"La Revolución de la Cocaína", publicado por InSight Crime, desmitifica al Cartel de los Soles y desnuda el riesgo cierto de que la nación caribeña deje de ser sólo un puente del narcotráfico
Sebastiana Barráez/ jueves 5 de mayo 2022
@SebastianaB
“Una vez que la producción de cocaína se arraiga en un país, es muy
difícil dar marcha atrás”, es una frase demoledora del informe ”La
Revolución de la Cocaína en Venezuela“ que presentó Insigth Crime,
desmitificando al Cartel de los Soles, desnudando el riesgo cierto de que
Venezuela pase de ser un país puente del narcotráfico a ser productor, con sus
consecuencias. “Como demuestra la experiencia de Colombia, los cultivos de
coca ofrecen ingresos irresistibles tanto para grupos criminales como para
agricultores arruinados, y una vez que la práctica está firmemente establecida,
los intentos de erradicarla fomentan conflictos, resentimiento y mayores lazos
entre los grupos armados y las comunidades rurales”.
Así lo refleja el informe de la Unidad de Investigación de InSight
Crime, un centro de pensamiento y un medio de comunicación que combina el
periodismo investigativo con rigor académico, basando sus análisis en la
investigación en campo y testimonios de todos los actores, legales e ilegales.
La investigación que duró tres años “incluyó trabajo de campo en
puntos críticos para el tráfico de drogas, cientos de entrevistas y monitoreo
diario de decomisos, arrestos y operativos antinarcóticos, InSight Crime ha
identificado los flujos de cocaína que se mueven por Venezuela y las redes
criminales que los mantienen en movimiento”, eso es lo que les permite
aseverar que “las rutas de la cocaína en Venezuela pasan por casi todos los
estados del país”.
Uno de los aportes importantes del informe es que desmitifica la tesis
de EEUU de que Hugo Chávez priorizaba “el uso de la cocaína como arma contra
Estados Unidos e importar la mayor cantidad de cocaína posible a dicho país”.
Igual sucede con el llamado Cartel de los Soles de quien dice que “nunca ha
sido un cartel de drogas. Por el contrario, es una red porosa y fluida de
células traficantes arraigada en las fuerzas de seguridad venezolanas, y
facilitada, protegida, y, en ocasiones, dirigida por actores políticos. Y hoy
en día dicha red está evolucionando”.
Sostienen que la acusación de EEUU contra Nicolás Maduro y sus
co-conspiradores “presenta una narrativa simplificada, y en general
distorsionada, del narcotráfico en Venezuela —una versión hollywoodense del
Cartel de los Soles—. Pero si bien las conclusiones de los fiscales pueden
parecer exageradas, las evidencias incluidas en la acusación y las
numerosas imputaciones y sanciones que le precedieron ilustran lo que en
realidad es el Cartel de los Soles”.
“A medida que las redes del Cartel de los Soles se solidificaron y
ganaron influencia, los propios funcionarios antinarcóticos del presidente
levantaron las alarmas. Pero para Chávez, que tenía fresco el recuerdo de golpe
militar en su contra en 2002, la corrupción sistémica de los militares
era un pequeño precio a pagar para garantizar su lealtad. Así, la verdadera
función del Cartel de los Soles no era usar la cocaína como arma contra Estados
Unidos, sino apuntalar el poder político en su propio país”.
“Las fuentes suelen mencionar a Cabello como el hombre que controla o
lidera el Cartel de los Soles: “el capo de los capos”, como lo describió un
ex funcionario antinarcóticos. Independientemente de si esta es una información
exacta u otra versión hollywoodense de una realidad más compleja, Cabello
se ha convertido indiscutiblemente en la cara pública del Cartel de los Soles.
Maduro, por el contrario, permanece en las sombras, pues es escasa la evidencia
que lo vincula con el narcotráfico”.
InSight Crime destaca que “en 2017, Víctor Clark fue elegido gobernador
de Falcón y todo cambió. Joven y ambicioso, Clark fue catalogado por los
analistas políticos como el acólito del presidente Nicolás Maduro, pero su
campaña también contó con el respaldo personal de Diosdado Cabello”.
Relatan cómo Clark celebró su victoria electoral con un fastuoso
concierto en la ciudad costera de Cabo San Román, en la punta de la península
de Paraguaná; hubo camiones llenos de cerveza y pirotecnia espectacular. “Pero
eso no fue lo único que llamó la atención. ‘Toda la familia de Chiche Smith
estaba allí como invitados de honor y protegidos por soldados’, le comentó a
InSight Crime una periodista local. Poco después de la fiesta se fotografió a
Clark, con parientes de Martínez en eventos públicos. Chiche Smith se había
convertido en figura pública”.
