El régimen de Nicolás Maduro entró en una nueva etapa: ahora busca silenciar los brotes de resistencia o críticas internas
Sebastiana Barráez
@SebastianaSin
El habilidoso operador político José Vicente Rangel, quien ha logrado disfrutar de las cercanías del poder en los gobiernos de Carlos Andrés Pérez como de Hugo Chávez y Nicolás Maduro, dijo, en un acto celebrado en el Teatro de Caracas, en junio 2016, “Nosotros no tenemos las manos teñidas de sangre, la sangre es lo que nos separa de ellos”, en clara alusión a los gobiernos anteriores a la revolución.
José Vicente Rangel no podría repetir ahora la frase
del 2016, porque en los últimos años se han acentuado vicios como la tortura y
asesinato del capitán de corbeta Rafael Acosta Arévalo a manos de la Dirección
General de Contrainteligencia Militar (DGCIM), la extraña muerte del concejal
Fernando Albán desde el piso 10 del Servicio Bolivariano de Inteligencia
(SEBIN) o la desaparición forzosa de Luis Alcedo Mora Carrero, un dirigente de
izquierda en Mérida.
Cada una de las historias de la llamada Cuarta
República, como llaman a los gobiernos que hubo desde la caída de la dictadura
de Marcos Pérez Jiménez en 1958 y la llegada de Hugo Chávez en 1998, ha sido
propaganda constante para la revolución bolivariana y el proceso de
ideologización por parte de la inteligencia cubana que actúa en Venezuela.
Pero lo que está ocurriendo ahora en el país parece
una nueva etapa para silenciar los brotes de resistencia o crítica al régimen
de Nicolás Maduro. Quizá ya no son suficientes las amenazas, la cárcel, la
tortura, la muerte, la persecución y la violación de los derechos humanos de
los adversarios, ahora se trata de acallar las protestas internas, las críticas
que dirigentes chavistas u organizaciones hacen ante la brutal crisis de salud,
educación, producción, mientras avanza el narcotráfico, los grupos irregulares,
la corrupción y el hambre.
La estrategia
Es un hecho que Nicolás Maduro ha liquidado
políticamente a figuras de gran peso en la revolución como Rafael Ramírez y
Elías Jaua y ha mermado el poder de Diosdado Cabello Rondón, mientras le abre
paso a Tareck El Aissami que le resulta prometedor por sus alianzas con países
como Irán. (https://www.infobae.com/america/venezuela/2020/08/19/el-regimen-de-maduro-teme-rebeliones-internas-ahora-usa-al-tribunal-supremo-de-justicia-para-tomar-control-de-los-partidos-chavistas/)
Lo que no se esperaba era que brotara la rebelión
interna de organizaciones pequeñas del Polo Patriótico que se niegan a solo
limitarse a respaldar las candidaturas del Partido Socialista Unido de
Venezuela (PSUV). La respuesta de Nicolás Maduro ha sido usar al Tribunal
Supremo de Justicia (TSJ) para arrebatarle las directivas a partidos como
Patria para Todos y Tupamaro, a cuyo líder ordena encarcelar, mientras
paralelamente llegan amenazas a dirigentes de otras organizaciones que formaron
la Alianza Popular Revolucionaria (APR).
El 22 de agosto Maduro dice públicamente “Que nadie se
confunda. Que nadie se convierta en tonto útil del divisionismo, que quiere
disgregar la revolución bolivariana. Que nadie sea tonto útil del divisionismo.
Unamos en oración ecuménica y en acción revolucionaria”. Y buscando un culpable
responsabiliza a un funcionario de la administración Trump. “Tú, Elliott
Abrams, que quieres dividir al chavismo, te digo no podrás. Que nadie se preste
como tonto útil del divisionismo, que Elliot Abrams quiere penetrar, pagar”,
dijo Maduro.
Con
esas palabras causa indignación en los dirigentes del chavismo que lo critica
al considerarlos susceptibles de ser comprados o influenciados por el hombre a
quien cientos de veces han señalado de enemigo del país.
Maduro
no ha entendido lo que ocurre con esa cantidad de partidos pequeños del
chavismo, cansados de esperar ser oídos, de sacrificarse siempre en nombre de
la revolución, mientras la crisis del país en los sectores pobres, cada vez más
grande, crece.
Y
mientras no hay nada que mitigue la crítica situación de esos sectores pobres,
base de la revolución, es evidente la grosera riqueza de los jerarcas del
chavismo, del oro que brota a borbotones para mantener a rusos e iraníes, a la
par que se anuncia la compra de armamento, el movimiento de millones dólares en
el Banco Central de Venezuela (BCV) o la enorme cantidad de dinero desplegado
para la defensa de Alex Saab preso en Cabo Verde.
