La industria del contrabando en la frontera se ha ido transformando en los últimos tres años. Es más rentable que el narcotráfico pero arruina e impacta a la economía, mientras destruye a la sociedad tachirense en igual medida que la droga
Sebastiana Barráez/ viernes 23 de octubre 2020
@SebastianaB
La industria del negocio del
contrabando del combustible y de cualquier cosa en la frontera se ha ido
transformando, en los últimos casi tres años. Es más rentable que el
narcotráfico, pero arruina e impacta a la economía, mientras destruye a la
sociedad tachirense, en igual medida que la droga. Las semanas y días en las
estaciones de servicio pueden transformarse en minutos si usted paga al mil por
ciento el precio del combustible, entrando en la red de corrupción impuesta en
el estado Táchira, territorio fronterizo con Colombia.
El ELN ha encontrado el más
rentable de los negocios en el control de trochas y de estaciones de
combustible. “Es uno de los importantes recursos que obtienen, porque aunque
sea sobreprecio nadie los va a señalar por cometer un delito que casi está
institucionalizado de manera permisiva”, dice a Infobae un dirigente vecinal
que perteneció a la red de dirigentes del chavismo. “Me desprendí de eso; los
militares, los guerrilleros, los colectivos, todos manejan una gasolinera y
cobran precios exagerados por el combustible y uno ahí de cómplice”.
Pasan meses sin que haya gas
doméstico, pero tampoco ayuda que se adquiera cocinas eléctricas, porque es uno
de los estados más afectados por los apagones de 6, 12 y hasta 18 horas. Al
jefe de la Región de Defensa Integral Los Andes (REDI), el mayor general Ovidio
Delgado Ramírez, dijo que van a arrancar con el Plan Leña.
Hay grupos de whatsapp donde
se manejan los nombres, los intermediarios y las estaciones de combustible,
donde se negocia cupos y combustible. Hay incluso servicio delivery manejado
por funcionarios policiales o sus esposas, que llevan a la casa el combustible
e incluso gas doméstico. Uno de esos números es el 0424-7581892.
Si la semana es de
flexibilización, por el Covid-19, los cupos para los que trafican cupos
priorizados, de manera que por 30 litros paguen 75 mil pesos (poco más de 25
dólares), pero en la semana de confinamiento rígido, al no haber despacho en
las estaciones de servicio con precio subsidiado, el cupo cuesta más de 100 mil
pesos.
En la estación de Los
Agustinos en la avenida Industrial, le dan a usted un tique por el que paga
entre 2.600 a 2.900. Eso sustituyó el pago en pimpinas, porque sale más barato.
“Yo pagaba por una pimpina (recipiente de 30 litros aproximadamente) 90 mil, pero
en la gasolinera sale a 70 la pimpina, por ejemplo. Se paga de 5, 25 litros, es
decir múltiplos, pero solo entran 23 litros, no le devuelven lo restante”.
Usted va a un negocio en
Barrio Obrero, donde después de pagar la cantidad de litros que necesita,
suministra su nombre y la placa del vehículo. Le dan un tique que es un tipo
cartulina con una firma; usted al llegar a la estación de servicio le da ese
tique al policía, él le quita una pestaña al tique y su carro recibe el
combustible. Mientras está en eso se acerca uno de los “colectivos” con una
carpeta en mano y ahí anota el tique.
Ahora hay una competencia
entre la gasolina colombiana y la iraní. “Es mejor la colombiana porque rinde
más y por eso la prefiero. Los taxistas siempre recomiendan la colombiana. Por
esa competencia ha bajado el precio en las gasolineras”, relata un militar en
reserva activa.
La bomba El
Carmen
Hace años, cuando el Táchira,
un estado fronterizo con Colombia, era gobernado por el teniente José Gregorio
Vielma Mora, la estación de servicio El Carmen, ubicada en el barrio El Carmen
de San Cristóbal, capital del estado, era manejada por un individuo llamado Ronmy
Cañas; era una gasolinera donde los protegidos de la gobernación surtían
combustible sin problema alguno.
El chavismo pierde las
elecciones a la gobernación y llega la opositora Laidy Gómez al poder regional.
