La realidad oculta del turismo en el estado Amazonas: guerrilleros, bandoleros y la privatización de los ríos, la ruta hacia las minas, con decenas de peajes en busca del preciado oro
Sebastiana Barráez/ martes 30 de mayo 2023
@SebastianaB
Aunque el Gobernador del estado Amazonas ha estado pregonando el turismo como fuente de ingresos, la realidad es que la región, que hace frontera con Brasil y Colombia, está plagada de guerrilleros del ELN y las FARC, también de bandoleros atraídos por el oro que tiene el cerro Yapacana en sus entrañas y que se lo arrebatan de forma violenta mientras destruyen la vegetación y contaminan de mercurio las aguas de sus ríos. A eso se le suman los indígenas que con su Guardia Territorial han instalado puntos de control que funcionan para cobro de peajes de todo lo que pasa hacia la zona minera. Y el Ejército al que también se le encandilan los ojos con el precioso metal. Es el oro la razón por la que ha habido enfrentamientos entre militares e indígenas, que se hacen visibles por videos en redes sociales.
Los indígenas y
quienes controlan los casi 70 puntos de control grabaron y filtraron el ataque
contra los militares. A su vez, la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) publicó
el video de un fletero que, como alma solitaria, se usa como evidencia de la
lucha contra el comercio hacia las minas, así como varios colombianos detenidos
y deportados; los medios de propaganda del Gobierno venezolano difundieron de
manera inmediata. El Ejército venezolano trata de retomar el control de ese
territorio pero no es una actividad sencilla más aun con varios uniformados
participando en el negocio que representa la explotación de oro y todo lo que
va hacia las minas.
“El 26 de mayo la
piraña de la Guardia Nacional dispara contra embarcaciones indígenas, por orden
del teniente Duma que está comandando el puesto de Santa Bárbara en el
municipio Atabapo. La comunidad es La Venturosa y el puesto militar queda casi
a un kilómetro. No hubo lesionados”, relata un habitante de San Rafael de
Atabapo.
En las minas se
sigue extrayendo oro, de eso no hay duda. Hay un tipo semáforo que cuando está
verde indica que se puede trabajar; si está en rojo, todo se paraliza en las
minas. “Los militares les dicen a los mineros que pueden trabajar de 7 de la
noche a 7 de la mañana; los días de luz roja no trabaja nadie. En el día todo
parece calmado mientras los drones sobrevuelan la zona”.
Los puntos de
indígenas y delincuentes han privatizado el río. “Ahí no solo están obligados a
pagar los que van para las minas, sino a todos los que usan la vía fluvial,
incluyendo a las embarcaciones oficiales de Alimentos Amazonas que trasladan
las bolsas CLAP y el gas en gabarras y que se han visto presionados, para poder
pasar, a dejar alimentos o dinero en los puntos de control”, dice un médico que
habló con Infobae y para quien es inaceptable la anarquía que sucede en los
ríos.
“Cuando el
Ministerio de Salud u organizaciones no gubernamentales han hecho operativos
hacia el Alto Orinoco, bien sea por el tema indígena o proliferación de
enfermedades tropicales, por lo que algunas veces llevan tratamientos para el
paludismo, pues en los puntos de control los pechan también obligándolos a
pagar o dejar parte del tratamiento”.
El año pasado, la
alcaldesa de Maroa denunció que estaban siendo muy afectados porque cuando
trasladaban las bolsas del CLAP tenían que dejar parte de éstas en los puntos
con lo cual resultaba afectada la comunidad de Maroa. “Y cuando se hizo un
operativo gubernamental para prestar asistencia del Alto Orinoco y
especialmente al yanomami, llevaron medicamentos por vía fluvial, quedándose el
25 % en los puntos de cobro y por ello el Gobernador tuvo que reponer lo
faltante y enviarlo vía aérea con los militares”.
El capitán Casanova de la Armada había hecho una reunión con la comunidad en San Fernando de Atabapo. “El capitán eliminó todos esos puntos, pero los indígenas le reclamaron porque los militares estaban dejando pasar a las embarcaciones más grandes por lo que cobraban montos elevados de dinero, mientras que retenían a las embarcaciones pequeñas para justificar el operativo. Eso causó a mediados de abril 2023 una protesta de muchos interesados, entre ellos comerciantes”, asegura una mujer a quien le retuvieron una embarcación con víveres que trasladaba para las minas.
