Sebastiana Barráez/ lunes 22 de Abril de 2019
@SebastianaSin
Tomado de Infobae
De Mario del Valle Moronta Rodríguez, obispo del Táchira, Hugo Chávez dijo que merecía ser cardenal pero la cúpula eclesiástica lo tenía "exiliado'', en alusión a que desde 1999, fue nombrado Obispo del estado fronterizo Táchira. No pocas veces fue entrevistado en el programa progobierno de José Vicente Rangel. La amistad entre Chávez y Moronta, surgió desde el intento de Golpe del 4 de Febrero de 1992, cuando él junto a otros dos sacerdotes, fueron llamados como mediadores. Esa amistad se mantuvo y fue importante en los momentos de mayor dificultad política del mandatario, aunque para Moronta significó recibir duras críticas.
Moronta es un líder eclesiástico que siempre ha causado polémica. Lo hizo en aquella oportunidad cuando le respondió a Chávez en defensa de las autoridades de la Iglesia Católica y lo fue recientemente cuando en una carta a Nicolás Maduro, el 18 de febrero 2019, con una frase lapidaria causó ruido en los sectores del poder: “atrévase a escuchar a ese pueblo que quiere ser tratado con dignidad y justicia, pero en paz y sin revanchismos”, le dijo.
No hubo respuesta oficial a la carta
de Monseñor, pero algo le demostró que, más allá de los insultos anónimos y
algunos extremistas, esa irreverencia le iba a costar un desagradable incidente.
El Jueves Santo el sacerdote se fue, como todos los años, al Centro Penitenciario de Occidente (CPO), cárcel que está en Santa Anta, Táchira y donde hay uno de los dos anexos militares del país, a celebrar ese día, compartiendo con los privados de libertad “el mandamiento nuevo del amor y la institución de la Eucaristía. Bonita manera de conmemorar el sacerdocio de Jesucristo”. Además de lavar los pies a algunos de los detenidos, explicó que con ese evento “nos acercamos a cada uno para ofrecerles un gesto de fraternidad y una palabra de aliento”.
Monseñor llegó a las ocho de la mañana del Jueves Santo al Centro Penitenciario. “El capellán me aguardaba para decirme, con preocupación, que no permitían que entrara y celebrara. Eran órdenes superiores”, denunció Moronta.
Y como estaba preparado, el sacerdote
le dijo al capellán que no se preocupara, porque si el problema era su
presencia, entonces que celebrara él transmitiéndoles a los privados de
libertad su saludo y bendición.
Así no pudo el Obispo celebrar el
tradicional “lavado de los pies” que representa una acción de humildad, y que
reproduce el gesto de Jesús de Nazaret cuando lavó los pies de sus discípulos,
cuando les dijo: “Pues si yo, el Señor y el
Maestro, he lavado vuestros pies, vosotros también debéis lavaros los pies los
unos a los otros”.
Monseñor Moronta no ocultó la prohibición que tuvo para entrar a la cárcel de Santa Ana y en un mensaje que difundió a través de las redes manifestó: “En la Constitución, además de los derechos fundamentales que brotan de la dignidad humana, se declara la libertad de culto si conlleva el recto desarrollo del ministerio sacerdotal. No se trata de un acto cualquiera ni mucho menos de tipo político”.
Agregó, “La ceremonia de hoy expresa la caridad y en el caso de los privados de libertad es una manifestación de la opción preferencial por los pobres. En una autentica democracia, con libertad y justicia, eso no pasaría”.
“Lo siento mucho por quienes
esperaban al obispo, que acudía como pastor. Están siempre en mi oración.
Oro también por quienes tomaron esa decisión, pidiéndole al Sumo y Eterno
Sacerdote toque sus corazones y le de la gracia y luz que tanto necesitan. Seguiremos
siendo fieles a Jesús, y en comunión de servicio eclesiales al pueblo de Dios”,
finalizó el mensaje de Moronta.
La carta del Obispo
La extensa
carta de Monseñor, se resume en varias oraciones:
Ø “No es ningún secreto que hoy atravesamos la
más grave crisis política, económica, social y moral que azota al país”.
Ø “No se
puede negar el deterioro de la calidad de vida de los venezolanos”.
Ø “Ha crecido la pobreza crítica y los índices
de desnutrición son altísimos”.
Ø “La salud se ve desguarnecida en todos los
sentidos, desde la atención hospitalaria hasta la consecución de medicamentos”.
Ø “Existe una “guerra económica” pero no contra
el Gobierno ni las instituciones del Estado, sino contra el pueblo: la guerra
de la corrupción”.
Ø “La del saqueo del así denominado “arco
minero” que, amén de destruir la “Casa común de la Creación”, ha permitido que
no pocos se llenen de las ganancias de la minería ilegal”.
Ø “En nuestra región tachirense se siguen
aumentando las colas para adquirir la gasolina”.
Ø “El contrabando de combustible es escandaloso
y casi “irreversible””.
Ø “Sería bueno que el SEBIN, en vez de andar
persiguiendo a quienes piensan diferente al Gobierno, se dedicaran a hacer
labores de auténtica inteligencia: así podrían descubrir la presencia de grupos
irregulares en el país”.
Ø “Podrían conseguir a los responsables y
miembros de las mafias que trafican con personas y llevan a muchos jóvenes y
adolescentes venezolanos a la prostitución en otros países”.
Ø “Aunque no guste, la inmensa mayoría del
pueblo, sufre una crisis de carácter humanitario. Se lo puedo atestiguar”.
Ø “Ustedes hace mucho tiempo que no caminan
libremente por en medio de la gente”.
Ø “Para que haya diálogo verdadero, hay que
escuchar de verdad, con sinceridad, al mismo pueblo. Y eso ni se ha dado ni
parece darse”.
Ø “Atrévase a escuchar a ese pueblo que quiere
ser tratado con dignidad y justicia, pero en paz y sin revanchismos”.
Ø “Si Usted lo escuchara, podría sensibilizarse
y así permitir que quienes quieren ofrecer una ayuda humanitaria, lo realicen:
es el bien del pueblo, no el de un grupito lo que de verdad interesa”.
Ø “El pueblo le pide respeto a su condición, a
su dignidad y a sus derechos”.
Ø Le solicita elecciones libres, con un nuevo
CNE. “La inmensa mayoría de los venezolanos está pidiendo que ya no siga al
frente del Poder Ejecutivo”.
Ø “Arriésguese, y la historia será mucho más
benigna con Usted”.
Ø “Evite el derramamiento de sangre; deje a un
lado la persecución a los disidentes; escuche y sienta el padecimiento de un
pueblo que quiere libertad y justicia, pero con dignidad y sin opresión”.
Ø
“Aunque Usted no lo crea: le
ofrezco una oración para que el Dios de la Vida, manifestado en Jesús de
Nazaret, le dé la sabiduría y la luz del Espíritu para que tome la decisión más
conveniente para Usted y para todo el pueblo venezolano”.
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