Las creencias ocultistas aumentaron notablemente durante el gobierno de Hugo Chávez entre los miembros del Ejército, con la huella cubana. La crisis económica también hizo crecer la profanación de tumbas: buscan objetos valiosos
Sebastiana Barráez/ 3 de Agosto de 2020
@SebastianaSin
La masonería y el marianismo eran dos vertientes determinantes
en la Fuerza Armada venezolana. Incluso cohabitaban. Pertenecer a una logia les
daba a los oficiales la misma importancia que los jóvenes a las fraternidades
estudiantiles; además el aura de misterio y símbolos, mientras el marianismo
los revestía del cumplimiento a la fe católica, con sus respectivas misas en
las capillas de los cuarteles.
Hugo Chávez lo sabía. Cómo no, se había formado en
la institución castrense. Y jugó habilidosamente con los misterios y las
creencias que corrían como leyendas urbanas en los pasillos y los dormitorios
de las instalaciones militares. Él mismo era un fiel creyente del mundo del
misterio y lo oculto. No fue la excepción entre otros presidentes venezolanos
de quienes se contaba que acudían a brujos y espiritistas para mantenerse en el
poder.
Su llegada a la presidencia de la República le
reafirmó las creencias, la fuerza de los espíritus y del más allá. Muchos de
sus cercanos colaboradores debieron participar e integrarse a ese mundo
misterioso. La masonería y el marianismo quedaban apartadas o minimizadas.
“Fue muy duro aceptar esas creencias del comandante y
todo eso que se hacía en Miraflores. A mí, por ejemplo, me costaba mucho porque
tu sabes que yo soy muy católico”, cuenta a Infobae un general del ejército que
hace un gesto de desagrado al narrar lo que sucedía. “Todo el que quería estar
cerca del presidente Chávez tenía que aceptar esos ritos”, agrega.
A la pregunta de qué hizo, responde con el gesto de
quien no quiere recordar. “Esas cosas, los altares, todo eso que instaló en el
Palacio de Miraflores. Vi a muchos generales participar en eso. Como yo no era
aún general simulé que toleraba lo que pasaba, pero hoy en día lo que quiero es
irme de la Fuerza Armada con la satisfacción del deber cumplido y no pensar en
esas cosas que creo son un pecado y yo creo que la aprendió de los cubanos”.
Cuando le digo que hay referencias y testimonios que
indican que Chávez era creyente del esoterismo, desde antes de llegar al poder,
el alto oficial explica que “mucho pensábamos que era por los cubanos porque en
Venezuela nunca se vio, por lo menos yo no, eso de los ritos, el uso de los
muertos, todo eso que llegó con religiones cubanas. A veces cuando hablábamos
de la magia negra, de la santería, el vudú, el
satanismo, muchos de mis compañeros de promoción decían que eso eran poderes
mágicos que requieren sacrificios. A mi siempre me pareció brujería y ya”.
Primero Bolívar
El 16 de julio 2010 y luego de miles
de argumentos, Hugo Chávez por fin ejecuta la exhumación de los restos de El
Libertador, Simón Bolívar, quien tenía 177 años muerto. El evento se hizo en
horas de la noche y con transmisión por televisión. Tres años antes había dicho
que el
sarcófago sería abierto para determinar las verdaderas causas de la muerte de
Bolívar, porque según él lo habían asesinado y tenía dudas que los restos que
estaban en El Panteón realmente pertenecieran al padre de la Patria y hasta
culpó de su muerte a los Estados Unidos.
"¡Ojalá sean los de Bolívar! ¡Ojalá! Pero hay dudas. Hay dudas sobre la autopsia de Bolívar", fue el argumento de Chávez para justificarse ante el país.
El 30 de agosto 2010 los restos de las hermanas de Simón Bolívar, María Antonieta y Juana, fueron extraídos de sus tumbas en la Catedral de Caracas para ser analizados.
Aunque hubo protestas por parte de
personas que consideraron que el evento no fue más que un acto de palerismo
para usarlo en ritos, nada pudo impedirlo. Desde entonces se aceleró la
profanación de tumbas en los cementerios venezolanos, inicialmente fue de
personas con determinados simbolismos, luego los restos de los cadáveres
empezaron a desaparecer indiscriminadamente.
