El coronel Pedro Ezequiel Romero Muñoz murió tras una serie de infructuosos intentos de la familia en los centros de salud cercanos a su hogar
Sebastiaa Barráez/ 28 de agosto 2020
@SebastianaB
Tomado de Infobae
Un compañero de componente del coronel (GN) Pedro Ezequiel
Romero Muñoz, cuenta cómo fueron las últimas horas del respetado oficial, quien
muere por fallas en la asistencia médica. Ninguna de las puertas de los centros
asistenciales militares le abrieron la puerta, ni le prestaron ningún tipo de
atención.
“Obligado por la circunstancia del fallecimiento del
Cnel. Pedro E. Romero Muñoz, quiero hacer causa con sus familiares, y quienes
en vida compartimos de su amistad y de su ética profesional, sus últimas horas
no pueden ser catalogadas, sino de infaustos momentos”, empieza narrando el Coronel
(GN) José Luis Bastardo Velázquez.
Dice que la noche del jueves 20 de agosto, el coronel
Romero Muñoz presentó signos de insuficiencia cardíaca, por lo que su hija, quien
también es oficial de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB), la coronela
(GN) Lisbeth Romero lo traslada al Hospital Militar de Caracas.
“Ella se presenta a las puertas de emergencia y
solicita, con la urgencia del caso, atención para su padre”. Una médica la
atiende, en la parte externa del centro hospitalario, porque no le permitieron que
entrara al recinto.
“La referida galena le comunica que no pueden
atender al coronel porque no hay cupo ni oxígeno” y la envía para el estacionamiento
donde, desde hace tiempo, están ubicadas unas carpas. “Ahí lo atenderán”, le
dijo.
Lo que la hija del oficial encuentra en ese lugar es
que las instalaciones “adolecen de inmuebles y de asistencia medicinal. Fueron atendidos
por dos médicos, quienes no se identificaron, y les confirman lo que ya le
habían comunicado: no hay cupo ni oxígeno”. Se limitan a recomendarle a la hija
del oficial que lo traslade a un CDI (Centro de Diagnóstico Integral), hospital
o a una clínica.
“Podemos imaginar la angustia y desesperación del Coronel
y de su hija ante tales circunstancias”. La coronela (GN) Lisbeth Romero decide
trasladar a su padre al Centro Clínico de la Guardia Nacional. “Al llegar allí,
deja su auto afuera de las instalaciones de Emergencia. Se dirige a pie hasta
las puertas del recinto, donde es atendida por una capitana, quien le informa,
que por la hora y la pandemia del Covid-19 no hay médicos. Además, no tienen cupo
ni oxígeno”.
La capitana le dice a la coronela, en resumen, que no
es posible darle la atención que su padre requiere. “Solo le recomienda que lo
traslade al Poliedro o al Centro Asistencial de Coche, acción que realizó, pero
recibió la misma negativa: no hay médicos, no hay camas libres, no hay oxígeno”.
Ya era de madrugada y sin haber recibido atención
médica para su padre, la joven coronela no tiene más opción que regresar con él
al apartamento. “Su esposa, Esperanza de Romero, y demás familiares
trataron de estabilizarlo”.
El
domingo 23 el coronel Pedro E. Romero Muñoz está en un estado grave. Su hija
realiza unas coordinaciones para una ambulancia, que lo traslade al Hospital “Victorino
Santaella”, en Los Teques, a unos 30 kilómetros de Caracas. “Es ingresado en
horas de la tarde de ese día domingo. Fallece el martes 25, en horas de la
madrugada”, expresa el Coronel (GN) José Luis Bastardo Velázquez.
El
silencio
“Existen muchos detalles adicionales proporcionados
por sus familiares y amigos, en el viacrucis por los cuales atravesó el Cnel.
Romero Muñoz”, dice Bastardo Velásquez, a la vez que agrega “podemos
deducir varias conclusiones; la primera y más importante, es que nos
encontramos desasistidos, desamparados, tristeza e impotencia son los
sentimientos que emergen ante tanta indolencia y desidia por parte de los
organismos descritos”.
“Al conocer estos hechos dantescos, deducimos que se
ha perdido la sensibilidad humana. ¿Cómo es posible que la hija no haya
recibido el apoyo y la solidaridad de su órgano superior, a pesar de haberlos
requeridos en reiteradas oportunidades?
Finalmente, creo en la obligación de describir estos
hechos plagados de incomprensión humana. El Cnel. Pedro Romero Muñoz ofertó su
vida a la Institución, y más allá luego de pasar a retiro, llegando a ocupar el
cargo de Decano de la Escuela Superior GN”. “¿Qué nos queda para la reflexión? Lo
sucedido al notable Cnel. Romero Muñoz, no es nuevo y no es extraño, ya hemos
conocido situaciones similares, los cuales no estamos ausentes de
padecerlos, lo preocupante y lamentable, es que cada vez se incrementan y
permanecemos impávidos, llenos de temor e incertidumbre. Se requiere respuestas
claras y contundentes que reviertan nuestra pasividad. ¿Hasta cuándo tanta
injusticia? Mientras tanto, las acciones de los órganos superiores se
quedan en mutis, no existen”, concluye diciendo el Coronel Bastardo Velázquez.