Desaparecidos o muertos
Desde que Alcedo Mora desapareció el 27 de febrero de 2015, junto con los hermanos Jesús
Esneider y Eliezer Antonio Vergel Medina, la lucha de sus compañeros más
cercanos y amigos ha sido tenaz, más aún por no contar con el apoyo de los
cuerpos de seguridad ni del Ministerio Público o Defensoría del Pueblo.
(https://sebastianasinsecretos.blogspot.com/2020/08/crece-la-lista-de-lideres-sociales-y.html)
Durante estos cinco años no hubo mención alguna por
los más altos líderes del chavismo o la revolución sobre ese caso.
Ahora se ha desatado una serie de hechos que ponen
bajo la lupa que algo podría estar ocurriendo con aquellos líderes que han
manifestado alguna crítica.
Aunque la desaparición de
Carlos Lanz fue tendencia en redes sociales, no ha habido pronunciamiento
alguno por parte de las más altas figuras de la revolución.
Miguel Mejía, mejor conocido como “Sancocho Power”, era un dirigente de la juventud del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV). Fue asesinado, el 20 de agosto, 2020, por asfixia mecánica y encontrado muerto en su domicilio en Sabana Grande, en plena Caracas, donde había estado compartiendo la tarde con dos amigas. Era grafitero y había sido animador en actos políticos del PSUV en barriadas populares. Se identifica en twitter como “luchador social, comisionado presidencial para la paz y la vida, hijos de Chávez”.
Aunque Nicolás Maduro dijo en un mensaje
que le habían dado el último adiós a Mejía y manifestó “mis más sentidas
condolencias a sus familiares y a toda la juventud revolucionaria”, nada
mencionó de las causas de su muerte ni de la investigación a seguir.
Andrés Eloy Nieves Zacarías y Víctor Torres. A los dos jóvenes comunicadores comunitarios los asesinó la Fuerza de Acciones Especiales (FAES) en la sede del canal Guacamaya TV, ubicado en Cabimas de la Costa Oriental del Lago. Los funcionarios después de asesinar a los dos jóvenes decomisaron todos los equipos televisivos y en el informe del caso dijeron que fue un enfrentamiento y que Nieves pertenecía a una banda delictiva.
Uno de los muchachos es hijo de Franklin Torres,
director del canal, quien relató “fue un crimen. Todos vimos cuando pusieron hasta
armas a los cuerpos”.
En el caso de Nieves Zacarías,
integraba el Frente Francisco de Miranda y militaba en el PSUV del Zulia. El
Ministerio Público anunció la detención de seis funcionarios de FAES.
Giovanni Urbaneja. El 20 de agosto 2020, a las 8 de la noche, funcionarios de la brigada del Servicio de Investigaciones Penales (SIP) de Guanipa, detienen en su casa al exdiputado regional del PSUV en el estado Anzoátegui y uno de los creadores de la Fundación Socialista de Integración del Sur (Fundisur). La orden de aprehensión fue emitida por el Fiscal séptimo Jairo Gil.
En el 2017 denunció ser acosado por la Juez de El Tigre, Lilian del
Carmen Pérez Pino, según dijo por haber “solicitado que se investigaran
corrupción y sobornos de funcionarios de PDVSA San Tomé vinculados al Cartel
del Zar, que manejan algunos gerentes de PDVSA, en Petropiar, Petrocedeño y la
División Ayacucho”
Ahora la orden para detenerlo es por la Ley contra el
Odio. Lo acusan de utilizar las redes sociales para incitar al odio con
noticias falsas, a la vez que estaría promoviendo al “Movimiento Anarquista Venezolano Oveja Negra”, que sería un
Grupo Estructurado de Delincuencia Organizada (GEDO).
Alfredo Chirinos y Aryenis Torrealba. Estos jóvenes ingenieros, activistas de la revolución bolivariana y trabajadores de PDVSA, fueron detenidos por la DGCIM el 28 de febrero 2020. El ministro Néstor Reverol dijo que eran traidores a la patria y que estaban pasando información a los Estados Unidos.
La madre de Aryenis, Belkys Barrios
de Torrealba, lo considera retaliación contra quienes denuncian a los corruptos
dentro de Pdvsa. “Nuestros hijos son correctos, incorruptibles. No tienen
estrellas en su uniforme, no son militares. Pero si tienen la dignidad muy
alta. Y nosotros ahora una gran decepción”.
El padre de Alfredo es constituyente por
Barinas y fue guerrillero del Frente José
Leonardo Chirinos. La madre es Mercedes Azuaje de
Chirinos y asegura que a su hijo le “están cobrando su honestidad y su
negación a servir a intereses corruptos en la empresa y el país”. Denunciaron
que los jóvenes habían sido torturados y los presionaban para que se declararan
culpables.
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