Juan Antonio Herrera Betancourt, titular del Frente Institucional Militar, dijo que "se necesitan soluciones flexibles, no perfectas y rígidas"
Sebastiana Barráez/ martes 26 de diciembre 2023
@SebastianaB
Tomado de Infobae
“Tenemos la necesidad de transformar la fuerza armada, con la alerta del fracaso, teniendo presente que las fuerzas armadas no fracasan como las corporaciones”, dice el General del Ejército venezolano Juan Antonio Herrera Betancourt, quien tiene la dualidad de haber sido líder militar con el alto grado de General, pero también el del liderazgo político por lo que fue senador de la República en el extinto Parlamento Bicameral, a lo que debemos agregar que es casi lógico que también haya sido profesor universitario.
Quien
fuera alto oficial de la institución castrense, y hoy en día dirige el Frente
Institucional Militar (FIM), una agrupación que integra a 260 militares
retirados, agrega que “el mundo que enfrentamos, para la Fuerza Armada
venezolana, demanda flexibilidad, unidades más pequeñas que puedan combinarse y
usarse conjuntamente para cualquier contingencia. Se necesitan soluciones
flexibles, no perfectas y rígidas. El reto por afrontar es romper el molde,
mirando hacia adelante”.
Reflexiona
en que “ha habido fuerzas armadas en bancarrota que siguen existiendo, pero se
vuelven inútiles. Hay acontecimientos que revelan la decadencia y la falta de
aptitud. Y el problema histórico de una Fuerza Armada mal dispuesta no es un
simple problema político y de presupuesto. La burocracia la hace lenta en
adaptarse a las condiciones cambiantes”.
Por
ello es del criterio que “las transformaciones hay que hacerlas desde la cima,
reconociendo el cambio del entorno y reaccionando ante él, antes del dolor de
una crisis. Pero en situaciones, una crisis galvaniza a la gente hacia la
acción, venciendo la resistencia al cambio y evitando que la crisis comience
desde el fondo”.
“Podemos
estar en la cima y tenemos la percepción de que podemos ir hacia abajo, a menos
que podamos impulsar la organización hacia el cambio fundamental, para lo cual
tenemos que contar con dos herramientas fundamentales: comunicación y
demostración”.
¿Qué
comunicar?
Asevera
el general Herrera que “las organizaciones de alto rendimiento se comunican
activamente para compartir la información, y para hacer la transformación se
requiere comunicación hacia arriba, abajo y lateralmente, tanto dentro como
fuera de los límites de la organización”.
“Un
líder fomenta la comunicación mediante conferencias, discursos, noticiarios,
carteleras, boletines, otros, para crear conciencia de transformación y para
nutrir la fe del liderazgo. Comunicar la necesidad de crecer es crucial”.
“Una
vez que la arquitectura estratégica (el pensar) ha empezado a ocupar su lugar,
el líder puede dirigir la campaña mediante una serie de demostraciones del
futuro, cuidadosamente escogidas para lograr creyentes y crear impulso para el
proceso mismo de transformación”.
Afima
que “en la medida que este impulso aumente, la organización, poco a poco, se
convierte en algo distinto, se transforma. La sucesión ‘pensar, hacer y ser’,
es un proceso de acotar el futuro mostrando la nueva teoría de la realidad”.
Su
certeza es que “no importa cuán claras y convincentes sean las demostraciones,
para efectuar una transformación los líderes deben vencer la resistencia de la
gente al cambio, problema especial entre militares”.
“La
tendencia a mirar el futuro con los ojos de ayer conduce a la resistencia al
cambio y es característico de todas las organizaciones. Surge de la competencia
del hoy con el mañana, de las consecuencias involuntarias de nuestras acciones
y de la adversidad al riesgo personal”.
“Un
líder vence la resistencia conociéndola, acomodándose a las necesidades de la
gente hasta cierto punto razonable, y ayudándole a entender su papel. Vencer la
resistencia es un gran paso que influye en el ritmo al cual realizará la
transformación tanto como cualquier otro factor”.
“Una
vez que creemos el concepto general para la Fuerza Armada venezolana de la
posmodernidad, esto dará más confianza a la gente, a pesar de haber algunos que
no acaben de entender y sean problemáticos”, enfatiza el presidente del FIM.
Recomienda el general Herrera “pensar en la cultura de la organización como su personalidad colectiva, la cual define y reprime su conducta muy fuertemente. La transformación implica cambiar esas conductas muy arraigadas y apreciadas, y convencer a la gente de que nuestras ideas son sustanciales y no nuevas ideas sin contenido. Se necesita tiempo y empuje para romper la resistencia y no hay soluciones fáciles”.
