Sebastiana Barráez/ sábado 20 de marzo 2021
@SebastianaB
Especial para FronteraViva
Sabaneta, capital del municipio Alberto Arvelo Torrealba, es un pueblo del estado Barinas, que quizá permaneciera en el olvido de no ser porque Hugo Chávez lo hizo referencia por ser su ciudad natal. Pocas veces hay protestas, o no se divulgan. Quizá en el realismo mágico que a veces cae sobre los pueblos, las consecuencias de la muerte de una mascota hicieron que la pacífica población protestara, olvidara las medidas de bioseguridad y se le plantara a las autoridades del pueblo. Esta es la historia.
En esa población está
el 933 Batallón Especial de Asuntos Civiles “Cnel. Miguel Palacio Fajardo”, donde
ocurrió la insólita historia que refleja el uso de la administración de
justicia en la Venezuela, pero también cómo portar arma hace que un militar
abuse de su poder.
En la mañana del jueves 11 de marzo 2021, Francisco
Padilla, un joven de 29 años, estaba trabajando en un camión 750 marca Ford,
trasladando un cargamento de yuca para el caserío Calceta, a unos 10 kilómetros
de Sabaneta, para así completar la carga y seguir hasta Valencia, capital del
estado Carabobo; eran cuatro horas de viaje para llegar al destino de entrega
de la carga.
Al aproximarse al 933 Batallón, done hay por lo menos
cuatro reductores de velocidad (policías acostados como se les conoce en
Venezuela), se disponía a pasar frente a esa instalación militar,
sorpresivamente un hermoso perrito se le atravesó y lamentablemente, los
obstáculos de la vía le impidieron maniobrar con mayor celeridad, atropellando
al animalito, que resultó muerto al contacto con el pesado vehículo. Padilla
continuó su camino.
El joven siguió hacia Calceta, cuando poco después
llegó al lugar una comisión de funcionarios del Batallón, lo arrestaron con el
argumento de haber cometido maltrato animal, lo culparon de ir a exceso de
velocidad y de intento de atropello contra transeúntes.
Lo esposaron, como un delincuente, y lo llevaron hasta
el Batallón. Ahí se enteró que el canino es de una raza muy costosa, bulldog francés,
y que era la mascota personal del segundo comandante de la unidad militar,
Mayor (Ej) Ferreira. Le solicitaron mil 600 dólares para liberarlo, pero como
no los tenía, lo presentaron ante el Ministerio Público.
El exceso fue tal que retienen el camión con la carga
de yuca, cuando Padilla solo es chofer, además de ser un joven humilde,
trabajador y padre de familia. La indignación del pueblo no se hizo esperar.
Al parecer el Mayor del Ejército estaba trotando y el perro
saltó de sus brazos y fue a parar a las ruedas del camión. El oficial estaba
muy afectado por la muerte del animalito “a quien trataba como un bebé, dormía
y comía con él”, revela un vecino de Sabaneta. Y resulta lógico su indignación,
pero Padilla no fue a matar al perro, sencillamente se le atravesó al escapar
de su dueño y ocurrió el accidente.
El oficial debió tener mayor
cuidado con su buldog francés y no tenía por qué ordenar que detuvieran a
Padilla. “El mayor no es nada amistoso, es grosero y prepotente, pasa por
encima de cualquiera sin importar la condición de la persona”, relata un
habitante de Sabaneta, quien agrega que el Mayor Ferreira “es el encargado del
surtido de la gasolina acá en Sabaneta y hace lo que le da la gana con la
necesidad del pueblo y con la gasolina”.
El pueblo protestó
Cuando los habitantes de
Sabaneta se enteraron de que Francisco Padilla estaba preso, y además por un
accidente, se rebelaron, salieron a protestar contra el abuso de poder de los
militares.
El domingo 14 de marzo más de
500 personas salieron a la calle, lo que representa una multitud en un pueblo
de poca población: hicieron una marcha por las calles de Sabaneta hasta la alcaldía,
donde pidieron hablar con la alcaldesa Zenaida Gallardo para que sirviera como
mediadora y Padilla fuera liberado, a la vez que pedían el cambio de Ferreira
para otro comando. “Es un acto de injusticia y de abuso de autoridad, como todo
acá en Venezuela”, dijeron los vecinos.
La alcaldesa nunca llegó porque
ella no vive en el pueblo, ella vive en la capital del estado Barinas. El que sí
se presentó fue el director de la alcaldía, Noel Zamudio, quien no dio ninguna
respuesta satisfactoria, porque enfrentarse a los militares no es nada fácil y
menos en los pueblos del interior del país.
Una persona del pueblo explicó
que contra Ferreira estalló un sentimiento de indignación, porque además de su
conducta poco amable con la población, se desplazaba en una camioneta de lujo,
siempre acompañado del canino. “Iba a comer, con el perro, a los mejores sitios
de comida rápida en Sabaneta. Muchos nos preguntamos si el sueldo de Mayor da
para todos esos lujos”.
A Francisco Padilla lo quieren
en el pueblo de Sabaneta. “Es un muchacho humilde, trabajador, padre de un niño
de 3 años, reconocido deportista de béisbol y softball, de acá de sabaneta; ha
representado a nuestro pueblo en diversas competencias a nivel nacional, con
una conducta intachable. Lo que hizo estallar a la gente es que en el Batallón lo
trataron como a un criminal”.
La presión con las protestas
en la calle y a través de las redes sociales, llegó a oídos del Gobernador y
autoridades policiales, pero nadie lograba ejercer el poder, hasta que se
presentó un oficial oriundo de Sabaneta y con amigos en la Fuerza Armada, quien
logró la libertad de Padilla.
https://www.fronteraviva.com/el-simpatico-perrito-muerto-de-un-militar-llevo-a-la-carcel-a-un-hombre-humilde-y-a-un-pueblo-a-levantarse-contra-la-autoridad/
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