Se trata de más de 80 personas, varias de ellas involucradas en el narco, aún cuando ese delito no tiene previstos beneficios en las leyes. La lista incluye militares de Puerto Páez y Sinaruco vinculados en un sonado caso de drogas
Sebastiana Barráez/ martes 5 de abril 2022
@SebastianaB
Cuando el diputado Pedro Miguel Carreño Escobar dijo que en el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) “se habla de que no tiene 32 magistrados sino 34. Que hay una magistrada 33 que toma las decisiones”, enfilaba sus críticas contra el poder del alto tribunal, a través de su presidente Maikel José Moreno Pérez, Pero en realidad es otro capítulo de la lucha de poder entre Nicolás Maduro Moros y Diosdado Cabello Rondón.
Hasta
la muerte, en diciembre 2020, del político José Vicente Rangel Vale, era él
quien había manejado los hilos del poder judicial con mayor habilidad; lo hizo
en el Ministerio Público, en diversos tribunales y en el TSJ, en muchos casos
imponía jueces, decidía la asignación de fiscales y las sentencias más
importantes desde el punto de vista económico y político. Todo ello lo logró
Rangel gracias a su incondicionalidad con el chavismo y su disfrute del poder
junto al entonces presidente Hugo Rafael Chávez Frías, quien lo nombró ministro
de la Defensa, siendo el único civil en ese cargo durante la revolución
bolivariana y también vicepresidente de la República.
Después
de la muerte de Hugo Rafael Chávez Frías, en el 2013, Nicolás Maduro pero
principalmente Cilia Adela Flores de Maduro trataron de tomar el control de la
administración de justicia, pero Cabello influyó, y Rangel Vale fue
determinante, para que la Fiscal General fuera Luisa Marvelia Ortega Díaz y no
la comadre de Cilia, Miriam del Valle Morandy Mijares.
Para
el 2017, Ortega Díaz enfrentó decisiones del Ejecutivo Nacional, denunció lo
que estaba ocurriendo con las OLP, las desapariciones y asesinatos que ejecutaban,
lo que la apartaron de la revolución bolivariana y de Cabello. Otra vez aparece
el diputado Pedro Carreño, quien también en el canal del Gobierno VTV, como lo
hace ahora, denunció a Ortega Díaz de padecer insania mental, por lo que sugería al TSJ
conformar una junta médica que evaluara si la Fiscal podía continuar o no en el
cargo. La entonces Fiscal General denunció irregularidades en la designación de
los magistrados. Carreño solicitó al TSJ antejuicio de mérito contra Ortega
Díaz para proceder a su destitución, la prohibición de salida del país y el congelamiento
de sus bienes.
Diosdado se mantuvo muy cerca de José Vicente Rangel Vale y así logró tener influencia en algunos magistrados y fiscales del país, pero el avanzado estado de vejez de Rangel y sus frecuentes recaídas de salud, le permitieron a Flores de Maduro tener mayor control del poder judicial, lo que había iniciado desde que estuvo como presidente de la Asamblea Nacional; en esa época se acercó al grupo la Trujillanidad, logrando que unos parlamentarios migraran hacia el TSJ, entre ellos el entonces diputado y su amigo cercano, el magistrado Juan José Mendoza Jover.
“Lo
que se nos dijo en el SEBIN es que Maikel Moreno arreglaba sentencias con los
jueces, a cambio de importantes sumas de dinero, como lo hacen muchos
magistrados, pero en su caso él influía para que se emitieran las órdenes de
excarcelación sin considerar si procedían o no. A partir de ahí, cada vez que
llegaba una boleta de excarcelación detrás de la cual estaba la mano de Moreno,
no se excarcelaba al detenido. ¿Recuerda que empezaron a haber muchas denuncias
de gente alegando que aun con boleta de excarcelación no se les permitía
salir?”.
“Las
llamadas y mensajes de Moreno empezaban a llegar presionando. Eso siguió así
hasta que el presidente del TSJ recibió el mensaje directo y preciso del SEBIN,
que le advertía de las consecuencias de que siguiera esa presión. No fue con
palabras tan decentes, pero el mensaje le llegó”, relata el funcionario de
Inteligencia.
Si
analizamos en ese contexto lo dicho por Carreño en el programa de televisión,
cuando agregó que en la instalación del año judicial “escuché con detenimiento
los discursos y allí no observé ninguna rectificación, ninguna revisión, ningún
llamado a enmendar. Eso era el Titanic. El barco hundiéndose y puro
aplauso, puros logros, puras conquistas. ¡Y la corrupción que pulula allí, todo
lo que está pasando dentro del sistema de Justicia! ¿Dios mío, no van a hacer
una rectificación? Ni la magistrada (Marjorie Calderón) ni el presidente
(Maikel Moreno), eso era puro logro. El Titanic hundiéndose y la orquesta
sonando”.
En marzo 2021, el abogado y periodista José Rafael Ramírez, publicó “Solchy Delgado Paredes, con el argumento de que “son órdenes del jefe”, prohíbe expresamente a todos los jueces penales otorgar ninguna medida cautelar o libertad, sin su consentimiento, es decir, todas las decisiones que deben tomar los jueces tienen obligatoriamente que ser consultadas con ella, antes de tomarla. Igual ocurre con las audiencias de presentación, preliminar o juicio, donde a todos deben aplicárseles la “Ley Solchi”, es decir que todos quedan privados, hasta que la súper magistrada 33 revise la medida. ¡Algo nunca visto en la jurisdicción penal!”.
