Teodoro Campos y Daniel Comisso, uno del Ejército y otro de la Armada, coinciden en que la zona en reclamo es de Venezuela
Sebastiana Barráez/ martes 11 de abril 2023
@SebastianaB
Dos oficiales, Teodoro Campos y Daniel Comisso uno del Ejército y otro de la Armada, uno coronel y el otro contralmirante, uno lo dijo hace 12 años el otro lo manifiesta hoy ante Infobae. Ambos coinciden en que el territorio en reclamo del Esequibo es de Venezuela. El coronel se hace eco de las críticas hacia lo que llama militares bolivarianos “que en la práctica son militares socialistas”. Comisso asevera que “sólo un estado títere, integrado por cretinos sumisos a una dirección y control extra frontera, puede ser utilizado para desconocer y profanar sus valores y tradiciones históricas”.
Los dos altos oficiales retirados se
pronuncian a propósito de que la Corte Internacional de Justicia (CIJ) haya
rechazado, con 14 votos contra uno, la objeción preliminar de Venezuela a que
se admita la demanda que interpuso Guyana pidiendo confirmar el Laudo de París
1899 sobre el territorio al oeste del río Esequibo.
“Es alarmante lo que está ocurriendo con el
legítimo reclamo de Venezuela sobre la ilegal ocupación de territorio Esequibo.
Han surgido innumerables críticas hacia los militares venezolanos autodenominados
“bolivarianos”, o que en la práctica son
militares socialistas 21. Existen muchas formas de expresar su inconformidad
ante el manejo del Régimen Socialista 21 en relación a la disputa por el territorio
Esequibo”, dice Campos Rodríguez, diputado de la Asamblea 2015, por la
organización Avanzada Progresista, y coronel retirado del Ejército, egresado de
la Academia Militar en 1987.
Campos marca las diferencias entre lo que
llama “militares nacionalistas y los militares socialistas XXI”, demostrando
cuál ha sido la actuación de lo que llama FAN Nacionalista ante varios hechos
de la Historia de Venezuela cuando los militares “defendieron la soberanía nacional
y no hicieron silencio cómplice”.
No quiere que se olvide lo que ocurrió con
el incidente, de 1980, de lo que llama “la historia olvidada de “la Hipótesis
de Caraballeda”, ejemplo de cómo, sin usar las armas, los militares venezolanos,
en un ambiente de libertad y democracia, pudieron incidir con sus opiniones en
los asuntos de interés colectivo que lesionan al territorio o su población”.
El coronel hace énfasis en algunos incidentes
fronterizos, el primero que detalla ocurrió entre el 13 y el 22 de agosto de
1952, “cuando la fragata colombiana “Almirante Padilla” hizo ejercicios de
fuego naval sobre la jurisdicción del Archipiélago de Los Monjes. El entonces
Presidente de Venezuela, Germán Suárez Flamerich, y su Ministro de la Defensa
Coronel Marcos Pérez Jiménez, ordenaron desplegar maniobras aeronavales que
llevaron al Canciller colombiano Juan Uribe Holguín a reconocer la soberanía de
Venezuela sobre Los Monjes”.
Otro episodio de la reafirmación de la
soberanía, que narra el coronel Campos, “ocurrió en octubre de 1966 cuando
pescadores fluviales venezolanos observaron a militares guyaneses ocupando la
Isla de Anacoco en la confluencia del Río Cuyuní y el Río Venamo. Los
pescadores informaron la novedad en el puesto de la Guardia Nacional acantonado
en Tumeremo”.
“Un pelotón de guardias nacionales se
trasladó a la Isla de Anacoco y desalojó a los militares, arrió la bandera guyanesa,
derribó el hito fronterizo e izó la bandera venezolana. El pelotón fue después
apoyado por el Gobierno Nacional con la construcción por parte del MOP (Ministerio
de Obras Públicas) de instalaciones venezolanas permanentes”.
Dijeron “no”
El tercer hecho histórico que el coronel y
diputado Campos Rodríguez detalla se dio en agosto de 1987, “cuando el entonces
Presidente de Venezuela y su Ministro de la Defensa, organizaron una estrategia
militar defensiva ante la incursión de la corbeta colombiana Caldas en el Golfo
de Venezuela; esa corbeta después fue relevada en su posición por la corbeta colombiana
Independiente. Los gobernantes colombianos
al ver una reacción unánime de los venezolanos unidos para defender el
territorio, decidieron retirar la corbeta Caldas del Golfo de Venezuela”.
