Luis Haguit Izaguirre Martínez escapaba de una casa en la que había sometido a una familia, uno de cuyos integrantes lo atropelló instantes después
Sebastiana Barráez/ miércoles 7 de diciembre 2022
@SebastianaB
Dos jóvenes fueron detenidos después que un hombre murió arrollado. No fue un accidente precisamente, pero tampoco el fallecido, Luis Haguit Izaguirre Martínez (40 años), era un transeúnte común, en realidad era un militar con carnet de la DGCIM. El incidente tiene, de un lado, a un grupo de cinco delincuentes, y del otro, a una familia con varias víctimas. No hay una versión oficial de lo ocurrido, quizá porque no era más que una acción delictiva, robo y secuestro, contra la familia de Carolina Esther Estanga y Alejandra Silva, cuyos sobrinos son los presos.
Lo primero que se supo es que, el 3 de diciembre, en
horas del mediodía, un hombre murió arrollado por el vehículo de una de las
personas a quienes había atacado en la urbanización Rancho Grande,
calle 44, sector Ezequiel
Zamora, parroquia Bartolomé Salom, Puerto Cabello, estado Carabobo. Se agregó que los
supuestos delincuentes habían huido en dos motos y que uno de ellos, Izaguirre
Martínez, lo hizo a pie, siendo arrollado, llamando la atención que tenía,
además de la cédula de identidad, documento de la Fuerza Armada como Sargento
Mayor de Tercera y carnet Nr. 7494 como funcionario de la DGCIM.
El joven que arrolló al funcionario de
la DGCIM tiene 23 años y es hijo de Carolina Esther Estanga y sobrino
de Alejandra Silva. Fueron detenidos él y su hermano.
Izaguirre Martínez, junto a dos hombres, que se
desconoce si también eran funcionarios de la DGCIM, salieron huyendo de la
vivienda, donde tenían amordazados y secuestrados a varios miembros de una
familia, después que una de las víctimas logró soltarse y salir a la calle
pidiendo auxilio. Los victimarios salieron a prisa del lugar, dos de ellos se
marcharon en la moto, dejando a Luis Haguit Izaguirre, quien al correr para
marcharse fue atropellado por la camioneta de una de las víctimas.
Luis Haguit Izaguirre Martínez
había estado adscritos al entonces Comando Regional N° 5, Destacamento de
Seguridad Urbana Caracas, como sargento de la Guardia Nacional. Y para el
momento del suceso aparece como funcionario de la DGCIM.
Abundan los testimonios de víctimas de funcionarios de
la Dirección General de Contrainteligencia Militar (Dgcim) que llegan a las
viviendas, rompen cerraduras, allanan sin orden, roban prendas, se llevan
vehículos, incautan equipos portátiles y se llevaban a personas que
desaparecían por varios días hasta que después quedaban en libertad y los
presentaban ante algún tribunal. Una de esas características es que vestían de
negro, algunas veces encapuchados y con armas largas.
El hecho es sórdido, causando un incómodo silencio en el organismo de Inteligencia estatal, más aún porque ocurre en un territorio donde el teniente Coronel Alexander Granko Arteaga, jefe de la Dirección de Asuntos Especiales (DAE) de la Dgcim tiene marcados intereses.
Hay videos y testigos
Carolina Esther Estanga, dijo a través de un video,
que a su casa se metieron varias personas, la apuntaron con arma de fuego, la
amordazaron y le pedían dinero. “Todavía tengo marcas en las manos. No sé por
qué ellos decían que yo tenía dinero”, dice a la vez que estima en más de media
hora el tiempo en manos de los delincuentes, Todavía estoy en shock”.
Relata que su hija, estando en el baño, logró llamar a
su hermana Alejandra Silva “a quien se le dio la voz de aviso de que estábamos
arriba secuestrados y que estaban unos hombres armados”.
Cuando Silva va a casa de su sobrino, relata Estanga,
ve que “a mi hijo también lo tenían amordazado”. El funcionario Izaguirre la
persigue, el joven logra zafar las ataduras y se va tras el Dgcim. “Mi hermana
logra meterse en la casa de un vecino. Al otro hijo mío le logra quitar los
precintos que tiene puesto, prende su vehículo y en esa persecución ocurre un
accidente de tránsito; el muchacho embistió a mi hijo y mi hijo lo embistió y
lamentablemente está muerto”.
Relata que se dio el careo, aunque no explicó con
quién, pero sí aseguró que existe una cámara que grabó todo lo ocurrido y en
ella se identifica a Izaguirre, asevera Estanga. Asegura que se ha pretendido
desvirtuar lo sucedido, que se siente sin apoyo y amedrentada.
“Todos los días viene un carro distinto a rodearnos la
casa, con chaqueta negra, moto grande, vestido de negro. No me dicen nada de
mis hijos, aunque les logramos pasar alimentos, aunque difirieron la audiencia
y no sé por qué; no tengo para pagar un abogado”.
Estanga pide al Ministerio Público que se esclarezca
el hecho, porque Luis Izaguirre, el hombre muerto, “se nos metió a nuestra
casa, a robarnos y a secuestrarnos, e incluso si le hubiese dado tiempo
hubiesen violado a mi hija porque él andaba con una ropa interior, hoy lo
quieren pintar como una víctima”.
Asegura que sus hijos son personas intachables y
trabajadoras. “Ellos son inocentes. Con los videos que hay, con las
declaraciones que tiene la PTJ (Cicpc), el fiscal y tránsito, porque hemos
declarado en todos lados y pueden notar que las declaraciones son las mismas.
Todos los vecinos vieron lo que ocurrió”.
Ella asegura que son víctimas y aun así “le doy mi
sentido pésame a sus familiares” dice refiriéndose a Izaguirre. “Somos víctimas
de un secuestro, somos víctima de robo. La persona fallecida era un funcionario
activo de la DGCIM. Temo por mi integridad física, temo por la seguridad de mis
hijos detenidos, temo por la sentencia que le vayan a dar a mis hijos siendo
inocentes”, finaliza diciendo la madre de los jóvenes presos por el hecho
ocurrido en Puerto Cabello.
Por su parte, Alejandra Silva, tía de los muchachos
detenidos “no es nada fácil para nosotros ser víctimas del hampa. Ya queremos
salir de esto y que mis sobrinos salgan de esta situación, porque son
inocentes. Tenemos los videos cuando el hombre me persigue y me encara; es
horrible tener tres días que cuando me acuesto y cierro los ojos, lo primero
que veo es la cara del hombre que me persigue”.
Asevera que en el video se ve cuando ella sale
“descalza, con el short al revés, corriendo y el hombre persiguiéndome; era la
vida mía o la vida de él. Le doy gracias a Dios por resguardar mi vida, la de
mi hermana y la de mis sobrinos”, dice finalmente.
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