Ramón Santiago Velasco García está privado de la libertad hace dos años. En diálogo con Infobae, su pareja relató cómo fue arrestado y los vejámenes que sufrió: “Se convirtió en un preso político”, aseguró
Sebastiana
Barráez/ 24 de septiembre 2020
@SebastianaSin
Tomado de Infobae
Belén Velasco es la esposa del Coronel retirado del Ejército
Ramón Santiago Velasco García, quien desde hace dos años está privado de
libertad. “Se convirtió en un preso político”. En entrevista exclusiva para
Infobae cuenta, por primera vez. “cómo se desarrolló el terror”. “Mi esposo no
es delincuente, no es magnicida, no es terrorista y jamás ha tenido que ver con
política; él no solo es militar, es ingeniero aeronáutico y tiene tres
maestrías. Está preso por culpa de dos miserables que lo engañaron, el general
García Parra y la capitán Laided Salazar”.
Hace casi cinco años él salió de la Fuerza Armada y
para sobrevivir económicamente se dedicó a realizar viajes de traslado a
gerentes de diversas empresas de prestigio. El general (Ej) Jesús Ernesto
García Parra “era su amigo y compañero. En dos oportunidades el general fue
jefe de mi esposo, en la IX División de Caballería en Apure y en Fondoefa donde
era vicepresidente”.
Un día el general García Parra lo llama para que le
haga un viaje privado a su sobrina María García que se va del país y sale por
Colombia. Mi esposo le pide que le precise la fecha porque el viaje debe ser
planificado, el número de viajeros y el equipaje. El general le dice que solo
será María y su hijo de 12 o 13 años y que viajarán con poquito equipaje y que
el viaje será apenas ella resuelva los papeles que está apostillando”.
Cuatro días después el general vuelve a llamar al
coronel para decirle que en unos tres días era el viaje. “El 27 de julio, casi
al atardecer, el general llama diciéndole ‘necesito que viajemos hoy’. Mi
esposo le responde que él no viaja de noche, que ir hasta San Antonio del
Táchira es un viaje largo. El general dice que ella tiene vuelo para el sábado
a las 11 de la noche. Acuerdan salir a las 4 de la madrugada del 28 de julio”.
“El general insiste en que él llevará a los pasajeros hasta
nuestra casa, porque ella vive en Los Teques e incluso se propone ir en el
viaje para acompañarlos”. Al coronel Velasco le parece bien. “En san Cristóbal
viven mis suegros, así que también hacía atractivo hacer el viaje. En la madrugada
llega el general García Parra con su supuesta sobrina y el hijo de ella. Yo le
tenía preparado el desayuno a mi esposo y le incluí lo que necesitaría para el
viaje, así no estarían parándose y les rindiera el viaje”.
La sorpresa
“Yo desde la ventana los vi irse. Del carro se baja
una mujer bajita, muy delgada, vistiendo mono deportivo color blanco. El niño
bastante alto, de unos 13 o 14 años, también vestido deportivo, con un morral
en la espalda y audífonos oyendo música. En la maleta del carro colocaron una
maleta pequeña. El general, solo llevaba un bolsito pequeño, donde luego de
retorno del viaje a Maracay, el 29 de julio, supimos que llevaba tres armas
ocultas”.
“Mi hijo mayor se dio cuenta que el general llevaba las
armas. Su respuesta es que tenía permiso para portar armas y que era por
seguridad. Mi esposo desconocía que el general había ido armado. Nosotros no
tenemos ni hemos tenido armas en la casa”.
Durante todo el trayecto su esposo estuvo en
comunicación con ella y con sus padres. “Le pregunté si no iban a almorzar y me
respondió ‘ellos no quieren nada y la señora no ha querido bajarse ni siquiera
a orinar’. Al llegar a San Antonio se estaciona en un hotel donde la mujer y el
niño iban a estar unas horas antes de pasar a Cúcuta, Colombia. “Mi esposo se
baja a hacer movimientos de estiramiento porque es operado de la columna. El
general y su supuesta sobrina se apartan para hablar entre ellos en voz baja.
Poco después regresan a San Cristóbal para descansar y regresar porque el lunes
30 tenía un viaje de Maracay a Barquisimeto”.
“En el camino de regreso el general le dice ‘la
persona que trajimos no es mi sobrina, es Laided Salazar’, pero mi esposo no
sabía quién era ella y el general García Parra le pregunta ‘¿coñ.. tú no sabes
quién es Laided Salazar?’ Le explica que ‘ella es una capitán de la Aviación
que está huyendo del país’. El viaje de regreso fue muy amargo para mi esposo; le
dice que la demora para que ella viajara era que estaban esperando que el
tribunal diera la medida de casa por cárcel”.
La indignación mayor de Belén Velasco es que “hubo una
trama vil y cobarde de estos dos personajes, Laided Salazar y el general García
Parra, a quienes desprecio con toda la fuerza, porque nos han hecho mucho daño.
¿Por qué dudaría mi esposo de hacer el viaje si conocía a este miserable de
García Parra? Pues no lo conocíamos realmente. Se valieron incluso de la
necesidad de trabajo para el sustento legal de la familia. ¿Sabe cuánto contó
la desgracia de mi familia hoy en día? 100 dólares que pagó el general en
bolívares y en tres pagos”.