Para Teodoro Campos “un acto no menos
importante de soberanía nacional que realizó la FAN Nacionalista actuando no
con sus armas, sino con su conciencia y el poder del amor a la patria y a todos
los venezolanos, ocurrió en septiembre de 1980, en el Teatro de mi Alma Matter,
la Academia Militar de Venezuela”.
“Ese día, se les presentó a los militares nacionalistas,
el Proyecto de Delimitación de Aguas Marinas y Submarinas del Golfo de
Venezuela entre la República de Venezuela y la República de Colombia. El
proyecto del diferendo, presentado por el canciller venezolano (José Alberto
Zambrano Velasco), fue fuertemente criticado por los Oficiales asistentes a la
Academia Militar, al considerarlo desventajoso para Venezuela”.
“El Canciller fue abucheado y luego de esa contundente respuesta de los militares, el Presidente de Venezuela (Luis Herrera Campíns) declaró que el proyecto era una simple hipótesis y que ante el rechazo durante la consulta popular, habían sido paralizadas las negociaciones”, finaliza diciendo el coronel retirado del Ejército Teodoro Campos.
La hipótesis se cumplió
Por su parte, el Contralmirante Daniel Comisso Urdaneta está
convencido que además del territorio,
también el poder soberano de un Estado se manifiesta cuando se entrega la
república a un “estado foráneo” para que éste rija su destino y administre su
patrimonio” y así lo dejó impreso en un artículo de octubre 2011, hoy más
vigente que entonces.
Aunque se declaraba no experto en los
intríngulis del caso del Esequibo, estuvo muy seguro que “el régimen
castrochavista se ha empeñado desde su inicio, violando la Constitución y las
leyes, en distorsionar los conceptos de soberanía, manipular la continuidad
histórica y degenerar las instituciones estatales encargadas de prestar el
servicio de seguridad de la nación, para poder imponer los intereses apátridas
de la revolución cubana en Venezuela”.
“Los organismos de seguridad del Estado venezolano evaluaban cuatro
hipótesis de conflicto para configurar, diseñar, planificar y ejecutar, las
políticas de seguridad nacional y para estructurar y organizar sus ‘órganos
burocráticos para su defensa, estas eran; 1) la generada por los intereses
encontrados entre Venezuela y Colombia por la delimitación de las aguas del
golfo de Venezuela; 2) la generada por el proceso de reclamación de la Guayana
Esequiba a Guyana; 3) la de posibles aspiraciones expansionistas de Brasil; y 4)
la de la penetración e invasión marxista-leninista por medio de la revolución
cubana”.
Explicó, entonces, que la hipótesis Nr. 3, con Brasil, siempre mantuvo
un muy bajo perfil y podría decirse que se ha diluido gracias a las excelentes
relaciones con ese país desde hace más de treinta años.
De la primera hipótesis, con Colombia, destaca que “ha mantenido sus
altos y bajos, se alcanzó un punto muy álgido con el episodio del Caldas. Se ha
mantenido una política de exclusivo manejo bilateral que ha sido suficiente
para no alterar las relaciones, pero no podemos perder de vista que sigue
pendiente el factor principal: lograr la definitiva delimitación y demarcación
en la zona del golfo de Venezuela”.
La hipótesis 4ta., la penetración por la revolución cubana, “es obvio
que se ha materializado. Hemos perdido la República ante esta avanzada
revolucionaria y para colmo, con la complicidad traidora del comandante-presidente,
de los Altos Mandos de las fanr, sus milicianos y del resto de los órganos del
estado revolucionario”.
Asevera que “ahora se plantea la total inacción del estado
revolucionario ante las recientes intenciones manifiestas de Guyana en cuanto a
lograr apoyos regionales en favor de sus pretensiones de extensión de mar
territorial más allá de las 200 millas y de otorgar concesiones a terceros para
realizar explotaciones en territorios en reclamación por parte de Venezuela”.