Es
así como en el momento en que Luisa Ortega Díaz se enfrenta a algunas
decisiones del gobierno de Nicolás Maduro, de inmediato cientos de los casos de
civiles, muchos de ellos jóvenes detenidos en las protestas públicas, fueron
enviados a los tribunales militares, cuyos jueces y fiscales violentaron los
derechos y principios universales de las personas que procesaron.
Casos
como el de la Juez María Lourdes Afiuni Mora comprometen la independencia del
poder judicial, porque ella fue detenida y juzgada, por orden de Hugo Chávez,
por la decisión que tomó al beneficiar, apegada a la Ley, al banquero Eligio
Cedeño; el error no lo cometió Afiuni sino los fiscales que no se presentaron
al tribunal ese día.
Aunque lo de la jueza Afiuni ocurrió hace trece años, se repite el caso de un juez encarcelado por tomar una decisión. Es el caso del Juez Primero de Control del estado Apure, Carlos Alberto Jaimes Gómez, quien después de percatarse que decidió una orden de aprensión por delito en flagrancia en Apure, contra alguien que estaba preso en ese momento en la Dirección General de Contrainteligencia Militar (Dgcim) en Caracas, dejó en libertad plena al imputado Reyes Gabriel Hernández González. La DGCIM detuvo al juez Jaimes Gómez y al abogado de la defensa, el capitán retirado Juan Carlos Guillén Rosales. (Sebastiana Sin Secretos: Un abogado relató ante la justicia cómo la inteligencia chavista lo detuvo, lo torturó y lo encarceló por no entregar a su cliente).
El
fin de semana pasado la diputada Luisa Rodríguez Tabares estuvo en el estado
Apure presidiendo la Comisión de la “Revolución Judicial”, que preside Diosdado
Cabello Rondón. El domingo 3 de abril, antes de la medianoche, concluyó la
tercera reunión de la comisión con el abogado Guillén Rosales y el Juez Jaimes
Gómez. La diputada dijo que ella no podía tomar le decisión de liberarlos
porque no le dieron la orden de hacerlo, pero que era mejor que no denunciaran.
Hace
tiempo la praxis de liberar presos para desocupar las cárceles se dio con la
Operación Cayapa que dirigió la entonces Ministra de Asuntos Penitenciario,
María Iris Varela Rangel, que decidía arbitrariamente, sin decisión del
Tribunal, liberar gran cantidad de presos, muchos de ellos delincuentes de alta
peligrosidad.
Ahora la comisión que dirige Cabello Rondón decide algo similar a la Operación Cayapa, así es como la diputada Rodríguez Tabares, a través del presidente del Circuito Edwin Manuel Blanco Lima, liberó a más de 80 personas, varios de ellos involucrados en narcotráfico, aun cuando ese delito no tiene beneficio de Ley, incluyendo los militares de Puerto Páez y Cinaruco involucrados en un sonado caso de drogas en Apure.
En
Táchira jubilaron a la presidenta del Circuito y juez rectora, Ledy Yorley
Pérez pero no ha entregado el cargo aun. Nombraron jueza de la corte a Odomaira
Paredes, prima de Solchy Delgado Paredes y es la que hasta que Pedro Carreño
mencionó lo de la magistrada 33, estuvo en Caracas buscando que la nombren. Los
tentáculos de Solchy, llegan hasta el Táchira, porque son de Coloncito,
municipio Panamericano”.
El
abogado y exparlamentario Carlos Fredy Casanova Leal dijo, en un artículo
publicado en Diario La Nación del Táchira, como respuesta a la denuncia del
diputado Pedro Carreño, que “la investigación debe ser amplia, no solo a los
abogados que operan desde afuera en el propósito de voltear el contenido de las
sentencias, debe alcanzar a los magistrados y la colaboración del personal
interno de las salas”.
Anunció
que tiene “una prueba que se origina aquí, en San Cristóbal, y que encontró
como epicentro el TSJ” y que está dispuesto a entregarla “si se establecen
mecanismos ciertos para ventilarlos con la responsabilidad debida o si forma
parte del acervo probatorio que se decida acumular, toda vez que está en línea con la denuncia formulada en el
sentido de que existen decisiones y sentencias que se arreglan desde afuera del
TSJ, con personas que no son magistrados, pero que con connivencia interna
luego salen decididas”.
Mencionó
la “injerencia externa a las salas del TSJ para cambiar o voltear las
sentencias previas de los juzgados superiores de los estados”, la violación a
la imparcialidad debida y el daño económico a quien ganó los juicios y se ve
perdidoso por imperio de la manipulación de sentencias en el TSJ.
Considera
que debe realizarse “una suerte de auditoría a las últimas sentencias emitidas
por las salas para determinar circunstancias anómalas que hagan presumir un
interés en el resultado de las decisiones”.
“Al
nuevo TSJ, en la Sala Civil, presentaré las pruebas sobre cómo se voltearon el
Derecho y la ley para favorecer un caso, en perjuicio de los demás venezolanos,
quienes se verán terriblemente afectados por la aplicación de esta
jurisprudencia”, dijo Casanova Leal.
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