Algunos de estos grupos gozan de estrechas relaciones con el gobierno venezolano. Otros, sobre todo el Frente 10 en Apure, se han enfrentado agresivamente con el Ejército, pero no han sido desalojados
Sebastiana Barráez/ jueves 14 de octubre 2021
@SebastianaB
“Las células de las ex-FARC están fuertemente arraigadas en las minas de oro de Amazonas y en el estado fronterizo de Apure , y parecen estar moviéndose hacia el este, a estados como Bolívar. Algunos de estos grupos gozan de estrechas relaciones con el gobierno venezolano. Otros, sobre todo el Frente 10 en Apure, se han enfrentado agresivamente con el Ejército de Venezuela, pero no han sido desalojados”, refleja un reciente informe de la Unidad de Investigación de la organización InsightCrime.
Agrega que “algunos
habitantes de Zulia le han dicho a InSight Crime que el Frente 33 de las ex-FARC está incursionando rápidamente en
el estado, que hasta hace poco estaba dominado por el ELN”.
“La expansión del ELN en
Venezuela parece haberse estancado. Aunque el grupo aún mantiene importantes
bastiones en regiones como Táchira, hay mineros que le han dicho a InSight Crime que su
influencia se ha debilitado en partes de Bolívar. El grupo ha mantenido un
perfil bastante bajo durante el conflicto entre el Frente 10 y el ejército de
Venezuela en 2021”.
Reconoce que es complicado obtener
un panorama preciso de los combatientes colombianos en Venezuela “por las
diferencias en la forma en que se organizan en cada uno de estos países”.
La distinción entre
combatientes y milicianos puede ser más difusa en el contexto venezolano, dice InSight
Crime, destacando que fuentes que tienen en la zona “suelen dar estimaciones
mucho más altas de la cantidad de combatientes en sus regiones, y hablan
incluso de cientos en algunos municipios. Esto puede ser porque es difícil
distinguir entre los combatientes como tal y sus colaboradores civiles,
conocidos en Colombia como milicianos”.
Explican que en Colombia “los milicianos son civiles con
funciones de apoyo e inteligencia”, pero en Venezuela “muchos colaboradores
suelen ser miembros armados de bandas progubernamentales, conocidos como colectivos, o incluso de
la milicia estatal. La tolerancia del gobierno
venezolano hacia la guerrilla colombiana implica que los milicianos tienen
menos necesidad de ocultar su vinculación a estos grupos”.
Después que el general Luis Fernando Navarro Jiménez, comandante de las Fuerzas Armadas de Colombia, afirmó que en Venezuela está el 40% de los combatientes del ELN (de 2350 habría 1.200 repartidos en los cuatro estados fronterizos de Venezuela) y las ex-FARC (de los 2.400 tendría 700), un trabajo de investigación de la organización InsightCrime revela que ambas agrupaciones guerrilleras utilizan al país como retaguardia estratégica y como una escala para el tráfico de drogas y otras actividades ilícitas, en gran parte con la tolerancia incluso con la complicidad del gobierno venezolano.
Recuerda el informe, de septiembre 2019, presentado por la Cancillería colombiana ante la Organización de Estados Americanos (OEA), indicando que en Venezuela existen 1.043 guerrilleros del ELN y 231 disidentes de las FARC. La unidad de Investigación de InsightCrime evidencia que “esas cifras estaban muy por debajo de los números de inteligencia presentadas a los medios colombianos. De acuerdo con el presidente de Colombia, Iván Duque, en ese momento en Venezuela había 1.438 combatientes del ELN".
Estas variaciones quizá reflejan la dificultad para recopilar inteligencia en Venezuela, así como la tendencia de los combatientes de moverse con libertad a través de la porosa frontera.
Les parece extraño las
recientes cuentas del jefe de las Fuerzas Armadas, acerca de 1.900 combatientes
específicamente en Zulia, Táchira, Apure y Amazonas. “Esto puede ser, en cierto
modo, un reconocimiento tácito de que en las regiones más alejadas de la
frontera la inteligencia es menos efectiva”.
“Los cálculos de Navarro
indican que la cantidad de disidentes de las FARC en Venezuela se ha triplicado
en los últimos dos años, mientras que las cifras del ELN se han mantenido
bastante estables. A pesar de las dudas sobre la exactitud de las cifras, esta
tendencia concuerda con las investigaciones de InSight Crime”.
“Aunque el ELN hizo rápidos avances en Venezuela a raíz de
la desmovilización de las FARC en 2017, las células disidentes de las FARC se
han reagrupado desde entonces en la región fronteriza. El surgimiento, en
Venezuela, de exlíderes de las FARC que habían abandonado
el proceso de paz, también ha fortalecido la presencia de ciertas facciones que
hacen parte de las ex-FARC”.
