Sebastiana Barráez/ jueves 24 de junio 2021
@SebastianaB
En un desesperado esfuerzo por revivir el
sentimiento que históricamente acompañó la celebración de la Batalla de
Carabobo, definitiva para la libertad de Venezuela, que reveló en 1821 a un
Ejército valiente, aguerrido y vencedor frente al dominio español, el régimen
venezolano ideó una serie de actividades caracterizada por coloridos discursos,
desfile, miniserie, pequeñas obras como el monumento Bicentenario, aunque en realidad algunas
solo son arreglos y recuperaciones de las ya existentes. Pero ahí, detrás de la
cortina, debajo del maquillaje, está la fea herida aun sin cicatrizar de lo
ocurrido en Apure, cuando la guerrilla colombiana hirió a gran cantidad de
soldados, secuestró a 8 que liberó a cambio de que le despejaran parte del
territorio fronterizo y dieciséis (16) muertos entre tropa y oficiales.
Aunque el Ministro de la Defensa, GJ
Vladimir Padrino López diga que “ha valido la pena llegar a esta fecha en
victoria, unidad y sin traiciones”, en realidad la Fuerza Armada Nacional
Bolivariana (FANB) llega a la fecha inmortal en una dolorosa situación de
amargo fracaso por la derrota que recibió en Apure ante un reducido grupo de la
guerrilla colombiana, específicamente una facción de las disidencias de las
Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), pero también confundida en
lo que a su papel esencial se refiere, a ese que le dicta la Constitución de la
República: la defensa del territorio y la soberanía.
Además, el Ejército venezolano se
enfrenta a la acelerada desprofesionalización, a la pobreza del apresto
operacional, miles de deserciones, la desmoralización de las tropas, aquejadas
por el hambre, la corrupción y el desprecio de la sociedad civil. La historia
más reciente de la Fuerza Armada venezolana está plagada de oficiales presos
por razones políticas, algunos de alto perfil y preparación, otros corruptos e
inmorales, opositores, chavistas o constitucionales.
Nunca antes hubo tantos militares
involucrados en hechos delictivos: narcotráfico, asesinato, secuestro, atraco,
abigeato, extorsión, contrabando, estafa, etcétera. En la FANB proliferaron
delincuentes desde que el requisito principal, para lograr cargos y ascensos,
es la lealtad y no los méritos morales y éticos.
El Ejército venezolano salió herido,
gravemente herido, de su batalla ante las disidencias de las FARC, al mando de
Gentil Duarte, desde que se involucra en una guerra interna que las Fuerzas
Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) tiene desde que la otrora poderosa
guerrilla se dividió en tres grandes grupos:
1) El que lideriza alias Timochenko, que
se quedó cumpliendo con el proceso de paz, a cambio de curules en el Congreso
colombiano, impunidad por los crímenes cometidos y beneficios económicos.
2) El que se desprende del Acuerdo de Paz
para regresar a la clandestinidad, liderizado por Jesús Santrich e Iván
Márquez, llamada la Segunda Marquetalia.
3) Y la que tiene como principal líder a alias Gentil Duarte, que se negó a firmar el Acuerdo de Paz, y que tiene en la zona de Apure (Venezuela) a jefes como alias Ferley y alias Arturo.
Obras y Apure
Aunque está lejos de tener la majestuosidad y belleza
del Arco del Triunfo (1921), Maduro propone postular a premios internacionales el
Monumento Bicentenario de Carabobo, que exhibe grandes vigas de hierro y acero,
en lo que él interpreta como “las vigas poderosas que se sembraron aquí para
construir el edificio republicano, en base a la espada mayor del Libertador
Simón Bolívar, viendo al cielo, pidiendo las bendiciones al Dios
Creador”.
El Monumento Bicentenario (2021) difiere no solo en la
forma sino en el significado con el Arco del Triunfo, el cual fue construido en
homenaje al Centenario en 1921 y consta de dos columnas, que simbolizan la paz y
la victoria, cada una con 28 metros de altura que se unen en un arco, donde hay
diversas inscripciones.
Lo otro que el régimen de Maduro mostró en obras, como
homenaje al Bicentenario de la Batalla de Carabobo, es “un museo especial
para niños, al que se ha complementado con un pequeño zoológico”.
Por su parte, el ministro de la Defensa, Padrino López
dijo en un discurso “Bolívar, sólo con su voluntad de vencer, su visión y deseo
de ser libre, junto a ese pueblo que estaba en batalla, consiguió la manera de
sorprender al enemigo y echarlo de estas tierras. ¡Por aquí pasó despavorido el
ejército del rey, hace 200 años!”.
En realidad, el régimen venezolano solo puede resaltar la historia que tiene a Bolívar, Sucre, Miranda y otros como héroes de la Independencia. La más reciente solo puede exhibir el lamentable asesinato de militares a manos de la guerrilla colombiana:
19 de septiembre 2020: SM3 (Ej) Gabriel Alexander Pérez Silva, S2 (Ej)
Reiber David Chirino Reyes, 1TTE (Av) Augusto David Linares Delgado y
Tte (Av) Miguel Ángel Mora García.
