Sebastiana Barráez/ Martes 9 de Abril de 2019
@SebastianaSin
Publicado
en Infobae
La única razón para que Melvin Gregorio Farías Gutiérrez, un joven de 21 años, trabajador y director de una joyería, junto con Junior Gerardo Rojas Gutiérrez, un policía nacional suspendido, estén presos en una cárcel militar y violándoles el debido proceso, es la confusión que surgió con los escoltas del hijo del presidente del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ). Es un indicio claro de cómo funciona la justicia en Venezuela.
Lo insólito es que tienen un año en los sótanos de la Dirección General de Contrainteligencia Militar, donde están detenidos los militares que el Gobierno cataloga como más peligrosos y los ejecutivos de CITGO, la filial de PDVSA en Estados Unidos.
A pesar de que hay muchas denuncias
exigiendo la libertad de los empleados de la joyería, nadie menciona, por el
natural temor al poder, que detrás de la dilatación del tribunal está la sombra
que involucra a la supuesta víctima, hijo del presidente del máximo tribunal
del país.
Todo empezó el 18 de abril 2018 Melvin
Gregorio Farías Gutiérrez ejercía sus funciones como Director Ejecutivo de la
Joyería “Centro San Ignacio”, en Caracas. Casi a las 4 y 30 de la tarde el
empleado Junior Gerardo Rojas Gutiérrez, iba entrando a la joyería cuando
Sergio Sánchez lo acorraló contra la fachada del local comercial apuntándolo
con un arma que al dispararla se encasquilló, lo que le permitió a Junior
desenfundar su arma de fuego. Hubo un intercambio de disparos, pero sin heridos
ya que Sergio Sánchez y dos acompañantes echaron a correr. Fue una confusión de
Sánchez al percatarse que Rojas estaba armado.
Ahí se enteran que el joven que llegó
insultando es Samuel Moreno, hijo del presidente del Tribunal Supremo de
Justicia, Maikel José Moreno Pérez. El Cuerpo de Investigaciones Científicas
Penales y Criminalísticas (CICP) del municipio Chacao se llevan a los dos
empelados de la joyería a declarar.
Eso fue hace un año y los dos hombres siguen presos. El 19 de abril 2018, en la audiencia de presentación, le imputaron a Melvin Farías complicidad no necesaria en el delito de homicidio intencional en grado de frustración, en contra de Samuel Moreno y porte ilícito de arma de fuego. Lo inaudito es que el hijo del presidente del TSJ no estaba en el sitio; él llegó después. Y el arma no la tenía ni era propiedad del director de la joyería.
A Junior Gerardo Gutiérrez le imputaron homicidio intencional en grado de frustración contra Samuel Moreno, hijo de Maikel Moreno. Además de lesiones, contra el escolta Sergio Emilio Sánchez, cuyo informe de médico forense no estaba en el expediente; porte ilícito de armas, usurpación de funciones porque tenía su carnet de policía nacional, institución de la cual estaba suspendido.
Luego
de los 45 días de la fase de investigación, la Fiscalía 59 del Ministerio
Público del Área Metropolitana de Caracas solicitó sobreseimiento de la causa
para Melvin Farías Gutiérrez y pidió medida cautelar sustitutiva a la privación
de libertad. Pasaron tres semanas y el
Tribunal 49 de Control, a cargo de la abogado Hilda Rosa Villanueva Peralta,
sin causa justificada, no dio despacho. A las tres semanas, a finales de junio,
fijó la audiencia preliminar para el 01 de agosto 2018, de manera que tanto
Farías Gutiérrez como Junior Rojas estarían 61 días en espera.
El día de la audiencia la juez Villanueva Peralta
dijo que se sentía enfermita y se retiró sin importarle la situación de
los dos detenidos. El 10 de agosto dijo
que la audiencia sería el 20 de agosto, en un descarado retardo procesal en
detrimento de Farías Gutiérrez y Rojas Gutiérrez.
Y llegó el 20 de agosto, cuando la juez Hilda
Villanueva decidió diferir la audiencia basándose en que la víctima, es decir
el hijo del presidente del Tribunal Supremo, debía estar presente, aunque el
joven nunca fue llamado a declarar. Allí les dijo, con clara e inteligible
voz, a los abogados defensores de Melvin
Farías Gutiérrez que ella estaba esperando la “llamada de sus superiores” para
poder otorgarle la medida cautelar sustitutiva a la privación de libertad. Ese
día fijó la nueva fecha de audiencia para el 30 de octubre, fecha en la que se
presentó el escolta Sergio Sánchez pero no el hijo de Maikel Moreno.
La juez insistió en que Samuel Moreno debía estar presente, excusa que usó para volver a diferir la audiencia, que ésta vez fijó para el 12 de diciembre, mientras los dos hombres de la joyería continúan detenidos. “Tráeme a Samuel si quieres que la próxima audiencia se celebre”, dijo Villanueva.
Aunque resulto insólito la juez se negó a mostrarles
el expediente a los defensores, siempre tratando de proteger a Samuel Moreno,
hijo del presidente del Tribunal Supremo, como si tuviese alguna condición
especial. El libro de víctimas nunca fue entregado al tribunal, siendo
imposible notificar a Moreno. La Inspectoría de Tribunales consideró que la
juez está apegada a derecho y que mientras Moreno no se presente, no se da la
audiencia.
El 12 de diciembre la juez no dio
despacho, porque otra vez estaba “enfermita”. La nueva fecha que fijó fue el 31
de enero 2019. Y aún hoy los jóvenes permanecen detenidos en los sótanos de la
Dirección de Contrainteligencia Militar (DGCIM) en Boleita, donde Melvin
Gregorio Farías Gutiérrez corre peligro por sus problemas de salud y los
episodios de depresión que ha presentado. Y la Juez Hilda Rosa Villanueva
Peralta aún espera que la llamen para que le den la orden de qué debe hacer.
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