Miembros de la asociación de ganaderos aseguraron que "cuando se acude a esos militares para denunciar parece que actúan intencionalmente de manera tardía"
Sebastiana Barráez/ domingo 12 de junio 2022
@SebastianaB
No más de una docena de hombres, armados con pistolas, llegaron la madrugada del viernes 20 de mayo 2022 al hato Montevideo, propiedad de la Compañía Agropecuaria Venezuela (Agrovenca), ubicado en el municipio Rómulo Gallegos del estado Apure, a hora y media de Guasdualito, capital del municipio Páez. Sometieron al personal, lo maniataron, le quitaron los celulares y al final de la tarde, ya anocheciendo, se habían robado los caballos y las posturas, así como 700 reses. Todo eso ocurrió mientras en terrenos de ese hato hay una instalación militar, al mando del comandante Mora Plata, quien tiene más de un centenar de hombres a su cargo.
Los
obreros de Montevideo debieron esperar hasta el día siguiente cuando amaneció
para avisar lo que había ocurrido. El dueño del hato, Egas Fuentes, notificó a
las autoridades del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y
Criminalísticas (Cicpc) y a la Dirección de Contrainteligencia Militar (Dgcim).
“Los obreros fueron obligados por los asaltantes a matar una res; a las mujeres
las obligaron con eso a prepararles la comida”.
En la entrada del hato, donde está la conocida Y de
Daico, aunque el gobierno se la cambió por Y de Los Curitos, pasa el camino
hacia Guasdualito, Mantecal y Elorza, está desde hace 35 años, una instalación
militar, con unos cien hombres al mando del teniente coronel de la Guardia
Nacional Bolivariana, quienes se dieron por aludidos dos días después del
asalto al hato. “Lo que pasa es que el comandante Mora Plata se la pasa en San
Fernando y deja a cargo en ese comando a un capitán que no puede tomar
decisiones propias y depende de lo que le diga el teniente coronel cuando logra
comunicarse con él”, menciona un productor.
Tres y cuatro días después se apersonaron al problema
ocurrido en el hato Montevideo, los funcionarios del CICPC y el Comando
Nacional Antiextorsión y Secuestro (Conas), un general con 30 o 40 hombres, que
se instalaron en el hato. Pasaron varios días, durante los cuales interrogaron
con mucha rudeza a los trabajadores de Montevideo, partiendo de la sospecha de
que hubo complicidad interna. “Incluso golpearon a uno de los obreros”.
Un productor de la zona reveló a Infobae que “el
problema es que los funcionarios de esos organismos no se la llevan bien entre
ellos, no coordinan actividades conjuntas y por eso se limitaron a la sospecha
de la complicidad interna y de que el ganado salió graneado durante varios
días. No es la primera vez que esa excusa se utiliza. Los funcionarios dicen
eso porque no pueden justificar que hayan pasado por las narices de los
militares 600 animales. Usted lo oye así de fácil, pero no lo es”.
El constante abigeato azota la zona por lo que la
producción ha mermado a pasos agigantados. Lo que no se explica si los
militares están ahí instalados. “Esos guardias se dedican a atormentar a
quienes nos vemos obligados a pasar por ese lugar. Cuando roban ganado o
suceden actos delictivos con los grupos irregulares uno acude a esos funcionarios,
pero en realidad no hacen nada o ponen excusas para actuar”, le dice a Infobae
José Chacón, quien vive cerca de Guasdualito y transita por esa ruta.
Miembros de la asociación de ganaderos le dijeron a
Infobae que “cuando se acude a esos militares para denunciar parece que actúan
intencionalmente de manera tardía”, tal y como ocurrió con lo sucedido en
Montevideo.
Carlos Antonio es colombiano y vive desde hace muchos años en territorio venezolano “porque en Elorza nacieron, crecieron y están mis hijos”. Todas las semanas pasa por la carretera hacia Guasdualito “y lo que ocurre en la zona da miedo y tristeza. Y los guardias de ese puesto en la Y están uy corrompidos: por ese puesto pasa ilegalmente ganado sin guías o con guías falsificadas, pasan droga y cualquier cosa”.
