Sebastiana Barráez
@SebastianaSin
Tomado de Infobae
Aunque
aún no lo ha manifestado públicamente e incluso en la Fuerza Armada Nacional
Bolivariana no lo saben con certeza, el general de división (Av) Carlos Antonio
Seijas García, quien es el Director del Centro de los Servicios Logísticos de
la Defensa Aeroespacial Integral de la Fuerza Aérea Venezolana, se le
insubordinó a Nicolás Maduro desconociéndolo como Comandante en Jefe de la
Fuerza Armada y presidente de la República.
Eso
ocurrió el 26 de mayo 2019, cuando el alto oficial dejó de presentarse a su
unidad militar y dio ese paso tan difícil para quien tiene casi tres décadas en
la institución castrense y que ha coronado parte importante de su carrera
militar.
Seijas
García, de 52 años de edad, es un militar con buenas credenciales en la Fuerza
Aérea. En el 2016, siendo comandante
de la Brigada de Defensa Aérea Región Los Andes, dijo en Táchira, durante la
celebración del primer grito de la Independencia ocurrido el 19 de abril de
1810, que las revoluciones “casi siempre
surgen del choque de los imperios. Ejemplos vivos son la Revolución del año
1797 de Gual y España, así como la revolución que antecedió al
generalísimo Francisco
de Miranda en los intentos de 1806, ambas despertaron el grito de libertad que
hoy subyace y que fue rescatado por la revolución bolivariana y que todos
debemos defender y preservar”.
Para ese momento el alto oficial estaba convencido que “desde la llegada al poder del Comandante Supremo Hugo Chávez se logró el rescate, defensa y consolidación del bien más preciado y reconquistado por la lucha revolucionaria como es la independencia y la soberanía nacional, a través de la unión cívico-militar y el poder entregado al pueblo”.
En ese momento aseguró que “hoy
más que nunca las venezolanas y los venezolanos levantan su voz contra el
imperio y contra cualquier potencia extranjera que quiera volver a la época del
dominio imperial por las armas, o por cualquier otro método de persuasión”,
dijo en el 2016.
Ese oficial, quien en su
época de capitán estuvo haciendo curso en Estados Unidos, ha decidido no seguir
bajo las órdenes de Nicolás Maduro y reconocer a Juan Guaidó como su Comandante
en Jefe.
Difícil decisión
Para aquellos militares venezolanos que han decidió
abandonar a Nicolás Maduro es una decisión muy difícil, partiendo del hecho de
que con ello pierden sus carreras mientras Maduro esté en el poder.
Además la situación venezolana ha colocado a los
militares en una situación especial, partiendo del hecho que desde el 10 de
enero Nicolás Maduro no cumple con los estrictos de ley para ser considerado
presidente de la República, considerando que las elecciones del 20 de mayo 2018
entraron en un marco de dudosa legalidad y que además no fue juramentado ante
la Asamblea Nacional. De manera que la proclamación del presidente del parlamento
Juan Guaidó, como presidente interino estaría enmarcado en la Ley, pero para
este momento ya ese plazo se ha vencido.
Entonces los militares venezolanos están ante dos
presidentes de la República, ante una legal y legítima Asamblea Nacional y una
ilegal de origen Asamblea Constituyente. No la tienen nada fácil los militares
a la hora de decidir.
A los uniformados que han tomado la decisión de
desconocer a Maduro, les abren procedimientos según el Código Penal, cuyo Capítulo
I se refiere a “Traición a la patria” y se lee en el artículo 128: “Cualquiera
que, de acuerdo con país o república extranjera, enemigos exteriores, grupos o asociaciones
terroristas, paramilitares, insurgentes o subversivos, conspire contra la
integridad del territorio de la patria o contra sus instituciones republicanas,
o las hostilice por cualquier medio para alguno de estos fines, será castigado
con la pena de presidio de veinte a treinta años”.
El artículo 131: “Cualquiera que, dentro o fuera
del territorio nacional, y a tiempo que Venezuela se halle amenazada de guerra
extranjera, favorezca, facilite o ayude directa o indirectamente, con revueltas
intestinas, o por medio de actos de perturbación del orden público, las miras,
planes o propósitos de los enemigos extraños y no se aparte de aquellas
revueltas, ni se retraiga de dichos actos a la primera intimación de la
autoridad pública o por propia o espontánea deliberación, será castigado con
presidio de doce a veinticuatro años”.
Y el artículo 132 reza: “Cualquiera que, dentro o fuera del territorio nacional, conspire para destruir la forma política republicana que se ha dado la Nación, será castigado con presidio de ocho a dieciséis años. En la misma pena incurrirá el venezolano que solicitare la intervención extranjera en los asuntos de la política interior de Venezuela, o pidiere su concurso para trastornar la paz de la República o que ante sus funcionarios, o por publicaciones hechas en la prensa extranjera, incitare a la guerra civil en la República o difamare a su Presidente o ultrajare al representante diplomático o a los funcionarios consulares de Venezuela, por razón de sus funciones, en el país donde se cometiere el hecho”.