21 de marzo 2021: Mayor (Ej) Edward Ramón Corobo Segovia y 1Tte (Ej) Yonathan Miguel
Duarte.
31 de marzo 2021: S/2 (Ej) Jesús Alexander Vásquez Pérez y S1 Andriel Rafael Istúriz Sojo.
3 y 5 de abril 2021: Teniente Coronel (Ej) Raúl Roilander Quintero, 1Tte Ej Julio Manuel Inojosa Morgado, C2 (Ej) Yoendri
Enrique Piñero Ortega y S1 (Ej) Breyner Alexander Granados Suarez.
23-24 abril 2021: CN Naywill José Torres Moreno, SM2 (Ej) Wilmer De Jesús Ferrobús Garabito, SM1 (Ej) Ronal José Marcano Castillo, SM2 (Ej) Andy José Miranda, SM1 (Ej) Santiago De Jesús Reyes Farfán, S1 Álvaro Rafael Mariño Ostos, S2 Michael Miguel Medina Sequera y S1 (ARB) Luis David Lira Negrón.
En total veinte militares muertos, a los cuales hay que sumas otros asesinados anteriormente en Apure, Amazonas, Zulia y Táchira.
Premiando el silencio
En el esfuerzo por mostrar como victoria lo que en
realidad es una derrota, el régimen venezolano le concede el Premio Nacional de
Periodismo Digital compartido al portal de la Corriente Revolucionaria Bolívar y
Zamora (CRBZ) por sus trabajos sobre el conflicto armado en La Victoria, Apure.
Esa organización se constituyó como el ala civil de las Fuerzas Armadas
Revolucionarias de Colombia (FBL) ahora llamadas Fuerzas Patrióticas de
Liberación Nacional (FPLN), que es una guerrilla venezolana que ha funcionado
desde hace varias décadas y que se dio a conocer desde que en septiembre de
1992 asumió la autoría del atentado contra Antonio Ríos, el entonces presidente
de la Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV).
Y
el Ejecutivo Nacional también le otorga un reconocimiento especial “al
documentalista Daniel Quintero, por el trabajo audiovisual sobre la
frontera colombo-venezolana”; el comunicador jamás hizo mención a los ocho
militares mientras estuvieron desaparecidos y secuestrados en manos de las
FARC.
Dos
hechos que demuestran el frustrado intento del régimen venezolano por maquillar
lo ocurrido en la frontera. Las FBL/FPLN, con la CRBZ, siempre ha tenido entre
sus líderes locales al diputado Héctor Orlando Zambrano “Lapo” y a José María
Romero “Chema”, alcalde del municipio Páez; en Apure son reconocidos como
integrantes de los “Boliches”, como les dicen a quienes pertenecen a esa
guerrilla criolla.
El
alcalde y parlamentario hicieron esfuerzos, durante el conflicto, por presentar
con normalidad lo que en ese momento era una cruenta guerra entre las FARC y la
Fuerza Armada. Incluso, el 9 de abril presentan un micro audiovisual hablando
de “agresión contra la soberanía de Venezuela por parte de grupos
narcomercenarios colombianos, la cual ha sido neutralizada por la FANB a través
de la Operación Escudo Bolivariano 2021, en unidad cívico-militar”.
La
CRBZ no menciona a las disidencias de las FARC, sino que manipula diciendo que
es “una estructura del narcotráfico que le es funcional al Estado colombiano y
al imperio norteamericano para seguir agrediendo a Venezuela”, y enseña a alias
Arturo como parte de un Grupo Armado Organizado residual (GAO-r), ocultando que
el gobierno colombiano denunció en enero 2019 que el guerrillero de las FARC,
cuyo verdadero nombre es Jorge Eliécer
Jiménez Martínez, estaba junto a Fabián Guevara, alias Ferley,
delinquiendo desde La Victoria del estado Apure.
La
CRBZ presenta información falsa tratando de hacer ver que la situación en Apure
estaba controlada por la Fuerza Armada venezolana, que los habitantes
regresaban tranquilamente a sus hogares en la frontera venezolana y que habían
dado de baja a dos irregulares primero y después a nueve. Pero catorce días
después de publicar ese tipo de informaciones, las disidencias de las FARC
asesinan a ocho militares, de quienes no se sabía nada, hasta que la guerrilla
informa al sacerdote de La Victoria que recojan los cuerpos tirados en la
sabana y les permite la entrada al territorio que dominan en suelo venezolano.
Hoy
Venezuela recuerda 200 años de un Ejército glorioso que dio un paso decisivo
para la Independencia, pero también una terrible realidad actual para un
Ejército diezmado que necesita resurgir de manera urgente y cumplir con su
obligación constitucional.
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