Así,
cuando se llega a la Y de Los Curitos se toma a la derecha vía Mantecal; a los
5 kilómetros está le entrada del hato por terraplén de tierra, con distancia de
1.3 Km a las instalaciones del Montevideo. Del fundo Tres Matas, por donde
supuestamente sacaron las 600 reses, hay casi dos Km hasta el comando de la
GNB.
Los dueños del Hato Montevideo han refutado la versión
de las autoridades de que el ganado salió graneado, porque unos días antes se
había hecho el conteo del ganado dando con precisión la cantidad del existente,
más de 700, en ese potrero. “Los asaltantes llegaron directo hasta donde estaba
el ganado, sabían que estaba ahí y ni siquiera se molestaron en preguntar si
había gente en la casa principal, porque sabían que no había; es decir, habían
sido informados”, y así se lo dijeron los dueños ante la Asociación de
Ganaderos.
Días antes había sido despedido un caporal, quien
tiene y mantiene varias mujeres, y que necesitaba ampliar sus fondos y cayó,
junto a otro llanero, por graves sospechas de robos anteriores, entre ellos
uno, ocurrido en noviembre del año pasado, donde se llevaron 100 animales,
entre ellos 70 toros padres, la mitad de los reproductores. “En esa oportunidad
tampoco hubo diligencia por parte de las autoridades en la investigación”,
según el reporte de entonces.
Cuando ocurre ahora el robo de las 700 reses, el
general que llegó al hato pidió un helicóptero para seguir el rastro del
ganado, pero finalmente solo obtuvo una avioneta que apenas alcanzó a divisar
algún ganado en Puerto Infante, en la frontera del Arauca con Colombia. “El
lunes 23 de mayo se sabía en Guasdualito que, esa madrugada, el ganado robado a
Egas Fuentes había cruzado hacia territorio colombiano”.
Otro ganadero de la zona, Otilio Peñaloza, con influencias políticas y militares colaboró en la recuperación de algunas reses, pues aportó hombres y caballos, además de recibir al general de brigada Anderson José Rendón Zambrano, jefe del Comando de Zona para el Orden Interno Nr. 35 de Apure.
Frente al hato Montevideo de Degas Fuentes, está el hato Campo Alegre de su hermano Gilberto Fuentes, el mismo a quien hace unas semanas, el grupo GRIS al mando de Tamani Bernal, le allanó el hato El Porvenir, en la lengüeta de Barinas, entre Táchira y Barinas, en la vía a Apure. (www.sebastianasinsecretos.com/2022/05/venezuela-el-hijo-del-gobernador-del.html).
Los Fuentes son una familia tachirense de larga
tradición ganadera, porque su abuelo y su padre también lo fueron; nacieron y
se criaron en el llano, reconociéndose entre el ganado, el ordeño, la cría, la
llanura bravía y maravillosa. También han sido víctimas de la delincuencia, de
los ladrones de tierras y animales, de funcionarios corruptos e inescrupulosos.
Gilberto Fuentes fue secuestrado, hace años, por las Fuerzas Armadas
Revolucionarias de Colombia (FARC).
Campo Alegre era uno de los hatos más grandes y
productivos de Apure hasta que el entonces fiscal Danilo Ánderson le abrió un
procedimiento, que duró años, con la excusa de “daños al paisaje”; de inmediato
la guerrilla se fue apropiando del ganado y ocupando el lugar. Al final se
robaron más de 20 mil reses y el lugar se convirtió en guarida de guerrilleros
y delincuentes comunes.
Frente a Campo Alegre está el hato Montevideo de su
hermano Egas Fuentes. De las más de 700 reses que los delincuentes robaron del
hato Montevideo se lograron recuperar 120 que se quedaron en la vía y se
devolvieron casi solos hacia los potreros.
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