viernes, 15 de febrero de 2019

Arrecian las presiones internas en la Fuerza Armada

Sebastiana Barráez

@SebastianaSin

Un escenario nuevo se ha ido configurado al interior de la Fuerza Armada. Arrecian las presiones internas. Por una parte, los oficiales y tropa que solo están a la expectativa. Por otro, la de aquellos oficiales comprometidos en actos de corrupción. También los responsables en delitos contra los derechos humanos. Otros que desesperados han tratado de optar por la conspiración. Y un pequeño grupo, en realidad muy pequeño, de oficiales de alto grado que alegan la necesidad de defender la patria como sinónimo de Gobierno. Y finalmente, los que quieren huir. No hay capacidad de organización en ninguno de ellos.

Si hay algo completamente claro es que el compromiso que surge de la lealtad, no existe o por lo menos no abunda en la institución castrense. Quedó demostrado en el cacareado pronunciamiento que hicieron los jefes de las Regiones Estratégicas de Defensa Integral (REDI), carente de personal subalterno.

Muchas advertencias hicimos de las consecuencias que traía la situación económica en los cuarteles;  la escasez de alimentos y medicamentos impacta a la familiar militar de manera muy dramática. “Los soldados, los sargentos, los oficiales están resteados pero a favor de que esto cambie –me comenta un alto oficial.- El Alto Mando hace rato que olvidó la preocupación por los problemas del personal subalterno en sus diferentes grados”.

El caso de las bajas y las deserciones es alarmante.  “Ahorita –expresa un oficial con cierto desaliento- a quien no acate las órdenes le abren un procedimiento judicial para meterlos presos. Ya ni siquiera se cumple el Reglamento de Castigo Disciplinario”.

A ello se le suma que  hay mucho general sin tropa, mucho militar en la Administración Pública, que son los más inclinados a defender sus propios intereses.

Un hecho que conmovió a la gran mayoría de los integrantes en la Fuerza Armada fue que desde septiembre hasta noviembre, a través del Banco de la Fuerza armada (BANFANB), se hicieron mega jornadas de créditos para todo el personal militar y civil, se flexibilizaron los requisitos para  aprobación de crédito y se abultaron los montos de préstamo, hasta 250 mil bolívares nuevos. A todos les dijeron que los créditos estaban aprobados y que en un lapso de 15 días les depositaban, pero eso no ocurrió. En diciembre solo les depositaron a los Generales. “Muchos nos endeudamos –me confiesa un coronel de la Guardia Nacional Bolivariana- pensando en ese dinero, que nunca llegó”.

Pero se cree que a consecuencia del alzamiento de los sargentos de la GNB en Cotiza, fue que comenzaron los depósitos del dinero prometido en diciembre. “Es solo para comprar lealtad –insiste el coronel-. La gente no es tonta. ¿Quién conspira más? ¿El Alto Mando que juega con la necesidad del personal subalterno, militar y civil, o el subalterno que alza su voz porque no aguanta la realidad que está viviendo? Piden lealtad y ellos de la manera más descarada no son leales con el personal”.

 La fractura de los pilares

La imposición de la Asamblea Nacional Constituyente significó un duro golpe para la institución castrense. Desde el Gobierno privó la soberbia, no se quiso oír a la mayoría de la Fuerza Armada, que manifestó molestia ante la convocatoria a una Constituyente sin previamente consultar al pueblo venezolano.

Triunfó la tesis, impusieron la ANC, pero a un costo muy alto para la FANB. Fue como un punto de quiebre, que desbordó la disciplina, ubicó a la subordinación a estar condicionada al superior que mejor le parezca, pero el pilar más golpeado fue el de la obediencia. ¿Cómo ser leal ante una situación así? No basta la voluntad, sino hay condiciones para ello.

Veamos algunos casos. ¿Puede ser leal aquel subalterno que ha sido amenazado por alguna sospecha? ¿Va a demostrar lealtad aquel militar a quien le han irrespetado, incluso su privacidad? ¿Es posible ser leal cuando se ve el poder de las mafias de militares incrustadas en diversas áreas de la vida nacional? ¿Va a manifestar lealtad sincera, quien afectado por la brutal crisis, ve a su superior con groseras demostraciones de riqueza? ¿Está dispuesto un anímicamente un militar a inmolarse por el Gobierno de turno, cuando sabe que los altos jefes militares tienen a sus familias fuera del país?

Todo evidencia que en la Fuerza Armada prevén más pronunciamientos militares, no solo de oficiales retirados, sino activos. Es por ello que ahora han aparecido gran cantidad de oficiales cubanos en las dependencias militares, interrogando oficiales, planificando estrategias, dando órdenes, regañando generales y escogiendo a quienes van a ser sancionados. En el Ejército seda como un hecho que el ex comandante del Ejército, MG Juan García Toussaint, será detenido en cualquier momento por sospechas de conspiración que siguen como una sombra sobre él.

A eso se le suma la desincorporación de oficiales, enviados a sus casas, que están bajo sospecha de hacer pronunciamientos contra Nicolás Maduro o a favor de un gobierno interino.

En este momento se libra una lucha por cuotas de poder, por el control de puestos, cargos, parcelas, etc. Oficiales que han cometido delitos o se han involucrado en actos deshonrosos con la participación de sus subalternos. A ello se debe la progresiva pérdida de moral. “Yo lo hice, porque mi jefe también lo hace”, es la explicación más simple.

No es casual que haya crecido, de manera sustancial, el número de militares involucrados en delitos de extorsión, sicariato, atracos, robos de armas, asesinatos, narcotráfico, etc.

“El Ministro de la Defensa –confiesa un general de la Aviación- está en su área de confort y eso lo manifiesta el resto del generalato. Eso nos traerá consecuencias muy lamentables para todos”.

“Él, mi general Padrino, -expresa en voz alta un sargento mayor de tercero- no me representa a mí, más allá de que yo le tengo respeto como superior, pero no ha sabido ser un buen jefe, él sabe las necesidades que estamos pasando, sabe lo que usted misma ha señalado y que todos aquí sabemos en la frontera qué hacen los colectivos, la guerrilla y los delincuentes de FAES (Fuerzas de Acciones Especiales), entonces los sinvergüenzas son reconocidos como leales y a quienes decimos algo nos llaman conspiradores, pues seré un conspirador y más temprano que tarde rescataremos los valores perdidos, y si puedo contribuir a ello, pues lo haré con el bando que sea”.

Un capitán del Ejército, que dos veces ha sido sometido a interrogatorios por murmurar, asegura que “el gobierno con quien sí cuenta es con los grupos de malandros, pranes, colectivos, guerrilleros, paramilitares, adscritos al PSUV y a los organismos policiales y Guardia Nacional, como fuerza de choque dentro de los Planes de Defensa de la Nación”.

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