La protección
Para políticos y militares llegar y
mantenerse en el poder es un fin más importante incluso que su familia y su
tranquilidad espiritual. No es un secreto el uso de contras, altares, collares,
amuletos otros objetos, que muchos oficiales y dirigentes partidistas usan,
para “estar protegidos”.
En marzo del 2013 se encontró vacía la tumba, en el
Cementerio General del Sur, del dos veces presidente de Venezuela general
Joaquín Crespo, quien murió en 1898; tampoco los de su esposa, Misia Jacinta, y
otros miembros de la familia se encontraron.
El director Otman Quintero
dijo que en 2009 el panteón de los Crespo fue profanado por “delincuentes
irresponsables que no comprenden el valor que tiene esta obra en la memoria de
una nación”, pero que en aquel momento no se llevaron los restos del militar,
sino de algunos de sus familiares.
A finales del 2017 y principios 2018 fue profanada la
tumba de la Congregación de San Vicente de Paúl. Así como la tumba del capítulo
metropolitano, de unos 40 que habían sido canónigos de la Catedral de Caracas.
También la tumba del primer capellán militar que tuvo Venezuela.
Es de conocimiento general que los
cadáveres se usan para hacer brujería y que sus huesos pueden servir para
protección de los vivos. Hay quienes aseguran que los paleros los usan para
hacerle daño a enemigos, quitar adversarios del camino o enfermarlos.
En junio 2015 el 40% de las tumbas en el Cementerio
General del Sur en Caracas habían sido profanadas por quienes venden cadáveres a
los brujos. Los paleros, como se les llama por escarbar el suelo al desenterrar
huesos, han proliferado en Venezuela, más aún en el peor tiempo de crisis que
se le avecinaba a Venezuela desde el 2014.
El ritual
El capellán del Cementerio General
del Sur, P. Germán Machado, le dijo al periodista David ramos de la Agencia
Católica de Informaciones, en febrero 2018, que por un lado está la práctica de la santería y por otro el culto de los
paleros, la “religión del palo”, y que es una mezcla entre la primera y el
espiritismo.
Dijo Machado que los creyentes de la religión del
palo, “se nutren de los cráneos y los fémures de las tumbas. Sacan estos huesos
para un ritual, donde en un caldero como los de cocinar de tres patas, se
coloca tierra de cementerio y 12 tipos diferentes de árboles. Por eso se llama
religión de palo, porque son 12 tipos de palos y ellos a los árboles le dicen
palo”.
“Colocan los fémures y el cráneo de un difunto, con la
intención de que ellos puedan caminar junto con el muerto y pensar como piensa
el muerto. Es una suerte de pacto con la persona fallecida, para que esa
persona actúe de forma sobrenatural de acuerdo a lo que ellos le piden y a lo
que le van dando como ofrenda”, explicó Machado.
Dijo que “hemos tenido cosas tan terribles como
encontrar niños sacrificados que los han dejado en el cementerio en una bolsa
plástica. Por lo menos un par de casos de niños que han fallecido en estos
ritos y obviamente todos los signos son de rituales”.
Pero la razón no es solo por ritos, es también
económica, La profanación de tumbas se acentúa cuando se hace un negocio la compraventa
de dientes de oro, que muchas personas usaban hace seis o siete décadas atrás.
Ya nadie entierra a sus familiares con joyas o artículos de valor para evitar
que se atractivo para los profanadores de tumbas.
En abril 2016 un grupo intentó profanar la tumba de la
madre del número dos en el poder, Diosdado Cabello, en el cementerio de El
Furrial, estado Monagas. No lograron sacar los restos mortales de Felicia
Rondón de Cabello, pero hicieron destrozos al mármol de la tumba y un banco de
madera en el que dejaron un mensaje con la frase “los restos de tu familia”.
La Fundación Amigos de
Barquisimeto, Fundación Casco Histórico y la Asociación Civil Camposantos de
Lara, denunciaron el 6 de marzo 2019 que, en el Cementerio
Bella Vista de Barquisimeto, hasta ese momento había 400 profanaciones de tumbas, según inventario
realizado por la Facultad de Arquitectura de la Universidad Central de
Venezuela.
Hoy, como quizá
nunca, los militares y los políticos venezolanos parecen marcados por el
misterio de los ritos ocultos.
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