“Esta grave omisión o mejor aquiescencia, del régimen revolucionario,
en caso de continuar, coincido con los expertos, es una aprobación tácita y
cómplice hacia los intereses de Guyana, con sus negativas consecuencias en el
plano jurídico internacional en cuanto a la histórica posición de Venezuela”.
Su conclusión es que “en doce años del régimen revolucionario castrochavista, de las cuatro hipótesis de conflicto históricas, se ha cedido totalmente en la 4, la penetración castrista, acto denigrante de alta traición; y con respecto a la 2, las aspiraciones de Guyana, todo parece indicar que se mantendrá el silencio cómplice en contra de las históricas aspiraciones venezolanas. Me inclino a pensar que este silencio “solape” intereses de terceros, como podrían ser Brasil favorecido por las concesiones y Cuba por su posición en apoyo a la expansión del mar territorial de Guyana”.
El daño es más
A juicio del contralmirante Comisso Urdaneta “el daño no se limitaría
a que el Estado Venezolano ha hecho ingentes esfuerzos por mantener sus
aspiraciones y pretensiones legítimas y soberanas en la consolidación y
expansión de su patrimonio”.
“Mantener la omisión ante el caso Guyana generará un precedente
negativo que puede ser aprovechado por otros estados de la región, con el
oportuno apoyo de otros estados “amigos”, en función de sus intereses y
reorientar sus aspiraciones en contra del estado revolucionario, que cada vez
se hace más incómodo tanto a sus vecinos como a nivel global”.
Como ejemplo dijo, hace 12 años en esa reflexión, que “Colombia podría
reorientar sus acciones en el caso del golfo y sobre la soberanía que,
Venezuela sostiene, genera el archipiélago de Los Monjes. Igualmente, pequeños
estados del Caribe podrían retomar el caso de Isla de Aves, y así ante la
debilidad y aquiescencia del régimen, Venezuela quedaría diezmada en su
patrimonio, más de lo que sus ciudadanos hayamos podido imaginar”.
Recalca que “los Estados están
genéticamente conformados para sobrevivir y combatir cualquier “infiltración refundadora”
que tienda a ponerlos en su contra. Sólo un estado títere, integrado por
cretinos sumisos a una dirección y control extra frontera, puede ser utilizado
para desconocer y profanar sus valores y tradiciones históricas, traicionar sus
auténticos ideales de libertad y tratar de controvertir sus políticas
estratégicas de seguridad y desarrollo, sin detenerse en valorar la
trascendencia de ello. Ese es el caso del estado revolucionario que maneja a
nuestro país”.
“Para muestra y sin irnos hacia la
efectividad de los Estados del primer mundo, tomemos a los mismos Estados
nombrados; Brasil, Colombia, Guyana y hasta el de Cuba, ninguno de ellos ha
cambiado ni cambiará su esencia histórica, ni su concepción estratégica, porque
saben que allí están tanto el triunfo como la perdición de todo. No obstante,
el régimen castrochavista pretende continuar con tal aberración”.
Advierte que puede sonar muy duro “pero
lamentablemente ese es el futuro que nos depara si la revolución permanece en
el país, siendo que sus graves falencias y violaciones como “estado
democrático” le están siendo cada vez más difíciles esconder y tendrá que
manejarse de manera complaciente para seguir ganando o “comprando” amigos en la
región, ya que los que tiene fuera de ella sólo lo descalifican más, en un
hemisferio democrático por tradición”.
“Respetados
compatriotas, les reitero que, sólo asumiendo la carga de defender la república
y actuando hasta las últimas consecuencias contra el régimen violador contumaz
del compromiso nacional y vil traidor a la Patria, lograremos su recuperación”.
Era 2011 y el
contralmirante Comisso advertía “con seis años más de revolución no habría
forma de evaluar su ejecución en términos de identidad nacional ante la devastadora
acción sobre el patrimonio nacional amen de la ya causada a las instituciones y
de la hipoteca que deja comprometidas a nuestras futuras generaciones. No
permitamos, que esta situación continúe, ya que corremos el riesgo de recuperar
un país notablemente disminuido en su patrimonio incluyendo territorio y mar
patrimonial, o peor aún, llegar al punto de no retorno desde el cual no
volveremos a recuperar a nuestra Venezuela”, dijo entonces el contralmirante Daniel
Comisso Urdaneta.
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