Cobros y alcabalas
¿En realidad hay
68 alcabalas de militares e indígenas? El resultado es que en efecto hay 68
puntos, desde La Boca, que está en el cruce entre el río Orinoco y el Atabapo,
hasta el cerro Yapacana, casi hasta Cacique, que es la capital de las minas y
la 40, que es la otra mina importante; hay otras minas pero más pequeñas, mini minas,
como la del Carmen, que fue donde hubo el problema la semana pasada, otras:
Mina Nueva, Punto 23, Caño Jabón, Caño Iguana, contamos casi 40 minas y eso se
ha ido extendiendo hasta el Tepuy”.
Llama la atención
que los puntos están a lado y lado del río. “Hace poco aglutinaron los puntos
en bloque, de manera que cuando una embarcación pasa por uno donde hay 10
puntos debe pagar la vacuna a los 10.
Esos 68 puntos son
ilegales y aunque los indígenas dicen que están en su derecho como Guardia
Territorial, los mismo dicen los militares, pero son realmente puntos de
extorsión, de cobro de vacuna. En esas alcabalas había indígenas, pero también
hay malandros, algunos de Amazonas y de otros estados y países. “Esos no suben
a j… al cerro, se conforman con colocar un punto y cobrarle a todo barco que
pase para el Yapacana y para ello tienen tarifas, dependiendo de lo que pasen:
gasolina, alimentos o cualquier producto que quieran pasar”, le dice una minera
a Infobae.
La confrontación
más reciente, incluso con tiroteo, es porque los funcionarios de la Armada y la
Guardia Nacional pretenden tomar el control de todos los puestos, desplazando a
quienes están ahora en ellos, y por supuesto el cobro que hacen.
Uno de los mineros reveló a Infobae “en realidad hay que poner orden, porque esto se ha vuelto muy peligroso con esos puntos de control. ¿Sabes el general Maita? Pues a ese lo sacaron hace como un mes en un helicóptero por problemas de salud. Pues en el Yapacana se la pasan recogiendo kilos de oro para ese general, pero Maita dice que él no ha recibido nada, pero hemos escuchado, a través de los radios, que las máquinas tienen que trabajar de 6 a 6 porque hay que reunir el metal para el papá mayor, como llaman a Maita”.
Proliferan las
alcabalas
Habitantes de la
zona le contaron a Infobae que para ir desde Morganito, que es el puerto de
Autana, y está cerca de Atures, capital de Puerto Ayacucho, ibas en un día para
San Fernando de Atabapo, pero eso era antes, porque ahora se tarda hasta tres
días por las paradas en lo que llaman puntos de control, pero que en realidad
funcionan como peajes donde el principal objetivo es que para pasar te cobran
la vacuna. “¿Con qué vas a pagar, con dinero o con víveres?”, dicen los
indígenas o los delincuentes, según sea el caso en cada alcabala. La novedad es
que ahora también hay militares, que son los que permiten el paso de los barcos
grandes.
Al preguntarle a
un fletero qué función cumple la Fuerza Armada, responde “son solo pañitos
calientes, muestran (incautan) máquinas viejas, uno que otro barquito. Allá
arriba (en el cerro Yapacana) todo funciona igual. Los militares dicen que
están combatiendo la minería ilegal, pero eso es mentira, eso avanza y mucho
más”.
Hay testimonios
que hace poco más de un mes un sacerdote tuvo que intervenir porque la
situación entre los que cobran por el paso hacia la mina y los mineros o
fleteros llegó a hacerse violenta porque pasó de los gritos y reclamos a las
amenazas de muerte.
En el embarcadero
del gas o bolsas CLAP que van, vía fluvial, para el interior del Amazonas, lo
hacen por el puerto de San Mariapo, a unos kilómetros de Puerto Ayacucho, y no
por Morganito, administrado por una Cooperativa indígena, que en realidad tiene
como soporte a la guerrilla desde hace mucho tiempo. “Todo lo ilegal sale por
Morganito hacia el sur y hay unos 45 minutos hasta Puerto Ayacucho por
carretera y después por agua”.
