Loredana Hernández está alarmada porque la pérdida de peso de su papá, Héctor Hernández Da Costa, y la poca rigurosidad en el tratamiento médico que debe cumplir
Sebastiana Barráez
@SebastianaB
“Corre riesgo la
vida de mi padre, el general (GNB) Héctor Hernández Da Costa, detenido en la
Dirección General de Contrainteligencia Militar (Dgcim). Su delicado cuadro de
salud se ha deteriorado a pasos agigantados”, así lo dice Loredana Hernández,
una estudiante universitaria, quien está alarmada porque la pérdida de peso de
su papá y la poca rigurosidad en el tratamiento médico que debe cumplir, pueden
tener un desenlace fatal.
En su rostro hay
firmeza. Con palabras decididas dice, en exclusiva para Infobae, que está
obligada a reclamar por la atención para su padre, quien no solo es un hombre
al que ama, sino quien siempre fue respetado y admirado por la institución
castrense.
La hija del
general, desde el mismo momento que los funcionarios de la DGCIM llegaron a su
apartamento a llevárselo, ha sido una defensora a ultranza del alto oficial.
Hizo un video cuando los funcionarios se negaban a identificarse y además no
presentan orden de aprehensión. Cuando uno de ellos la amenaza con quitarle el
celular, la valiente joven grita al reclamar el escrito del juez para entrar a “mi casa, porque esta es mi casa y no
hay ninguna orden de allanamiento. Deja de violar la Constitución”. Lo dijo con
una mezcla de miedo e indignación.
Desde entonces ha
reclamado por su libertad, ha llevado pancartas con la foto de su padre
pidiendo justicia, mientras pregona que él es inocente, que es un oficial
destacado, primero de su promoción.
“Mi preocupación
como hija es que a mi papá no lo están atendiendo como es necesario, porque él
tiene tres operaciones gastrointestinales, que le realizaron antes de detenerlo
el 13 de agosto 2018”.
Dice que es
preocupante que la alimentación que le suministran no es ni suficiente ni
apropiada, porque él venía recibiendo una dieta en su casa y después de ser
detenido de alguna manera le permitían, por orden del tribunal recibir la dieta
prescrita por los médicos.
Con las medidas
sanitarias, impuestas a raíz del surgimiento del Covid 19, en la DGCIM de
Boleíta, donde está detenido, prohibieron la entrega de alimentos. Les dijeron
que sería “hasta nuevo aviso”, lo que en el caso de su padre les preocupa de
manera particular por la situación de salud especial que él presenta.
“Ante la ausencia
de alimentos balanceados y de la dieta que requiere por su patología. Mi papá
presenta un cuadro de descompensación diabética, que es muy delicado, porque al
no tener los requerimientos alimenticios necesarios y apropiados, podría
sobrevenirle un coma diabético; eso nos lo han dicho sus médicos”.
Destaca Loredana
Hernández que el general Héctor Hernández Da Costa ha bajado mucho de peso. “Ya
es alarmante lo que sucede con él. Una de sus piernas presenta una inflamación
de color azulado, que indica el mal funcionamiento de circulación o no sabemos
qué le está sucediendo”.
En su informe
médico está explícito su condición especial de salud, sus operaciones
gastrointestinales, su problema diabético, así como sus problemas de
hipertensión y presenta prolapso de la mucosa gástrica. “El Tribunal emitió una
orden de traslado médico para que sea llevado a un especialista, pero no se ha
cumplido. Los informes médicos forenses certifican el delicado estado de salud
de mi padre, general Hernández Da Costa”.
“La Juez 27 Civil de
Terrorismo, Hennit Carolina López y los fiscales Farid Mora Salcedo y Dinorah
Bustamante, saben la situación de salud de mi papá. Yo temo por su vida, pues
el deterioro de su salud ha sido progresivo y acelerado en este momento”.
La joven Loredana
Hernández dice que “solicita al director de la DGCIM, mayor general (Ej) Iván
Hernández Dala y al Director de Investigaciones, general Carlos Enrique Terán
Hurtado permitirle que se le reanude el suministro de los alimentos
balanceados, específicamente de la dieta que debe cumplir, para no comprometer
su salud”.
Explica que “es
necesaria la asepsia de los útiles personales que le enviamos, porque la falta
de agua y jabón pueden ser caldo de cultivo para bacterias y microorganismos.
La piel y las extremidades de un diabético son extremadamente delicadas y
sensibles”.
“Ratifico mi
preocupación por la integridad y salud de mi padre, por el respeto a sus
derechos humanos”, finaliza diciendo la hija del general Hernández Da Costa.
Hay que destacar
que, en los sótanos de la DGCIM, especialmente en el más profundo de ellos, que
tiene pocos meses construido y a quien llaman La Casa de Los Sueños, es donde
está recluido el general Hernández Da Costa.
Si antes ya era
terrible para los presos en ese lugar, después de aplicadas las medidas
sanitarias por el Covid 19, proliferan las denuncias entre familiares de los
detenidos. No les permiten llevar alimentos y los que reciben se los apropian
los funcionarios en su totalidad o a veces les suministran una pequeñísima
parte a los detenidos. No entregan agua. Muchas veces lo que aceptan son
galletas, pero tampoco llegan a los presos. Desde hace meses no hay visitas de
familiares ni de abogados.
Ha sido inútil la
insistencia de muchos familiares para que la Comisión de la Alta Comisionada
ingresé al lugar. El Gobierno nunca se los ha permitido, a pesar de que
Michelle Bachelet visitó Venezuela en junio del 2019 y parecía que la situación
podía mejorar para los presos imputados por razones políticas. Empeoró.
En el informe de
julio 2019, Bachelet dice: ““El Gobierno
se comprometió con nosotros a solucionar algunas de las cuestiones más
espinosas –entre otras, el uso de la tortura y el acceso a la justicia—y a
facilitarnos la entrada ilimitada a los centros de reclusión. La situación es
compleja, pero este informe contiene recomendaciones claras sobre las medidas
que pueden adoptarse de inmediato para frenar las violaciones actuales,
impartir justicia a las víctimas y crear un espacio para discusiones
significativas. Estamos dispuestos a colaborar con todas las autoridades
competentes y a seguir promoviendo los derechos de todos los venezolanos,
cualesquiera sean sus afiliaciones políticas”.
A estas alturas
debería reconocer que nunca les han permitido entrar a los sótanos de la
Dirección General de Contrainteligencia Militar.
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