La propaganda chavista hizo un anuncio grandilocuente, pero la realidad fue otra: solo retiraron los contenedores que habían colocado en el puente para impedir el paso de la ayuda humanitaria en 2019
Sebastiana Barráez/ jueves 7 de octubre 2021
@SebastianaB
Cientos de personas llegaron a los puentes internacionales, ubicados en la frontera entre Táchira (Venezuela) y el Norte de Santander (Colombia), para pasar al otro lado de la frontera, sin correr el riesgo que implica atravesar alguna de cientos de trochas que controla la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN) y militares venezolanos. La ansiedad en el rostro de cada uno era de esperanza, ante el cacareado anuncio de la llamada “apertura de la frontera”.
Después del evento con el que el candidato del Partido
Socialista Unido de Venezuela (PSUV), logró gran centimetraje y espacio en
medios nacionales e internacionales creando la expectativa de la frontera que
sería reabierta, aquellos que esperaron por horas se percataron de haber sido
engañados. Otra vez funcionó la manipulación de información oficial por parte
del régimen venezolano. Cientos de titulares en medios internacionales, que
desconocen la realidad de la frontera, se hicieron eco de la propaganda que los
funcionarios de Nicolás Maduro quisieron vender como cierta.
La frontera no fue cerrada en el 2019, sino mucho
antes, y ahora no fue reabierta solo quitaron los contenedores colocados para
evitar el paso de la ayuda humanitaria en 2019. El mismo funcionario que
lideró, junto con militares y bandas de choque, la operación para evitar el
ingreso de los camiones ese 23 de febrero 2019, es el policía Freddy Alirio
Bernal Rosales, el mismo que otra vez, rodeado
de militares, funcionarios y “colectivos” retiró el lunes 4 de octubre
2021 el último de los contenedores que ellos habían atravesado hace más de dos
años.
No pasó de ser un acto efectista la supuesta “apertura de la frontera”. Por los puentes siguen pasando, como lo hacen desde hace tiempo, solo los que son atendidos por razones de salud en la ciudad de Cúcuta y previa presentación de los informes médicos que lo justifiquen o que enseñen las citas para los tratamientos, mayormente oncológicos, que los venezolanos van a hacerse a Colombia por la imposibilidad de hacerlos en Venezuela.
La burla de supuestamente abrir la frontera la revela el presidente de la Asociación de Auxiliares Aduaneros del estado Táchira, Luis Nelson Urueña Ibarra en cuya directiva está Antonio Soto, Álvaro Paz, Hurtado Coronel, entre otros, . “Fui personalmente invitado por Freddy Bernal para que asistiera, como yo diría, a esta payasada, porque realmente no recibimos ningún beneficio. San Antonio del Táchira no va a ser beneficiado con la “apertura” comercial, tampoco va a ser beneficiado con el paso peatonal por el momento”.
“Solo quitaron los contenedores. Traté de que los
sacaran, ya estando montados sobre las gandolas, y nos prohibieron la salida.
Fui a hablar con los militares, pero dijeron que los iban a dejar ahí. Los descargaron
junto al parque de La Fraternidad, en la vía hacia la casa de la señora Dalila;
ahí dejaron los dos contenedores de 40 pies”.
“Dijeron que habría paso por Ureña y solo algunos
productos, según maneja Bernal. Esto nos molesta mucho porque fueron 31 meses
de lucha, sopotocientas reuniones, informes, trabajos, proyecciones de fuerza
laboral sobre mano de obra contratada, sobre bienestar social y económico para
la frontera; todo eso constaba en diferentes documentos, que no sé qué hicieron
con ellos, porque quizá ni los leyeron”.
Está convencido que “en cualquier momento que les dé
la puntada, buscan un montacargas, toman los contenedores y los vuelven a
atravesar en el puente. Triste decirlo, pero esa es la realidad. Se burlaron de
nosotros, nos hicieron trabajar como negros para nada, quedando a ver si por
Ureña hay la posibilidad de que no limiten el ingreso de mercancía, pero la
información que teneos es que de ser así solo será unos rubros, no todos”,
finalizó diciendo Urueña Ibarra, presidente de los aduaneros en la frontera.
