Sebastiana Barráez/ viernes 5 de Abril de 2019
@SebastianaSin
Tomado de
Infobae
Cuando Nicolás Maduro dijo que admira a los colectivos porque “producen para el pueblo y tienen grandes ideas”, propicia que el senador norteamericano Marco Rubio le recuerde al ministro de la Defensa, Padrino López, cómo es que el año pasado condenó a los colectivos y ahora esos grupos gobiernan las calles en Venezuela.
Aunque
a todos los grupos armados irregulares se les ha dado en llamar “colectivos”, hay
una gran diferencia entre esas agrupaciones y los tradicionales colectivos, que
existen en barriadas populares como el 23 de Enero en Caracas, desde antes de
la llegada de Hugo Chávez al poder.
Los
colectivos fueron originalmente agrupaciones que se crearon y fortalecieron
caracterizados por acciones comunitarias. Una de las más grandes fue el grupo
Los Tupamaros (fundado en 1979), que hizo leyenda en la parroquia 23 de Enero por
su nivel de organización, entrenamiento y adquisición de armas. De ahí se derivan
otros colectivos.
“La
Piedrita” dirigida por Valentín Santana, Grupo “Alexis Vive” al mando de Robert
Longa, “Los Carapaica” que presidía el asesinado Juan Montoya y decenas de
otros grupos fueron los colectivos del 23 de Enero, que cumplían tareas de
organización y control de la droga, a lo largo y ancho del territorio que
controlaba cada agrupación. Es verdad que todos los grupos tenían especial
atracción por las armas y las motos.
Con la llegada de Hugo Chávez Frías a la presidencia esas agrupaciones se identificaron de inmediato con el discurso de la revolución y consiguieron en Chávez un líder a quien seguir. Nunca fueron fáciles las relaciones entre los colectivos y el poder. No fueron pocas las veces en que Chávez los increpó públicamente. Cada grupo contaba con la bendición de algún dirigente del chavismo que fungía como su intermediario con Miraflores.
El
enfrentamiento entre Los Tupamaros y La Piedrita, luego del asesinato de un
hijo de Valentín Santana, convirtió al 23 de Enero en un campo de batalla,
entre muertos, heridos, disparos, etc. Finalmente La Piedrita logró imponerse y
obligar a Los Tupamaros a abandonar la parroquia. Carapaica se ocupó de la
preparación armada; algunos de sus integrantes recibieron entrenamiento de las
Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en la frontera de Apure con
Arauca.
“Alexis
Vive” se centró en producir. Gracias al apoyo del entonces alcalde Juan
Barreto, instalaron una emisora AM de gran potencia, una panadería y otras
microempresas.
Cada
vez que eran convocados desde el partido de Gobierno a un acto, movilización o
evento, los colectivos asistían de manera entusiasta, aun con los altibajos que
hubo en la relación con Chávez.
Llegaron los otros
No es cierto lo
que afirma Nicolás Maduro al decir que los colectivos “Tienen 20 años como la
revolución porque es una iniciativa”. Lo que sí surgieron con la revolución
fueron los llamados Círculos Bolivarianos, que bastantes actos violentos escenificaron
en tiempos de Hugo Chávez. Con el tiempo desaparecieron, ya que la estructura
no soportó la improvisación con la cual trataron de expandirla.
Hasta unos años
antes de la muerte de Chávez, los colectivos tenían líderes claramente
identificados como José Pinto el de Los Tupamaros, Valentín Sanatan de La
Piedrita, Robert Longa de “Alexis Vive”, etc. Todos exhibían armas pero también
organización.
Después se
estableció, para enfrentar las protestas o para agredir a algún dirigente
opositor o acorralar a alguna empresa, el surgimiento de grupos de choque,
integrados por jóvenes, la mayoría de
bandas criminales, con largas armas y en motos. La población los dio en llamar
“colectivos” y así se les identifica hoy en día.
No tienen un
líder identificado. La mayoría andan encapuchados. Reciben dinero e instrucciones
de algún dirigente local o regional del chavismo. Actúan con extrema violencia
y son protegidos por autoridades policiales y militares, con quienes
desarrollan actividades conjuntas.
Durante los
Ejercicios de Acción Defensiva Multidimensional Independencia 2018, que
tuvieron lugar en la parroquia 23 de Enero, específicamente en el Área de
Defensa Integral “Comandante en Jefe Ezequiel Zamora”, se observó al jefe del
colectivo “La Piedrita”, Valentín Santana rodeado de hombres encapuchados
y portando armas largas. Se ve al Comandante de la
Zona Operativa de Defensa Integral del Distrito Capital (Zodi), General de
división (Ej) Fabio Enrique Zavarse, subordinado al colectivo. El video de ese
hecho se hizo viral.
Eso causó que el ministro de la Defensa, general Vladimir Padrino López le dijo a los generales de la Fuerza Armada, en enero 2018, con quienes se reunió en el teatro de la Academia Militar, que era inaceptable la presencia de los colectivos, a la vez que se comprometió a que la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) rescataría su papel de ser la institución que por orden constitucional se reserva el monopolio de las armas.
Foto cortesía de Infobae
Al día siguiente Padrino dijo en una entrevista en el canal del Estado, que “El término colectivo lo han tergiversado, lo quieren estigmatizar, pero cualquier grupo armado que no sea la FANB, que no sean los cuerpos de policía, los órganos de seguridad, que estén operando por allí, llámense como se llamen, actúan al margen de la Ley, y como tal tienen que ser tratados. Es decir, no admitimos ningún grupo armado distinto a la Fuerza Armada Nacional... Rechazamos, como se llame, guerrilleros, paramilitar, bandas paramilitarizadas, al margen de la Ley, tendrán su respuesta constitucional”.
Minutos después los colectivos le respondieron al titular castrense. “Le informamos .dijeron a través de un comunicado- que los colectivos no estamos al margen de la ley, estamos debidamente registrados en el censo de movimientos sociales de la revolución, somos parte de las organizaciones del poder popular... somos militantes leales y disciplinados del PSUV desde su fundación... todos estamos en la Gloriosa Milicia Nacional Bolivariana de Venezuela” y le dijeron que incluso son parte de la FANB y le recriminaron que “somos los que siempre ponemos los muertos”.
El
tiempo pasó y Padrino entendió que la revolución depende de los grupos
irregulares armados, así como de los colectivos para aterrorizar a la población
civil e impedirles que protesten, ante
la crisis que se vive en la Fuerza Armada y la cada vez menos disposición de la
Guardia Nacional a arremeter contra la población.
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