeto por usted, lo hago recordando la histórica frase de nuestro Libertador Simón Bolívar: “Llamarse jefe para no serlo, es el colmo de la miseria”.

Y sí, estoy indignada, general Padrino, porque amo a mi hermana como a todos los demás hermanos e integrantes de mi numerosa familia. Es decir, no solo me indigna  la acción cobarde contra mi hermana, sino porque durante muchos años he reclamado la docilidad de la Fuerza Armada ante la guerrilla y los paramilitares que mancillan el suelo patrio. Y resulta que esa FANB, incapaz de enfrentar a sus enemigos naturales, cede sus armas para que se me ataque vilmente, contra mi hermana indefensa, que jamás se imaginó que siendo maestra alguna vez debiera enfrentar a hombres armados en su casa, tratándola como si fuera delincuente. Vamos general Padrino, dígame entonces, en manos de quién dejó usted las armas de la República.


 


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