Los investigadores en Venezuela de InSight Crime revelaron evidencias
de la presencia de cantidades significativas de coca en al menos tres
municipios de Zulia, y dos más al sur, en el estado Apure. “Estas evidencias
han sido verificadas y corroboradas por múltiples fuentes confiables”,
resaltando que fuentes en las zonas, agencias internacionales e informes del
gobierno venezolano “muestran que los laboratorios de cristalización utilizados
para convertir la pasta de coca en clorhidrato de cocaína han estado proliferando
en las mismas áreas”.
“Aquí domina el ELN; ellos son los que controlan toda el área desde
Río Bravo hasta Río Abajo”, dijo a InSight Crime un residente del municipio
del Catatumbo, que no quiso que su identidad fuera revelada. “Han estado
comprando hectáreas a los propietarios de fincas para el cultivo [de coca]”,
revela el informe, que se corresponde con lo publicado por Infobae,
en junio del año 2019, sobre la ocupación por el ELN de 15 fincas en el municipio Catatumbo del estado Zulia.
En entrevistas realizadas por InSight Crime durante 2021, más de ocho
fuentes, entre ellas residentes de la zona, ganaderos, periodistas e
investigadores, confirmaron que los cultivos de coca están echando
raíces en los municipios zulianos de Jesús María Semprún, Catatumbo y Machiques
de Perijá.
Reconocen que “la producción de cocaína en Venezuela es incipiente, y
representa solo una gota en el océano en comparación con los niveles históricos
que se han registrado en Colombia en los últimos años. Pero la región
fronteriza del país, pobre, aislada, abandonada por el Estado y dominada por
grupos armados, representa una placa de Petri perfecta para su extensión. Y
en un país ahogado en una crisis económica, gobernado por un régimen corrupto y
devastado por la criminalidad, esa es una apuesta peligrosa”.
La declaración de una fuente de InSight Crime es significativa: “Los
recolectores de coca siempre tienen las manos maltratadas; el color de su piel
cambia”, dice. “(Los agentes de la GNB) saben a qué personas escoger en
el otro lado y no las detienen, pero cuando regresan, les cobran una extorsión.
Estos trabajadores migrantes traen a Venezuela, no solo los ingresos que tanto
necesitan, también el conocimiento de la producción de cocaína”.
Menciona el informe el caso del general Aquiles Leopoldo
Lapadula Sira quien, en el 2019, siendo comandante de las fuerzas del
Ejército en Zulia, fue detenido por delitos de narcotráfico, entre ellos por
autorizar el tráfico de precursores químicos.
La coca siempre ha crecido mejor a altitudes de 1.000 a 1.200 metros, pero el
informe revela que los productores de drogas han desarrollado cepas que abren
posibilidades para cultivar coca en lugares considerados inviables, como
habría sucedido en Apure. “Hoy en día, se encuentran plantaciones de coca
dispersas en los municipios de Rómulo Gallegos y Pedro Camejo, particularmente
a lo largo de las orillas de los ríos Capanaparo, Cinaruco y Riecito, según
residentes locales, líderes políticos e investigadores”.
La Unidad de Investigación de Insight Crime ha descubierto que, así
como en Zulia, también en Apure “hay evidencia de que la expansión del cultivo
de coca en Apure está siendo facilitada por grupos guerrilleros que utilizan
testaferros para comprarles tierras a agricultores de la zona empobrecidos y
amenazan a quienes se niegan a vendérselas”, lo que podría corresponderse
con lo publicado por Infobae sobre la acelerada compra de tierras en el estado.
Una fuente le dijo a los investigadores que del Putumayo, departamento
colombiano que hace frontera con Ecuador, trajeron a unos hombres llamados ‘los
químicos’, para que les enseñaran a unos 20 o 25 jóvenes reclutados cómo
preparar la cocaína. “Mildred Camero corroboró este dato, afirmando que
había recibido información similar de jóvenes reclutados para aprender los
procesos de cristalización de cocaína en laboratorios venezolanos, muchos de
los cuales ahora operan con un alto grado de sofisticación”.
En el caso de Amazonas, un representante indígena, le dijo a InSight
Crime que se han visto cultivos de coca en los municipios de Autana y Maroa,
así como laboratorios de cristalización en Autana. “Los cultivos [de coca]
comenzaron a aparecer hace unos tres años”, dijo durante una entrevista en
2020. “Se siembran en áreas desprotegidas que no tienen títulos legales.
(Los grupos guerrilleros) reclutan indígenas para sembrar, cosechar y cuidar la
tierra”.
Consideraron los investigadores que Amazonas es uno de los territorios que ofrece mayor estabilidad para el tráfico de cocaína. “Allí los corredores de drogas están bajo el control del Frente Acacio Medina, de las ex FARC mafia. Allí existe evidencia sólida de colusión entre los disidentes y el Ejército”.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario