Desde las medidas por el Covid-19, la situación ha empeorado. Desde marzo, solo familiares de algunos detenidos han recibido tres o cuatro llamadas muy cortas
Sebastiana Barráez
@SebastianaB
La tortura blanda
y psicológica contra detenidos y familiares, la ausencia de chequeos médicos,
el robo de los alimentos y agua potable, la ducha solo una vez a la semana, la
prohibición de lecturas y actividades físicas, el encierro durante las 24 horas
perdiendo la noción del día y la noche, con pérdida de memoria y de peso, sin
ningún tipo de visitas de familias ni abogados. Así están los detenidos en los
sótanos de la DGCIM. Es peor para quienes están en el sub sótano en la llamada
Casa de Los Sueños.
Desde las medidas
por el Covid19, la situación ha empeorado; desde marzo, solo familiares de
algunos detenidos han recibido tres o cuatro llamadas muy cortas. Les
impusieron que para entregar alimentos, medicamentos o útiles personales no
pueden acercarse a la sede de la Dirección General de Contrainteligencia
Militar (DGCIM) en Boleíta, Caracas; los obligan a llegar hasta un centro
comercial retirado de allí donde unos funcionarios van a buscar los insumos.
Y si ya es difícil
para quienes viven en Caracas, es una tragedia para los del interior del país,
muchos de quienes no saben desde hace tiempo en qué condiciones está el preso,
incluso no saben que han sido trasladados a otros sitios.
Pero eso no está
reflejado de manera contundente en el nuevo informe de Verónica Michelle Bachelet Jeria,
Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos. Tampoco aparece en ningún
párrafo que la Comisión de Delegados que dejó en Venezuela se ha negado a
acompañar a los familiares cuando le han solicitado que los acompañen para pedir
información o fe de vida de los detenidos. “Esos delegados también tienen
miedo. Han preferido hacerles sonrisas a los funcionarios del Gobierno. Han
resultado una gran decepción”, comenta la esposa de un oficial a Infobae
Otra de las mujeres consultada dijo: “Ella,
Bachelet, tiene las denuncias. Muchos de nosotros nos arriesgamos a hablar con
ella cuando estuvo en Venezuela, pero una cosa dijo ahí y otra lo que ha
sucedido desde entonces. Las consecuencias para algunos ha sido castigos,
incomunicación total y vaya a saber qué otros tratos”.
“Hace cuatro meses
que los tribunales están cerrados, impidiendo que podamos hacer alguna
actuación, pero para detener a la gente e imputarla para eso sí funcionan cada
vez que quieren”, es la respuesta que da el representante de un oficial.
Coincidencia en el maltrato
Todos los
consultados por Infobae coinciden en su indignación por el informe Bachelet.
Una anciana considera que “ha sido el peor de los informes de la Alta
Comisionada, no solo no dice nada de lo que está sucediendo en esos sótanos de
tortura, sino que hasta alaba a la Fiscalía. Bachelet no solo perdió mi
confianza, también mi respeto”.
A los detenidos en
DGCIM por la Operación Gedeón les desaparecieron los alimentos y los
medicamentos. “Con el cuento de que ellos iban a tumbar a Maduro, los han
tratado de manera brutal, como si no tuvieran derecho a nada”, argumenta una de
las personas consultadas.
“La denuncia que
colocamos ante Atención a la Víctima no tuvo respuesta por parte del Ministerio
Público. El Defensor del Pueblo hace silencio”, es la crítica de una víctima.
Todas las
denuncias coinciden en la poquísima cantidad de alimentos que les sirven a
quienes están en esos sótanos y el robo de la comida que llevan los familiares,
por lo que la pérdida de peso es alarmante de hasta 20 kilos. No salen al sol.
No respiran aire limpio. Cero actividades recreativas. “Bachelet lo que ha
hecho es acumular informes. En el del 4 de julio recomendó que los detenidos en
esos sótanos fuesen trasladados. Si no han dejado entrar a sus delegados, menos
han considerado sus sugerencias. Al contrario, ese lugar está ahora más
hacinado que nunca”, es la agria expresión de uno de los familiares.
El padre de un
oficial detenido coincide con muchos familiares de otros presos en que “hacemos
un gran sacrificio para conseguir los alimentos ante la crisis que hay en
Venezuela. Se los llevamos a mi hijo y en la DGCIM se roban la mitad o incluso
todo, lo mismo ocurre con los medicamentos. Nos tratan de manera denigrante.
Imagínese cómo deben tratar a esos muchachos que están indefensos en esos
sótanos, en manos de gente mentalmente enferma. Esa señora Bachelet sale con
ese informe lleno de tonterías, por lo menos en lo que a la violación de los
derechos humanos de los recluidos en la Casa de Los Sueños”.
Bachelet no
mencionó nada ante la situación de los capitanes detenidos por los sucesos de
Puerta Morocha (https://www.infobae.com/america/venezuela/2020/04/21/una-rebelion-encabezada-por-capitanes-de-la-guardia-nacional-intento-un-levantamiento-militar-contra-nicolas-maduro/) y mucho menos a la forma grotesca
como murieron ocho, según dijo el Ministro Néstor Reverol, de la Operación
Gedeón, cuyos nombres aun hoy en día no han sido dados a conocer oficialmente.