InSight Crime, que es una fundación dedicada al estudio del crimen organizado en América Latina y el Caribe, destaca lo encontrado en la comunicaciones incautadas a las FARC, las cuales “indican que desde el año 2000 la guerrilla se comunicaba directamente con quien se convertiría en su principal interlocutor con el gobierno, Ramón Rodríguez Chacín, miembro del círculo cercano de Chávez que pasaría a ocupar el cargo de ministro del Interior y Justicia, entre otros roles”.
Aseguran que después del 11 de abril 2002 cuando “Chávez fue derrocado
temporalmente mediante un golpe de Estado” y es así como “decidido a aferrarse
al poder, Chávez vio a los guerrilleros de las FARC como una herramienta
estratégica, un apoyo contra la intervención extranjera de una Colombia cada
vez más hostil y de su patrón militar, Estados Unidos. Las FARC, obligadas a
defenderse debido al ataque militar de Uribe Vélez, vieron en Venezuela un
refugio seguro para esconderse y planificar operaciones”.
“En los años siguientes, los militares venezolanos comenzaron a hacerse
los de la vista gorda frente a la presencia de la guerrilla, e incluso
empezaron a ayudar activamente a los guerrilleros”.
La fundación cita a un exlíder del Partido Socialista Unido de Venezuela
(PSUV): ‘El gobierno los apoyó mucho, en todos los sentidos: armas, medicinas y
camionadas de alimentos’, quien les aseguró que durante su trabajo político con
el PSUV, visitó varios campamentos de las FARC y se reunió con comandantes
guerrilleros de la zona.
“De acuerdo con comunicaciones incautadas a las FARC y las
investigaciones de Estados Unidos, diversas figuras de alto rango de la
administración Chávez cooperaron directamente con la guerrilla. Presuntamente
les proporcionaron a los guerrilleros seguridad y documentos de identificación falsospara que pudieran operar libremente en el país, solicitaron su
ayuda para ofrecer entrenamiento militar a las fuerzas de seguridad y grupos de milicias leales a
Chávez, lavaron dinero de la guerrilla y proporcionaron armas a
sus combatientes”.
“Lo más grave de todo es que las FARC, los militares y los principales
miembros del gobierno de Chávez comenzaron a cooperar en el tráfico de drogas,
según evidencias que se hicieron públicas en las acusaciones de Estados Unidos, así como en las listas de sanciones y
los testimonios de
exfuncionarios chavistas de alto rango que se convirtieron en informantes”.
Dichas versiones, dice InSight Crime, les fueron confirmadas a la
fundación “por numerosas fuentes como generales retirados del ejército,
exlíderes del PSUV y del Partido Comunista de Venezuela, exfuncionarios del
gobierno de Chávez, exdiplomáticos nombrados por Chávez, así como residentes y
trabajadores de derechos humanos en la región fronteriza”.
Apure, base guerrillera
Mildred Camero, exdirectora de la Comisión Nacional Contra el Uso
Ilícito de las Drogas (CONACUID) durante el gobierno de Chávez, le dijo a
InSight Crime: ‘Para Chávez, la única manera de mantener la lealtad y conservar
el poder era ser permisivo, por lo que permitió que muchos miembros del
ejército y funcionarios públicos de su gobierno se involucraran en el tráfico
de drogas. Le dije al presidente Chávez lo que estaba sucediendo. Le presenté
un informe al respecto, y ¿cuál fue la respuesta? Me expulsaron’.
La organización resalta en sus investigaciones que “hasta la fecha, la
lista de chavistas sancionados o acusados por Estados Unidos por presuntos
vínculos con las FARC incluye exvicepresidentes, ministros de gobierno, jefes
de inteligencia, diplomáticos, comandantes militares y gobernadores estatales.
Entre ellos se encuentra el sucesor elegido a dedo por Chávez, el actual
presidente Nicolás Maduro. El resultado de
esta cooperación fue un flujo de guerrilleros hacia Venezuela”.
El estado Apure se convirtió en una de las principales bases operativas
de las FARC y el ELN. "Tres de las siete divisiones de combate de las FARC, conocidas como bloques, estaban activas en
la región fronteriza. Entre ellos el Bloque Oriental y su Frente 10. Una vez
establecidas en Venezuela, las FARC realizaron operaciones criminales y
militares, y comenzaron a replicar el trabajo social y político local que
realizaban en Colombia. Ya sin el peligro de ser atacados, pudieron empezar a
hacer parte de la vida comunitaria”, destaca InSight Crime.
Hoy el territorio venezolano es más inseguro que nunca.
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