El militar en retiro Daniel Comisso Urdaneta afirmó que “es el momento de castigar ejemplarmente" a las autoridades responsables de la crisis
Sebastiana
Barráez
@SebastianaB
“¿Qué más daño y
desolación deben sufrir los venezolanos, cubanos, nicaragüenses y de los cuales
aún luchan por recuperarse, ecuatorianos y bolivianos, entre otros? ¿Qué
amenazas más cercanas y tangibles debemos soportar en nuestro continente, de
ideologías y fanatismos que siempre han envidiado malamente nuestra cultura
libre y soberana?”, son algunas de las preguntas que el contralmirante retirado
Daniel
Comisso Urdaneta le hace al presidente de los
Estados Unidos, Donald John Trump Mac Leod, en una misiva que hace pública.
Este alto oficial de la Armada Venezuela, hoy retirado
de la vida activa de la Fuerza Armada, egresó de la Escuela Naval de Venezuela en el año 1975, como integrante
de la promoción Almirante Padilla.
Fue Subinspector
de la Armada, así como comandante de la Base Naval de Puerto Cabello. Comandó
el Centro de Adiestramiento Naval de Catia La Mar. Además, fue Director de
Investigaciones de la Inspectoría General de la Fuerza Armada.
Su nombre aun
resuena en los espacios que escudriñan lo sucedido durante el Golpe del 11 de
Abril 2002 que sacó, por algunas horas, a Hugo Rafael Chávez Frías del poder. El Tribunal
Supremo de Justicia de Venezuela (TSJ) lo absolvió el 14 de agosto 2002, junto
a otros tres altos jefes militares; 11 de los 20 magistrados votaron el
sobreseimiento y ocho se abstuvieron, mientras un juez supremo no se presentó a
la sesión plena.
El 11A representa una fecha simbólica,
no solo por ser el día en que Chávez es sacado de la presidencia estando en la
cúspide del poder, sino porque casi todos los más altos jefes militares de los
cuatro componentes militares no obedecieron la orden de sacar el Ejército a la
calle, cuando Chávez ordenó aplicar el Plan Ávila. A partir de entonces el jefe
de la revolución ya no tenía garantía alguna con los militares y planificó la
transformación de la institución castrense.
La comunicación
del contralmirante Comisso Urdaneta al presidente norteamericano inicia
manifestándole “mi solidaridad y mejores deseos para que su lucha en defensa de
la libertad de los pueblos y en contra del eje del mal, representado por todos
los poderes, estados y organismos que se empeñan en subyugar a los pueblos. En
especial a su decidida confrontación contra todas las amenazas que hoy se
atreven a pretender traer el caos el odio y la venganza a nuestro continente”.
“Le confieso que
la reciente carta, a usted dirigida por el arzobispo Carlo María Viganò, motivó
sobremanera a
sumarme al gran grupo que percibe su esfuerzo por la salvación de América ante
la condena del socialismo salvaje del siglo XXI, peste que se enseñoreó en la
República de Venezuela y la convirtió en la deleznable república bolivariana,
que se ha gestado bajo la conducción del régimen castro comunista y reforzado
con elementos fundamentalistas extremos, terroristas y narcotraficantes, hasta
consolidarse como el Grupo Delincuencial Transnacional, que sirve de plataforma
para ese eje maligno, con la anuencia y apoyo de Irán, China y Rusia”.
Destaca el contralmirante lo que
significa la mentira con la que se más se vende el socialismo. “En una de sus
últimas intervenciones públicas, usted ha descrito perfectamente al socialismo,
en resumen, dejó claro que el socialismo promete lo mejor, pero, como ha sido
siempre, termina haciendo lo peor, con las mismas desgraciadas consecuencias
para los países y pueblos”.
Le relata que
siendo un joven
estudiante de tercer año de bachillerato, a mediados de los años 60’s, “se
presentaron fuertes disturbios en Caracas, generados por adeptos a los movimientos
castristas que siempre hubo en Venezuela, recuerdo que en esa oportunidad le
pregunté a mi padre, cuál era la diferencia entre capitalismo y comunismo, él
me contestó: los dos son la misma cosa, en ambos vas morir, sólo que en el
comunismo morirás cuando ellos digan, como ellos digan y haciendo o dejando de
hacer lo que ellos digan”.
Le solicita a Trump hablarle libremente. “Con todo
respeto le manifiesto que, como muchos, he visto los golpes bajos que le han
propiciado los enemigos de la libertad, y que lo han obligado a repensar sus
acciones, igualmente como muchos, espero que esos golpes, le sirvan para
recobrar fuerzas, demostrar la verdadera intención que se esconde detrás de
esas bajezas, reforzar su actitud hacia la esperanza originaria de nuestro
continente y gestionar la reacción definitiva y letal con la verdad por delante”.
Insiste en que ello debe ser de tal manera “que no
deje duda ante los ciudadanos de bien, en cuanto a la extrema necesidad de
continuar la lucha frontal y hasta las últimas consecuencias, contra el mal del
comunismo, el socialismo, sus variantes extremistas y en general de todos los
enemigos del sistema americano, aun prescindiendo de los consensos mancados, de
organismos legítimos, pero ultra oceánicos”.
A su juicio porque “por una parte no aceptan que usted
(Trump), pueda salir airoso. Por otra, no dan señales de entender que, la vía
política pacífica y consensuada, es inviable, y que el tiempo es el peor
enemigo de los ciudadanos víctimas de un daño antropológico similar a un
holocausto”.
Es enfático al decir “pienso que ya se agotó el tiempo
de “tratar de impedirles” que sigan haciendo daño, ¡es el momento de
castigarlos ejemplarmente por el daño que ya hicieron! ¿Que no es suficiente?
¿Qué más daño y desolación deben sufrir los venezolanos, cubanos, nicaragüenses
y de los cuales aún luchan por recuperarse, ecuatorianos y bolivianos, entre
otros? ¿Qué amenazas más cercanas y tangibles debemos soportar en nuestro
continente, de ideologías y fanatismos que siempre han envidiado malamente
nuestra cultura libre y soberana?”
“Sr. Presidente Donald
Trump, con todo respeto le reitero la exhortación hecha al Secretario General
de la OEA (Organización de Estados Americanos), Sr. Luis Almagro, en cuanto a
que la decisión final de asumir la defensa de los supremos intereses de una
región, de una sociedad, nunca será de las Fuerzas de Defensa, siempre será
responsabilidad de los dirigentes políticos, de los estadistas que vislumbran
la trascendencia de tal decisión y las consecuencias de no asumirla”.
“La gran mayoría de los ciudadanos vemos
en usted, la actitud para asumir tal decisión, junto a los jefes de estados
americanos, a los cuales debemos todos persuadir, para que asuman su cuota
parte y acompañen esta trascendental lucha, que incluye además la cura contra
el virus chino y lograr la nueva normalidad. Es la lucha que los pueblos
subyugados esperan desesperadamente, es la que nos encamina hacia la libertad y
recuperación de nuestros países, patrimonios, culturas y sociedades”.
Finaliza diciendo “Dios mediante, una
vez logrados estos sublimes objetivos, ya retomaremos a nuestras excelentes
relaciones con los estados y pueblos libres del resto del mundo, como siempre
ha sido”.
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