El Ministro
El coronel y abogado Marcos Porras Andrade, Vocal del
Ejército-IORFAN (institución de oficiales retirados) le envió cuna comunicación
al coronel y doctor Ángel Betancourt Infante, a quien le narra la “penosa
situación vivida por una honorable familia militar”.
“Muchos compañeros de armas, dados de saber de nuestra
amistad, me han solicitado que en tus sentimientos generosos y
humanitarios que te han caracterizado siempre y especialmente en su condición
de suegro del señor Ministro de la Defensa GJ Vladimir Padrino López, le
transmitas el doloroso viacrucis por el cual lamentablemente transitó el señor
Cnel. de la Guardia Nacional don Pedro Ezequiel Romero Muñoz (QEPD), en busca
de atención médica de emergencia tanto en la Red Sanitaria Militar como en la
Pública”.
“Su hija, la CNEL (GN) Lisbeth Romero, acudió a
diversos Centros Médicos de atención Militar y no le prestaron la atención
médica básica e inmediata, y debido a su estado preagónico hubo la necesidad de
llevarlo a su casa de habitación en El Cafetal. El domingo 23 agosto, vista de
su gravedad se le traslada en una ambulancia hasta el Hospital Victorino
Santaella de Los Teques, pero, ya era demasiado tarde y falleció”.
“Este calvario de muerte lo estamos viviendo muchos
Militares Retirados y Sobrevivientes Pensionados, sin que hasta ahora las
autoridades responsables del cumplimiento de la Constitución y de la
LOSSFANB no hagan nada”.
“Es por eso, apreciado hermano que muchos Oficiales
Retirados que te conocen, tienen aún esperanza de que al menos ésta sea una vía
de hacerle llegar éste clamor humano al señor Ministro”.
“Con la seguridad de que todos los que acudimos a ti,
sabemos que le harás llegar al MPPD el escrito que publicó el Cnel. (GN) Luis
José Bastardo Velázquez (Prom. 1970), sobre la tan triste e infausta situación
vivida por esa familia y de la cual los que estamos vivos no estamos exentos de
padecer”, finaliza diciendo.
La falta de servicio médico asistencial a los
militares y sus familias en el país ya es un drama. En el caso del coronel
Romero Muñoz por problemas cardiacos, pero muchos por otras patologías. A eso
súmele el caso de la pandemia por el Covid-19. Van cinco altos oficiales
activos fallecidos.
Ayer 27 de agosto de 2020 murió por el virus el quinto
alto oficial activo de la Fuerza Armada. Fue el General de Brigada Víctor José Colmenares
Montoya, comandante de la Milicia en el estado Amazonas.
En la tarde la Aeroambulancia BE- 350, FAV 1111,
perteneciente a Grupo 5, salió desde la Base Aérea Generalísimo Francisco de
Miranda, de La Carlota, Caracas, con rumbo a Puerto Ayacucho, capital del
estado Amazonas. La intención era el traslado aéreo del GB Colmenares Montoya, “quien
presenta Síndrome de Distres Respiratorio del Adulto, posible COVID, Enfermedad
Cerebro Vascular y Emergencia Hipertensiva”, reza un corto reporte milita.
Dos horas después la aeroambulancia traslada al
general desde Puerto Ayacucho hacia la Base Sucre, en el estado Aragua, “cumpliendo
con todos los protocolos y medidas de Bioseguridad”. La Aeroambulancia tuvo que
retornar a Puerto Ayacucho unos minutos después, “por indicaciones del Medico
Intensivista que asistía el traslado, motivado a descompensación del paciente”.
“El oficial es trasladado nuevamente al Hospital de
Puerto Ayacucho, donde es ingresado a la sala de Cuidados Intensivos, en estado
crítico producto de un paro cardiorespiratorio. Le fue practicada reanimación
cardio pulmonar, falleciendo a las 5:25 de la tarde”.
Es importante resaltar que, en el polideportivo Poliedro
de Caracas, inaugurado por Nicolás Maduro hace casi un mes, como un
hospital de campaña con 1.200 camas para personas que se hayan contagiado
de COVID-19 y tengan síntomas leves o sean asintomáticos. Dijo que instalarían
varios hospitales de campaña proporcionados por la Fuerza Armada y nombró a Antonio “El Potro” Álvarez para estar al
frente del mismo, aunque no es médico ni está relacionado con el área de la
salud; es un expelotero y cantante de reguetón. “Te encargo la salud del
pueblo de Venezuela en el Poliedro de Caracas”, le dijo Maduro a Álvarez, quien
20 días después reveló que tenía Covid y que estaba recluido en el hospital de
Fuerte Tiuna.
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