Clevia tiene 84 años y lleva 60 viviendo en Santa María, una de las zonas afectadas por el despliegue militar contra un campamento de las disidencias de las FARC. Su casa fue requisada y su familia fue maltratada por el Ejército
Sebastiana Barráez/ martes 23 de marzo 2021
@SebastianaB
Tomado de Infobae
Clevia es una mujer de 84 años, que tiene 60 viviendo en
Santa María, una de las zonas afectadas por el despliegue militar realizado en
la frontera, exactamente en el estado Apure contra un campamento de las
disidencias de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Es de
hablar firme y reclama con el criterio de quien se siente con autoridad para
hacerlo. “Ayudé a fundar esta escuela”, confiesa a la vez que destaca su
actuación para que en esa zona haya electricidad y carretera.
“Me duele en el alma lo que nos ha hecho el Ejército
Nacional”, se lamenta por la caída de las líneas de electricidad, a la vez que
increpa a Nicolás Maduro y de paso reprende a los militares que allanaron su
vivienda. Al primero le dice “he sido una mujer colaboradora con usted. Este
hombro ha sido su escalera, este hombro ha sido su escalera, donde usted ha
puesto sus pies para subir a donde estás, así que tiene que oírme”.
“Te pido de corazón, con el alma, que todo calme, que
todo sea en paz. En el nombre de Jesucristo le pido que no haya más guerra, No
me vas a decir tú que no puedes (hacer nada), porque tú eres el jefe de la
armada. Mi nombre es Clevia”, dice la anciana siendo aplaudida por la comunidad
que se reunió en la escuela de Santa María al día siguiente de los bombardeos
de la Fuerza Armada contra la disidencia de las FARC, que lamentablemente
dejaron a dos oficiales venezolanos muertos.
“Ayer (el domingo) a las 5 de la mañana, en mi casa,
que está aquí al lado de la escuela me golpearon las puertas, me abrieron una
puerta, sacaron a un nieto que llegó de Maturín a visitarme, me lo golpearon,
me le pusieron las bayonetas en las sienes. La niña me dijo: “mamá, la Policía
Nacional”. Yo no pensaba que fuera verdad. Salgo en bata y en pantaletas, así
se lo digo, porque así estaba durmiendo, no me da vergüenza, porque así salí,
cuando los vi adentro”, agrega Clevia.
“A mi hijo y al muchacho lo tenían humillado, en el
corredor. Abrí la puerta y dije: ¿qué pasa? No me contestaron nada. Solo mi
hijo dijo: “mamá, que vienen a requisar la casa”. Les dije: ya vengo que voy al
baño, pero cuando salí del baño ya me estaban requisando la casa, pero gracias
a Dios ahí no consiguieron nada”.
Militares sin educación
La anciana enfatizó “somos personas sanas”, a la vez
que señaló “hoy estamos secos, no tenemos agua, no nos hemos bañado a estas
horas, no tenemos agua ni para tomar ni para los animales. Esto no es ningún
progreso, esto es una destrucción. ¿Cómo quiere usted presidente Nicolás Maduro
que nosotros los campesinos trabajemos? ¿Cómo vamos a trabajar? Usted tiene que
darnos la respuesta cuanto antes”.
Dijo que han matado niños. “Si ustedes quieren hacer
su guerra, háganla con quien quiera, pero no con nosotros los ciudadanos, no
con nosotros los civiles, no con los niños, no con los ancianos”.
Refiriéndose a los militares la anciana dijo “han
pasado por una academia militar y no tienen ninguna educación. El que pasa por
una academia, tienen que ser educado. Yo no pasé por una academia, pero soy
incapaz de ir a golpear una puerta en una casa de familia”.
“Entraron por la parte atrás, por el alambre, porque
mi casa está cercada. Les voy a mandar la foto para que la vean, Subieron por
encima, abrieron las rejas, me sacaron los marranos (cerdos) de donde yo los
tenía. ¿Qué es eso? ¿Cuál es el amor que el gobierno dice para con el
campesino? ¿Cómo vamos a trabajar si lo poquito que tenemos en un momento nos
lo destruyen?”.
Subrayó que no debieran estar sufriendo los
sacrificios que están pasando. “Aguantando hambre esas criaturas (los niños),
eso da dolor, ver a estos niños con hambre, llorando de sed, no hay agua,
porque el Ejército tumbó las redes de la luz, para que no haya noticias, para
no haya nada y los campesinos se mueran de hambre. ¿Quieren ganar tiras?
(insignias y grados militares) Pórtense bien para que les coloquen sus jinetas,
sus estrellas, no a lo guapo”, finalizó diciendo.
Paren la guerra
“Estamos aquí reunidos en la escuela de Santa María,
de La Victoria para adentro”, dijo otra de las mujeres asistentes a la reunión
de los habitantes de la zona. “Los que estamos siendo afectados somos nosotros
los civiles, miren como hay niños pequeños que no saben lo que está pasando,
mujeres mayores afectadas”.
“Se les pide con el corazón en la mano, por favor, ya
paren esta guerra que hay, porque quienes estamos sufriendo somos nosotros.
Estamos refugiados aquí en la escuela Santa María”, dijo señalando el lugar, a
la vez que aseguraba que ahí había mujeres embarazadas.
Destacó que se vieron forzados a salir de sus fincas y
casas. “Salimos de nuestras casas por temor a que algunos de nuestros hijos
vayan a ser perjudicados. Lléguense hasta la escuela y verán que estamos
refugiados aquí, porque no tenemos para dónde seguir”.
Es necesario destacar que autoridades colombianas
aseguraron que hasta Arauquita, población vecina de La Victoria, llegaron
inicialmente 161 venezolanos, quienes se desplazaron como consecuencia de los combates
entre militares venezolanos y disidencia de las FARC, específicamente del grupo
de alias Farley.
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