Dos días después, el 21 de agosto ordenó trasladar al Táchira a 1.500 tropa
para realizar un “operativo de seguridad desplegado” como respuesta al
ataque a militares venezolanos. Fue cuando Maduro decretó, según Gaceta 6.194,
un Estado de Excepción por 60 días en cinco municipios del estado Táchira,
para después de esos 60 días. Al otro día, 22 de agosto, el mandatario
sentenció que “hasta tanto no se restablezca la normalidad, no voy a abrir la
frontera, hasta que dejen el ataque. Digan lo que quieran, pero no voy a
abrirla, es mi responsabilidad”. Ahí empezó todo el cierre de la frontera.
Más de un año después, en septiembre 2016, fue
restablecido, con ciertas condiciones, entre ellas que solo había paso de carga
desde las 8 de la noche hasta las 12 de la medianoche; así permaneció hasta
septiembre 2018, cuando nuevamente las autoridades venezolanas cierran el paso.
Hace seis años, el 24 de septiembre 2015, los Presidentes de Venezuela
y Colombia, acordaron en Quito, la normalización progresiva de la frontera. Para
ese momento los aduaneros auxiliares y
las empresas de transporte del Táchira y Zulia, esperaban por una reunión de
cancilleres que se realizaría en Caracas para aprobar el paso de mercancías que
estaba suspendido, desde el 19 de agosto 2015, después que ocurrió el cierre de
la frontera por un decreto del gobierno venezolano.
En
agosto 2015, el presidente de la Cámara de
Integración Económica Venezolana Colombiana, Víctor Montiel, dijo que por
las aduanas de San Antonio y Ureña pasa más de 60% del comercio entre ambos
países, lo que representó casi 2 millardos de dólares en el año 2014.
El 21 de septiembre 2018, autoridades
venezolanas cerraron el paso de mercancía por la frontera con Colombia, sin que hubiese habido una explicación
oficial. La excusa que se le dio verbalmente a los transportistas que
reclamaban información es que se estaba implementando un plan piloto para
evitar una invasión que desde el Gobierno de Nicolás Maduro estaba seguro iba a
ocurrir por parte de los Estados Unidos. La medida la aplicaron en Táchira,
pero no en la Aduana de Paraguachón en Zulia.
Las
68
agencias de aduanas, 18 almacenadoras y 28 transportistas entraron en pánico
porque se quedaron por lo menos 35 unidades de embarque retenidas, unas en
Colombia y otras en Venezuela. Una semana después hubo protestas, pero los
organismos se peloteaban la responsabilidad de ese cierre, que continúa hasta
hoy.
Los aduaneros reclamaron que mientras la aduana de
Paraguachón por el estado Zulia sí funcionaba, la del Táchira con Colombia
estaba cerrada. “Cuando permiten el trabajo, hay inversión económica, ya que los lazos
se van a unir entre los países hermanos. Aparte de eso, traemos mercancía que
viene de otras naciones. “Nosotros lo que queremos, con la apertura de los
pasos fronterizos, es que haya fuente de trabajo, ya que, al haber plaza
laboral, todo el mundo percibe algo y hay un sustento para llevar a la casa”,
le dijo Ciro Alfonso Amaya, dedicado al sector transporte, en febrero 2020 al
periodista Jonathan Maldonado.
Aquella frontera, que era la más viva de América
Latina, por la que pasaban vehículos particulares y de transporte, camiones de
carga, personas, estudiantes, trabajadores y mucho más quedó atrás desde que
Hugo Chávez insistió en ver al gobierno colombiano como enemigo.
Después la revolución descubrió que mantener la
frontera cerrada permitía el mínimo control de los grupos irregulares y la millonaria
industria del contrabando. Así las trochas son un negocio para el ELN y
militares venezolanos, pero también para que entre y salga solo lo que el
régimen venezolano quiere, aunque sea ilícito.
Lo único nuevo que pasó la frontera fue la retirada de
los contenedores y las promesas, de las cuales hay bastante en el pasado, de
que quizá pronto permitan el paso de algunos productos.
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