Nicolás Maduro, que no acepta otros triunfos que los del chavismo, se inventa
la figura de protector del Táchira para imponer a un policía llamado Freddy
Bernal, quien venía de ejercer varios cargos en el chavismo, incluso de
ministro de una cartera intranscendente. Así le quitaba a la gobernadora las
facultades más importantes de su ejercicio de gobierno.
Bernal va ocupando de hecho,
sin haber elegido en elecciones libres, todo lo que significa el poder y la
gran industria que genera la frontera, desplaza a los aliados de Vielma, a
algunos los acusa de corruptos, los mete presos o los obliga a irse del estado.
Pero El Protectorado necesita
recursos, un presupuesto que no está justificado ni planificado y además
mantiene una red de subalternos a quienes hay que pagarle, y no a cualquier
precio, que estén dispuestos a hacer cualquier cosa “en defensa de la
revolución”; esa es la excusa perfecta para tomar el control de negocios que
dan dinero, aunque sea de manera subrepticia.
Ahí entra en juego casos como
la bomba El Carmen, que controlan funcionarios de las Fuerzas de Acciones
Especiales (FAES). En esa estación de servicio se vendía, antes de llegar El
Protector, el café más caro del mundo, que usted debía comprar en un pequeño
quiosco ubicado a unos metros de los surtidores. Un café negrito costaba 50 mil
pesos (unos 17 dólares) y venía acompañado de un tique para entrar a la
estación de servicio sin hacer cola.
Pero con Bernal la situación
cambió. “La gasolinera pasó a otras manos entre esas a las de Jhon, el
registrador de Táriba, pero ahora se modernizaron”, destaca una periodista de
la zona.
Ya no venden el café con el tique,
ahora se hace cita previa con un joven llamado Cristian, a quien por whatsapp
se contacta al número 0414-7391711, él le da la dirección de un negocio llamado
Detalgranos, que queda en La Concordia cerca del Hospital Central, a donde debes
ir a pagar el monto de 2.600 a 2.900 pesos colombianos por litro y allí le dan una
clave personalizada, esa es la palabra mágica que abre las puertas de la bomba
y libera el surtidor. Por ejemplo, 40 litros le pueden costar 110 mil pesos, un
poco más o un poco menos, según el precio del día.
Al llegar a la estación El
Carmen hay un hombre corpulento con un equipo de transmisión en la mano, que
saluda y usted debe decir la clave que le dieron en DetalGranos y así le
permiten el paso. “Vaya a aquel surtidor”, dice el hombre del radio transmisor,
a la vez que indica el que está pegado a la derecha y más cercano al edificio.
El islero, como se conoce a quienes se encargan de manejar el surtidor, hace
una seña con la cabeza y ahí el cliente repite la clave. De inmediato el joven
toma la manguera e inserta la boquilla en el tanque de combustible, no sin
antes asegurarse de marcar la cantidad de combustible exacto que va a
suministrar según lo que usted pagó.
Varía el precio
Los mal llamados “colectivos” tienen pequeños grupos,
2 o 3 carros por mes, en las estaciones de servicio establecidos para los casos
exclusivos, es decir policías, ambulancias, bomberos, etc. Ellos venden esos
cupos a terceros dispuestos a pagar un monto por encima del establecido.
“Por ejemplo, yo surto 40 litros a 100 mil pesos
colombianos (poco más de 30 dólares), porque bolívares no aceptan. Y bajó
porque estaba a 140 mil. Me identificó con el bombero a quien le pagó los 4 mil
pesos oficiales, lo demás se los pagó al colectivo”, narra a Infobae un vecino
del sector Las Lomas, quien dice que eso se arregla previamente antes de llegar
a la gasolinera.
En el caso de la bomba en Los Agustinos, está en mano
de los militares, quienes cobran 4 mil pesos por litro.
El precio varía según quien maneje la estación de
servicio, si son militares o civiles, si son colectivos o guerrilleros, si hay
flexibilización por el Covid o cuarentena rígida.
https://www.infobae.com/america/venezuela/2020/10/23/colectivos-chavistas-militares-y-guerrilleros-se-apropiaron-del-negocio-del-combustible-en-venezuela-cada-uno-maneja-estaciones-de-servicio-en-la-frontera/
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