En el mapa fluvial
hecho a mano para tratar de visualizar cuál es la situación de la ruta por el
río hacia el Yapacana, se refleja los ríos Orinoco y Atabapo; por el Orinoco
hay varias comunidades; se puede observar la boca del río Orinoco, que es la Y
entre los dos ríos. De Boca a la comunidad Súpiro hay 45 puntos de control y cobro.
El indicado como
SENIAT es otro punto que tiene el Servicio Tributario con la Armada y la
Guardia Nacional. Siguen otros puntos hasta la comunidad Santa Bárbara. Frente
a Súpiro está la comunidad Cáscaradura donde hay alcabala al otro lado del río.
También en Cristóbal y Vinicia Vieja tienen punto de cobro. Guachapana es otra
alcabala. Cárida es otra comunidad y ahí es la entrada del Parque Nacional
Yapacana hacia las minas Cacique y La 40.
Si no hubiese puntos de cobro sería 20 minutos de Boca a Cáscaradura, pero son tantos puntos que se consumen ocho horas de trayecto. De Boca al Seniat hay una hora sin alcabala, pero se consume 9 horas. De San Fernando de Atabapo a la mina La 40 serían seis horas sin puntos de control, por lo que se consumen día y medio con las alcabalas.
El silencio
Una fuente de una
ONG de Derechos Humanos calificó de “porte de humo” el operativo que los
militares venezolanos están ejecutando en las minas de oro del Yapacana. “Con
la tecnología de los drones, porque aquí no han dejado de sobrevolar drones,
todo lo saben. A finales de abril hubo reuniones con el capitán Casanova y el
teniente de la Armada y se les hizo ver la importancia que se ejerzan acciones
contundentes para que cese la contaminación de los ríos como el Atabapo y el
Orinoco”.
A su juicio “eso
pone en peligro la vida de todos los que vivimos de esos ríos, porque la
contaminación es muy grande. El brazo ejecutor de las operaciones es la Fuerza
Armada y lo único que uno espera que hagan las cosas como debe ser. La Fuerza
Armada dice que la orden es que los barcos grandes no pasen, pero sí pasan
cuando pagan sumas de 10 a 15 millones de pesos o su equivalente en oro. Eso ha
creado problemas entre la gente de los puntos y los militares”.
“Ahí agarraron a un fletero y hasta el video del muchacho hablando lo publicaron, porque eso lo hacen los militares para justificar que están trabajando. Agarran los barcos pequeños para decir que sí están combatiendo la minería. El descontento se ha hecho manifiesto. Los fleteros son casi siempre venezolanos que llevan los alimentos desde Colombia a los comerciantes de las minas”.
Mató al soldado
“En Cárida hubo un
enfrentamiento cuando un grupo de indígenas le quitaron un fusil a un militar.
Cárida es una comunidad donde hay una Alcabala fluvial vía a las minas, es de
las 71 que existen en ese eje fluvial oficiales y no oficiales. Hay un soldado
que, en abril 2023, mataron en el Yapacana y ni el Ceofanb dijo nada de eso; es
la primera vez que eso pasa con un miembro de la Fuerza Armada”, le dice un
indígena a Infobae.
“El soldado se
metió a un negocio de los que hay en el cerro y sacó lo que quiso y eso lo vio
mucha gente. El comerciante molesto arremetió contra él y lo mató. Ese
comerciante, que es colombiano, tenía negocios en otras dos minas del Yapacana,
creo que en Cacique y Sabana Grande, todas cercanas. La reacción de los
militares fue que mandaron a la guerrilla a que sacara al comerciante del
negocio en Cacique, le sacaron toda la mercancía y le quemaron el tarantín que
estaba construido de tabla. Otros fueron enviados a los negocios que él tenía
en las otras minas e hicieron lo mismo. Y terminaron apoderándose de 23 kilos
de oro que el comerciante tenía. A mí me da temor decir esto porque eso lo
callaron”.
“Después supimos
por el comandante que iba a venir una comisión muy grande, haciéndonos ver que
es por los puntos de control, que es porque se está elevando el enfrentamiento,
que hasta bombas molotov se han lanzado, pero ellos vinieron por ese gran
problemón que causó ese hecho con el soldado”.
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