El coronel Alexánder Enrique Granko Arteaga es el mismo que se ufana de haber ejecutado al piloto disidente Óscar Alberto Pérez. Es conocido por su profunda creencia en la brujería y el espiritismo
Sebastiana Barráez/3 de Julio de 2020
@SebastianaB
“Con base en los casos documentados por el ACNUDH, casi todas las personas detenidas por la DGCIM fueron sometidas a desaparición forzada durante un breve plazo posterior a su detención y antes de ser llevadas ante el juez”, destaca el punto 46 del informe que ayer presentó la Alta Comisionada Michelle Bachelet.
Agrega “Las autoridades no confirmaban el paradero de las personas a los familiares ni a los abogados durante períodos que solían oscilar entre los siete y los 40 días, lo que suscitó preocupación por el incremento del riesgo de tortura y malos tratos”.
Dice el informe de
Bachelet que la oficina de la Alta Comisionada “determinó que, en el momento de
la detención, no solía presentarse ninguna orden judicial y no se informaba a
las personas del motivo de su detención. En varios casos, las órdenes de
aprehensión se expidieron con carácter retroactivo, incluso con fechas de
expedición alteradas, y las casas fueron allanadas sin orden judicial. La mayor
parte de las detenciones fueron practicadas por miembros de la Dirección
General de Contrainteligencia Militar (DGCIM) y el Servicio Bolivariano de
Inteligencia Nacional (SEBIN). Sin embargo, otras fuerzas de seguridad, tales
como las FAES y la Guardia Nacional Bolivariana, han incrementado su
participación en esas aprehensiones”.
La respuesta que
Nicolás Maduro parece darle a ese informe sobre Venezuela de la Alta
Comisionada de los Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas
es ascender a uno de los principales agentes de violación de derechos humanos
de la Dirección General de Contrainteligencia Militar, el ahora coronel de la
Guardia Nacional Bolivariana Alexánder Enrique Granko Arteaga, egresado de la
II Promoción “Batalla Mata de La Miel”, de la EFOFAC,
año 2003, como primer brigadier y alférez auxiliar.
Pero
no es solo que Maduro lo premia, es que lo asciende de número uno, entre los 90
nuevos coroneles de ese componente militar, lo que representa el principal
mérito, la recompensa, el estímulo más alto que recibe un oficial de la Fuerza
Armada Nacional Bolivariana (FANB).
Granko
se ufana cuando lo mencionan como el que asesinó al piloto Oscar Alberto Pérez,
durante una brutal masacre ocurrida el 15 de enero del 2018 en El Junquito, en
las cercanías de Caracas.
Nadie
se explica cómo ha llegado a ser un personaje tan cruel, pero eso le ha
permitido encajar perfectamente en la DGCIM, como mano derecha del general
Hernández Dala. Es Granko quien ha manejado realmente la DGCIM, impone reglas,
incluso por encima de los generales que han ocupado cargos subalternos en la
institución.
Es uno
de los hombres claves en el triángulo de terror de la DGCIM. Un oficial comenta
que “cuando estaban haciendo curso antiguerrilla Lince, los distinguidos de esa
promoción se alzaron contra los comandos, porque no querían que los
maltrataran; entre esos estaba el distinguido Granko”.
“En el
curso Lince los sargentos del grupo de comando eran quienes dirigían, por lo
que en ese momento quedabas como subalterno. En ese tipo de cursos la exigencia
era muy alta, pero esos distinguidos, donde estaba Granko, no aguantaron la
presión y se convirtieron en los líderes de una insubordinación masiva, que les
costó el regreso a la Escuela”.
Alexander Enrique
Granko Arteaga es de Puerto Cabello, estado Carabobo. Es el jefe de la Dirección de Asuntos
Especiales de la DGCIM, una unidad especial, que funciona anexa a la oficina
del mayor general Iván Hernández Dala, Jefe de la DGCIM, en la sede principal
de Boleíta, Caracas.
Un
funcionario de Contrainteligencia se atreve a señalar, sin vacilación alguna,
que “él, Granko, es quien realmente decide todo en la DGCIM, es quien impone
las reglas, es quien controla a Hernández Dala, porque se ha convertido en su
hombre de más absoluta confianza, es una relación demasiado perversa”.
Explica
que en enero de este año colocaron unas cajas de resonancia cerca de las
instalaciones centrales de la DGCIM en Caracas, que contenían billetes simulados
de 100 dólares con los rostros de Granko Arteaga y Hernández Dala. “Eso no es
casual. Eso tuvo que ser algo interno, porque aquí muchos actúan callados y con
desagrado por lo que ocurre con las torturas y el trato que le dan a los
detenidos. Aquí no respetan a ningún preso así sea general, los humillan y degradan.
Eso pega”.
La oficina de Granko en la DGCIM está al mismo nivel de la del mayor general. “Es profundamente supersticioso, es un seguidor de la llamada Corte Malandra, por lo que en su oficina tiene imágenes de gran tamaño, como de 1.20 de altura, de la llamada corte India. Sus más cercanos amigos saben que le gusta todo lo relacionado a la brujería y al espiritismo, que es practicante de eso y que usa muchos recursos de ese mundo espiritual. Hay quienes creen que de ahí le viene el poder sobre la gente que controla y esos grupos que envía o acompaña a allanamientos u otras cosas. Después de lo de Oscar Pérez tiene más poder”, relata un oficial.
Los
cuerpos de Inteligencia del vecino país saben muy bien quien es Granko Arteaga,
el flamante ahora coronel. Un militar venezolano, refugiado en Bogotá dice a
Infobae, que “los funcionarios en Colombia nos han dicho que supieron de Granko
hace unos años, pero más recientemente porque aparece mencionado por supuestos
desertores que han sido detenidos y a quienes se ha descubierto que fueron
enviados para Colombia infiltrados como espías”.
Agrega
que “han usado a varias mujeres jóvenes y bonitas, funcionarias de la Dgcim,
para captar a oficiales de los cuerpos de Inteligencia o militares en Colombia
e incluso para involucrarse con militares venezolanos y extraer información. Al
frente de esas operaciones de infiltración está Granko Arteaga”.
Saludos cordiales. Me parece que hay algún error en la redacción de la nota periodística, pues en la copia de la resolución de ascenso se lee...ascenso de Mayor a Teniente coronel del bandido asesino en cuestión.
ResponderBorrarBueno, digo yo, no ala?