(https://sebastianasinsecretos.blogspot.com/2020/05/a-tres-semanas-de-la-operacion-gedeon.html)
La parte
relacionada a la administración de justicia es lo más pobre del informe de
Bachelet. Varias veces cita que fue “manifestado en sus informes anteriores”,
con lo cual está demostrando que el Gobierno de Nicolás Maduro no ha tomado en
cuenta para nada ninguna de sus solicitudes o sugerencias.
Además, si bien es
cierto que las referencias a los instrumentos legales, son importantes, en el
informe parecen usarse más para rellenar espacio sin contenido. Además de citar
lo que ya ha sido citado en muchas oportunidades. ““El ACNUDH identificó varios
factores que socavan considerablemente la independencia del poder judicial, en
particular, la inseguridad en la titularidad de los jueces, la inexistencia de
un proceso transparente para su designación, la presión política que se ejerce
sobre ellos (por ejemplo, en forma de amenazas de despido), la precariedad de
sus condiciones de trabajo y las restricciones a su libertad sindical”.
La Comisión dice
estar preocupada “por la falta de independencia que padece el sistema de
justicia en Venezuela”.
A estas alturas Bachelet
sigue repitiendo en sus informes “la inseguridad en la titularidad de los
jueces, la inexistencia de un proceso transparente para su designación, la
presión política que se ejerce sobre ellos (por ejemplo, en forma de amenazas
de despido), la precariedad de sus condiciones de trabajo y las restricciones a
su libertad sindical”.
Se refiere al
decreto emitido por la Asamblea Nacional Constituyente de 1999 sobre “emergencia
judicial”. “El ACNUDH ha sido informado de que la Comisión Judicial del Tribunal
Supremo de Justicia (TSJ) ha continuado basándose en dicho decreto para
destituir a jueces por otros motivos”.
Muchas veces se
lee en el informe las palabras “Al ACNUDH le preocupa” pero no hay una
demostración de los logros de la Alta Comisionada ante las gravísimas denuncias
de derechos humanos en Venezuela.
Bachelet sabe el
sueldo de los jueces, y que eso “incrementa el riesgo de corrupción en todos
los ámbitos y a todos los niveles de la administración de justicia” y también
la composición del TSJ. “Según la información recibida, la mayoría no cumplía
con los requisitos mínimos establecidos por la Constitución para ser
magistrados”.
Y si algo
demuestra lo genuflexo del informe, además de lo anteriormente citado, es al
referirse a “inconsistencias y posibles consideraciones políticas en las
decisiones del TSJ relacionadas con la Asamblea Nacional”, cuando hay diputados
huyendo, asilados, presos, amenazados y perseguidos.
“Desde marzo de
2017, el TSJ ha retirado la inmunidad a 29 asambleístas de la oposición sin
seguir el procedimiento dispuesto en la Constitución y sin el proceso debido”.
Menciona la preocupación por el uso de la jurisdicción militar para enjuiciar a civiles, como en el caso del dirigente sindical Rubén González. “En la jurisdicción penal militar venezolana, los jueces, fiscales y abogados son considerados militares en servicio activo, por lo que están sometidos a la disciplina militar y al principio de obediencia jerárquica”.
“Otra fuente de
seria preocupación es el establecimiento de tribunales con competencia en
delitos vinculados al terrorismo, que fueron creados en 2014 a través de un
memorando interno del TSJ en lugar de mediante una ley de la Asamblea Nacional,
y cuyos procedimientos judiciales no son compatibles con las garantías de
debido proceso y el derecho a un juicio justo”.
Tribunales Militares en Fuerte Tiuna, Caracas
“Su mandato no ha
sido hecho público, las audiencias no son siempre de carácter público y están
compuestos por jueces provisionales que son nombrados siguiendo procedimientos
carentes de transparencia. El ACNUDH está también preocupado porque, desde
2018, se ha venido recurriendo cada vez más a estos tribunales para juzgar
casos de relevancia política, incluyendo de militares”.
“Varias fuentes
informaron al ACNUDH de que, cuando en las audiencias se daba cuenta a los
jueces de casos de tortura o malos tratos, ellos solían responder que el examen
de tales denuncias no formaba parte de su competencia a pesar de que la
obligación de investigar cualquier alegato de tortura se encuentra tanto en la
legislación nacional, como en los tratados internacionales de los que la
República Bolivariana de Venezuela es parte”.
Volvió a referir los casos de tortura, de 16, ocurrido entre junio de 2019 y mayo de 2020. Se refirió a las denuncias recibidas sobre torturas en la DGCIM: “fuertes palizas con tablas, asfixia con bolsas de plástico y productos químicos, inmersión de la cabeza del detenido bajo el agua, descargas eléctricas en los párpados y violencia sexual en forma de descargas eléctricas en los genitales. Las personas detenidas también estuvieron expuestas a bajas temperaturas y/o luz eléctrica constante, esposadas y/o con los ojos vendados durante largos períodos y sometidas a amenazas de muerte contra ellas y sus familiares”.
“A raíz de estas
agresiones, desarrollaron problemas psicológicos, como depresión, insomnio,
ansiedad, trastorno de estrés postraumático e ideas de suicidio, y físicos,
como dolores crónicos, pérdida de sensibilidad en las extremidades, afecciones
renales, hipertensión, lesiones oculares y pérdida de visión”.
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