El papel del régimen fue determinante para el resultado de ambas operaciones
Sebastiana Barráez/ domingo 11 de julio 2021
@SebastianaB
Lo sucedido con la banda criminal de alias El Koki, en
el marco de la Operación Gran Cacique Indio Guaicaipuro, según el nombre que le
dio la Ministra de Interior y Justicia, almirante Carmen Teresa Meléndez Rivas,
que convirtieron a Caracas en un gran teatro de guerra, les dio un triunfo,
aunque no contundente, a las fuerzas policiales. Ante ello cabe preguntarse si
Venezuela está demostrando que tiene una fuerza policial mejor preparada para
enfrentar a las bandas criminales, que una Fuerza Armada para enfrentar a la
guerrilla.
Dos hechos relevantes; el primero es que las bandas
criminales, aunque estén en un sitio privilegiado para un enfrentamiento, y muy
bien armadas, como ocurría con la de Carlos Luis Revete alias El Koki, no
cuenta con la preparación, el entrenamiento, la estrategia y la operatividad que
ha caracterizado a la guerrilla colombiana de las Fuerzas Armadas
Revolucionarias de Colombia (FARC) curtida en 58 años de guerra contra el
Ejército colombiano, aunque el Plan Colombia, y después el Acuerdo de Paz, las
minimizó. La banda del Koki está muy lejos de ser el peligroso ejército irregular
que sí es la guerrilla.
El segundo aspecto para considerar, pero el más
importante y que fue determinante en los resultados que hubo en Apure con el de
Caracas, fue el apoyo que el régimen dio, para exterminar a la banda del Koki,
a los cuerpos policiales, Cicpc (Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales
y Criminalísticas) y Policía Nacional (PNB) con las FAES (Fuerzas de Acciones
Especiales, ahora DIE), y la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) componente que
tiene la dualidad de funciones, porque además de militar es policial.
Es decir, la orden fue dar todo el respaldo del Estado
para acabar con la banda de El Koki y, aun así, el triunfó no fue contundente,
porque las principales cabezas de la banda criminal, El Koki, El Garbi y El
Vampi, lograron huir dejando abandonado armamento y municiones.
La Ministra Meléndez Rivas acompañada de la
Vicepresidente Delcy Eloína Rodríguez Gómez, ofreció un reporte de lo sucedido,
donde fue más evidente lo que ocultó que la información que aportó. Entre lo
más relevante está la muerte de tres efectivos de la Policía Nacional Bolivariana (PNB)
y un sargento de la GNB.
“70
horas”, dijo la ministra de Interior y Justicia, que fue el tiempo de
desarrollo de la Operación Guaicaipuro, participaron “tres mil uniformados”. El
comandante de la PNB, MG (GNB) Elio Ramón Estrada Paredes habló de más de 20
kilos de cocaína, que la banda producía “en su laboratorio de la zona” y señaló
que poseían lanzagranadas, fusiles de asalto y otros armamentos.
Es
importante destacar que algunas de las acciones que se desarrollaron en apoyo a
la operación contra la banda de El Koki, estuvo en las comunicaciones, se cortó
el sistema eléctrico en la zona, se cerraron las autopistas y vías de acceso
hacia el territorio de la banda y se ofreció recompensa de hasta medio millón
de dólares por la captura de los jefes de la organización criminal.
Aunque
el triunfo fue parcial significó un aliento moral para los funcionarios
policiales y le permite a la almirante Meléndez Rivas exhibir que retomaron el
control del territorio que tenía El Koki en la populosa barriada caraqueña.
Los
funcionarios hicieron videos y fotografías en el lugar de los hechos, queriendo
dejar plasmada su participación; al fin y al cabo era un triunfo mostrar cómo
entraron a la guarida de lo delincuentes, cómo destruyeron sus trincheras, y
aunque enseñaron algunas de las cosas que encontraron, se aseguraron de ocultar
las más sensibles.
Aunque
no eran los cuerpos de El Koki, El Vampi o El Garbi, filtraron las fotos de los
sesos esparcidos, parte de los cuerpos desnudos y los rostros visibles de
algunos de los miembros de la banda, para que se difundieran en redes.
Por eso Meléndez Rivas no tardó en salir a contar la hazaña, a la cual se plegó Delcy Rodríguez, porque como en todas las batallas a los vencedores les brotan los amigos y los aliados.
La otra
historia
En
el caso de Apure, la Operación Escudo Bolivariano 2021, resultó una aparatosa
derrota; aun dos meses después no se tiene ningún balance oficial. Se sabe el
número de militares muertos y sus nombres porque han sido dados a conocer a
través de los medios de comunicación.
El
único pírrico triunfo, que no fue tal, lo constituyó la liberación de los ocho
militares que la guerrilla de las disidencias de las FARC tenía en su poder y
que liberaron después que la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) se
replegó de esa parte del estado Apure. No se ha dicho qué ocurrió con los
oficiales aun desaparecidos.
En
total esa operación fue un fracaso y le costó a la Fuerza Armada Nacional
Bolivariana la muerte de 16 oficiales entre marzo y abril 2021, además de los
cuatro que esa guerrilla asesinó, en esa zona, en noviembre 2020, donde aún
está las FARC.
Lo
peor de todo fue la parte operativa, lo que no tuvo ninguna explicación más
allá de una deficiente e improvisada Operación que concluyó con la muerte a
esos militares del Ejército y la Armada, la destrucción de importante
armamento, el desplazamiento de miles de personas de la población civil hacia
territorio colombiano y la golpeada moral de la tropa venezolana.
Hubo
tantas torpezas y errores juntos, empezando por el silencio que la institución
castrense guardó, no solo a nivel de opinión pública sino con los familiares de
los militares muertos, heridos, secuestrados y/o desaparecidos.
El
incoherente mensaje que Nicolás Maduro le ha dado a la Fuerza Armada, en lo que
al tema de la guerrilla se refiere, trajo consecuencias. Mientras en el alto
gobierno se habla abiertamente de los jefes guerrilleros, se les invita al
territorio venezolano, los jefes militares en las regiones los califican de
aliados porque no tienen otra explicación que dar, los militares al nivel medio
o bajo de la institución castrense no recibe una respuesta contundente, aunado
a la politización de la Fuerza Armada.
En
ese resultado de Apure podemos encontrar el relevo del Comandante Estratégico
Operacional de la Fuerza Armada, Almirante en Jefe Remigio Ceballos Ichaso,
quien tenía cuatro años en el cargo, más preocupado por pregonar que es
“profundamente chavista” que en desarrollar una estrategia que llevara a su
ejército al triunfo ante la guerrilla colombiana a quien enfrentaron ese 21 de
marzo 2021.
En plena guerra en Apure, Ceballos Ichaso estaba
concentrado en enviar mensajitos históricos, en hablar de temas que nada tenían
que ver con el delicado momento que estaban viviendo los soldados en la zona,
mientras la guerrilla hizo fiesta con los militares que desconocían el terreno,
ignoraban que la guerrilla desde hace unos años ha sembrado de minas
antipersonal el territorio.
Luego de un regaño de su superior se vio obligado a
moverse a la zona de La Victoria en Apure y desde allí se tomó varias
fotografías que difundió ampliamente, para demostrar que estaba arengando la
tropa.
Alguien pagaría esa derrota. Le correspondió al jefe
del Ceofanb.
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