Los ataques ocurrieron en el cacerío Boca de Grita, donde Los Rastrojos controlaban la zona. La guerrilla colombiana ha declarado un paro armado de 72 horas
Sebastiana Barráez/ 16 de febrero 2020
@SebastianaB
Mientras el Gobierno venezolano anunciaba los
preparativos para los ejercicios militares Escudo Bolivariano para el 15 y 16
de febrero, simultánea y “casualmente” la guerrilla del Ejército de Liberación
Nacional (ELN) arrancó el 14 de febrero un paro armado por 72 horas en
territorio colombiano. Pero en Boca de Grita, población tachirense, el viernes
en la noche llegó el ELN y atacó, porque al grupo guerrillero, que viene
avanzando por todo el norte del Táchira, solo le faltaba llegar a esa zona.
“Los elenos tomaron Boca de Grita anoche (viernes) y
destruyeron La Enfermería, como le decían al cuartel central de Los Rastrojos.
Ayer sábado, después del mediodía, varios de los paramilitares, incluyendo su
comandante alias Brayan, se desplazaron hasta Caño Motilón en el Catatumbo, en
tres vehículos y trasladaban en el planchón de una camioneta a varios heridos”,
dice una fuente a Infobae.
“Varias mujeres paramilitares o parejas de los
Rastrojos se lanzaron por el río y lo cruzaron para salvarse, luego de la
destrucción de La Enfermería, porque los elenos le cayeron a plomo al lugar”.
Ayer sábado aparece la Fuerza Armada Nacional
Bolivariana en Boca de Grita, sobrevuelos de helicópteros y tropa recorriendo
el pueblo. El pueblo sin luz durante gran parte del día.
Boca de Grita es, más que un pueblo, un caserío pequeño. Los paracos están en todo el lugar. La pequeña plaza lucía tenebrosa, con gran cantidad de hombres jóvenes ahí sentados, con bolsas plásticas y motos. Son ellos quienes vigilaban quien entra y sale del pueblo.
Cuando se llega a Boca de Grita hay un punto de
control de la Policía Nacional, más adelante está el de la Policía del Táchira
y casi al cruzar el puente Unión está el de la Guardia Nacional Bolivariana. Todos
conocen a Los Rastrojos, se relacionan con ellos y hasta tienen amigos y
socios.
Los enfrentamientos
Además de los tres miembros de Los Rastrojos
capturados, que anunció Freddy Bernal, en lugar de hacerlo la Fuerza Armada
Nacional, estaría un individuo llamado alias Juan Carlos, querido y defendido
por la gente del pueblo. “Él pertenece a La Empresa (así llaman a Los Rastrojos
en la zona) y los pobladores empezaron a trancar la vía para evitar que se lo
llevaran detenido. Ahí comenzaron los enfrentamientos entre Los Rastrojos y la
FANB”.
Hubo tiros desde territorio venezolano hacia el
colombiano y viceversa, pero no hacia Puerto Santander, sino por la parte sur
de Boca de Grita.
Causa asombro que, siendo Los Rastrojos un sanguinario
grupo paramilitar colombiano, haya gente común en esos pueblos fronterizos que
los defiendan. “Es que son ellos quienes resuelven los problemas”, es el
argumento más común.
De alias Juan Carlos dicen que “lo quieren porque es
quien financiaba muchas cosas, incluso cirugías médicas en la zona”.
El reporte del gobierno venezolano habla de la captura
de los tres paramilitares, pero no de los funcionarios que resultaron heridos y
que fueron trasladados en los helicópteros de la Fuerza Armada.
Habitantes de la zona denunciaron que los militares
entraron a las casas tumbando puertas, además detenían a cualquier persona que
encontraban en las calles.
Con los paracos también
De abusadores califican algunas personas de la zona a
Los Rastrojos. “Estaban descarados. Entre el contenedor que está en el puente
Unión y la alcabala de la Guardia Nacional estaban los paramilitares con su
alcabala propia. Le cobraban a cualquier persona que iba a pasar de Boca de
Grita a Puerto Santander (territorio colombiano)”.
De nada servía acudir a los militares ante los cobros
que hacían Los Rastrojos, porque la respuesta de los funcionarios era: “lo que
ellos (los paracos) digan”.
Eran Los Rastrojos quienes les ordenaban a los
guardias que detuvieran a determinadas personas, “cuando éstas llevaban sacos o
costales con productos para Colombia”.
“Si pretendías pasar con los niños, los paramilitares
eran quienes te pedían el permiso para pasar, sin que la GNB hiciera
nada”.
Hay quienes los veían a veces sentados bajo un árbol.
“Desde ahí ordenaban a quienes pasaban con bolsas que debían pagarles dos mil
pesos colombianos por cada una. Gente que iba con su maleta de ropa también
debía pagar. Si a una de las mujeres del SAIME que están ahí mismo le gustaba algo
de lo que llevaban quienes pretendían pasar le puente, se lo quitaban”.
En Boca de Grita los paramilitares no permitían la
llegada de vendedores que no fueran los que pagaban su respectiva “vacuna” o
impuesto. “Incluso, cada unidad de transporte público debía pagarles para
entrar y salir del pueblo”.
El coronel José Luis
Palomino, comandante de la Policía de Cúcuta, dijo que desde Venezuela, a causa
del enfrentamiento entre la guerrilla y paramilitares, recibieron en territorio
venezolano a dos heridos con armas de fuego.
Agregó el funcionario
del vecino país que hay unas 150 personas que pasaron hacia Puerto Santander y
son atendidas como refugiadas.
El paso fronterizo fue
cerrado por las autoridades venezolanas, según confirmó la alcaldesa de Puerto
Santander, Virginia Torres.
En horas de la noche un supuesto panfleto del ELN se
dio a conocer en Boca de Grita, donde se les advertía a los habitantes de ambos
lados de la línea fronteriza que “se le agradece a la comunidad no intervenir
en nuestra operación, ya que, si no acata la orden, tendrán que atenerse a las
consecuencias. Se le dará la oportunidad a aquellas personas que tienen
vínculos con los paramilitares, que se hagan a un lado y se les respetará la
vida”, se lee en el panfleto.
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