Qué
hacer
Está
convencido el general Juan Antonio Herrera Betancourt que al observar cómo puede avanzar la Fuerza Armada
a lo largo de su transformación, se van a encontrar cuatro etapas. La primera
“evitar el cambio. Hay una tendencia a considerar perfecto el ayer y a llevarse
bien con las cosas como han sido un tiempo”.
Otra
es “soportar el cambio; cuando enfrentamos la necesidad de cambiar salen los
aspectos negativos. Luego está aceptar el cambio; cuando los experimentos
empiezan a madurar, la gente empieza a manejar los aspectos positivos de las
nuevas misiones, y el foco colectivo se mueve hacia aspectos más positivos”.
Y
la última de esas etapas qe “unirse al cambio, que es cuando se acepta el
hecho de que estamos transformándonos verdaderamente, y ver el proceso como una
herramienta para convertirse en algo distinto y mejor, donde la gente cambia y
la organización también”.
Es
por ello que “un líder, hoy, no puede esperar hasta que la organización perciba
una crisis. Debe enfocarse al futuro desde donde esté la organización en la
curva negativa y así nutrir una cultura positiva y creativa, marcada por el
optimismo”.
“Al
patrocinar las actividades y los eventos específicos diseñados para ilustrar y
mostrar el nuevo modelo, un líder alienta una cultura similar en los otros,
haciendo que miren más allá del presente y participen en la creación de la
nueva organización”.
“Podemos
predecir que la nueva Fuerza Armada de la posmodernidad, dispondrá de unidades
flexibles y combinables, probablemente más pequeñas pero más capaces,
organizadas alrededor de la información, lo que nos mantendrá unidos y hará que
todos nos sumemos al cambio”.
Por
otr aparte, el general Herrera se refiere al poder de la visión. “La
responsabilidad del líder es ver el futuro. Para crear futuro hay que ‘verlo’
primero y luego hay que comunicarlo de manera que la organización pueda
entenderlo, calmando los temores y levantando su confianza”.
“Es
necesario aprovechar la sabiduría y la energía de la Fuerza Armada para ayudar
a que la gente entienda y difunda un nuevo futuro. Luchar y vencer en los
enfrentamientos para garantizar nuestra independencia y soberanía, que será
siempre nuestra misión principal, pero tenemos que llegar a entender el
significado de lo que esos enfrentamientos puedan ser”.
Sugiere
“colocarse mentalmente en el futuro y, con los ojos de la mente mirar hacia
atrás, como hacen los corredores de larga distancia, ellos se ven en la linea
de llegada y miran hacia atrás para impulsarse hacia adelante. Verse en la línea
final, en el futuro, da la intensa concentración necesaria para ganar y para
hacer más fácil el trabajo constante y el reto del evento”.
El
futuro
Propone
Herrera imaginar el futuro porque ello “permite dejar de lado las presiones del
día y todas las razones por las cuales el futuro parece imposible. Se ve muy
distinto si uno mira desde mañana a si lo hace desde hoy, porque hoy vemos los
caminos lineales y avanzamos marginalmente; desde el futuro, se puede ver más
fácilmente cuales son los caminos más importantes, cuales llevan la mejor
cuántica”.
“Este
modo de razonar permite pensar en la transformación de la Fuerza Armada en
todas sus manifestaciones, no crear simplemente una visión, sino conectar la
visión en un contexto dentro del cual una organización puede actuar para crear
futuro”.
En
cuanto a la visión considera que “es un sentido del futuro. Es una posibilidad
imaginaria que se extiende más allá de la capacidad del día, y proporciona una
fuente intelectual desde hoy hasta mañana, y nos da base para mirar hacia
adelante, no para afirmar el pasado o el statu quo. El poder de la visión da a
los líderes una base para la acción positiva, el crecimiento y la
transformación”.
“Para
que sea eficaz, una visión debe describir el futuro en términos que la gente
pueda captar y comprender fácilmente. Debe llevar en sí un concepto del éxito
lo bastante simple para que la gente entienda los términos operacionales, es
decir, que puedan aplicar, en su papel o función en la organización de su
trabajo”.
“Una
visión facilita que los líderes trasciendan los asuntos cotidianos, creando un
contexto futuro dentro del cual estos pueden operar. Un líder usa su visión y
los valores para movilizar a la gente, para facilitar el cambio y el
crecimiento, para crear futuro para su organización”.
Finaliza
diciendo el general Herrera Betancourt que “una visión compartida proporciona
un sentido corporativo del ser, un sentido de propósito constante; trae consigo
una medida del éxito, trasciende los asuntos cotidianos, tiene un significado
tanto en el presente como en el futuro y facilita a los líderes, como a sus
seguidores, para actuar”.
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