La detención
El 21 de septiembre, el coronel Velasco retorna de
Caracas, donde estuvo cumpliendo compromisos por el aniversario de Fondoefa. “Estamos
en el apartamento con mi hijo entonces de 16 años y mis hijas de 14 y 11 años. Poco
después de las 3:30 de la tarde, oímos que tocan el timbre de manera
desmedida”.
“Yo estaba en la cocina y la niña menor abre la puerta
y me dice que hay unos hombres vestidos de negro. Eran unas 30 personas. Me
preguntan por Santiagui Velásquez y les digo que aquí no hay nadie con ese
nombre. Confieso que desconocía que existía SEBIN y DGCIM, porque nunca hemos
tenido que ver con política”.
“Entran al apartamento, vestían de negro, portando
armas largas, gorras, se leía SEBIN en los brazos. No mostraron orden. Mis
hijas empiezan a llorar, mi hijo estaba enfermo y lo sacaron de la habitación.
Mi esposo estaba dormido y lo sometieron 20 personas; ahí le dio un colapso
arterial”.
“Nos robaron, nos saquearon el apartamento. Eso fue un
infierno. Me cansé de callar por miedo, por desconocimiento, por no tener
apoyo, defensa para los derechos de mi esposo ni de mis hijos”.
El jefe de la comisión que allanó la vivienda, nunca
se identificó. “Él me preguntó que si mi esposo tenía alguna situación de salud
y les dije que era hipertenso. Cuando traté de entrar a la habitación, me lo
impidió y me dijo que le diera las medicinas porque mi esposo casi se había
desmayado. Empecé a gritar, mi hijo intentó levantarse y lo sentaron. Le
entregué al funcionario los medicamentos y el tensiómetro”.
“Media hora más tarde me piden que entre a la
habitación. Mi esposo estaba con la mirada perdida, aletargado, como un zombi,
no me reconoció. Le pregunté qué le pasaba. No sé qué le hicieron”.
El entonces ministro Jorge Rodríguez dio una rueda de
prensa el 23 de septiembre. Señaló al coronel de ser participante del caso de
los drones, de relacionarse con Julio Borges, de magnicida. Relata que su
esposo estuvo 23 días desaparecido. “Lo buscamos por todas partes. Como a los
15 días más o menos me llamaron de un número restringido: ‘si sigues jod… vas a
conseguir el cadáver de tu esposo’. Me desmayé, pegué gritos. Fui a muchas
instituciones a poner la denuncia porque pensé que lo habían secuestrado para
pedir rescate, pero nosotros no tenemos dinero. A él lo botan y a mí me
despiden del Ministerio de Educación”.
“A los 23 días, en la noche, sonó el teléfono de la
casa que lo habían desconectado. Mi hijo atiende la llamada. Al otro lado de la
línea está mi esposo llorando y nos decía que estaba vivo. Nos dijo que lo
tenían en el SEBIN, que no podía hablar mucho y que lo perdonáramos por tanto
dolor y que era inocente”.
“Al otro día fui al SEBIN pero no me dieron
información. Cada vez que me paraba frente al portón del Helicoide, la
respuesta era la misma. Hasta que 45 días después de habérselo llevado le
permitieron una segunda llamada para decir que le permitían las visitas, pero
que la única que lo podía visitar era yo. Aun así, al día siguiente fui con mi
hijo y fuimos los últimos en pasar. Cuando lo vi había perdido de 23 a 25
kilos, estaba amarillo, con la mirada desorientada, su aspecto físico y
personal estaba lejos de ser el del hombre que conocía. Tenía la misma ropa con
la que lo sacaron de la casa”.
“Lo abrazamos. No puedo describirle el impacto que
tuve de ver a mi esposo después de 45 días. Él lo que hacía era llorar y
llorar. Con el tiempo ha podido expresarme el horror de lo que vivió en manos
del SEBIN. Lo torturaron, lo amarraron en cajas, lo vendaron con cintas
plásticas, le colocaron bolsa en la cabeza, lo amarraron durante tres días muy
apretado a una silla, se hizo pipí y pupú encima. Durante esos días, no comía”.
En el Helicoide
“Allí no hay contacto con el mundo exterior, no entra
luz solar, permanece una luz amarilla encendida siempre, las paredes blancas y
rejas negras; todo es blanco, negro y amarillo. Gritos, gente decidida a morir.
A mi esposo lo vejaron y lo maltrataron de mil maneras. Sus padecimientos de
salud se profundizaron. Es un paciente cardiaco. Con problemas de próstata con
diagnóstico impreciso. Él es operado de columna y con las torturas físicas
padece de constante dolor. Lo más grave es la depresión severa con tendencia
suicida”.
Después de cinco meses, el 10 de diciembre,
funcionarios del Sebin lo encapucharon, lo esposaron, lo sacaron y lo pasearon
por Caracas por tres horas. “Él les dijo que si lo iban a matar por lo menos le
permitieran una llamada para despedirse de nosotros y que si querían él decía
lo que ellos quisieran si era para salvarse. Uno de los funcionarios recibe una
llamada y le dice: ‘te salvó la campana’. Al principio él había sido presentado
ante el Tribunal 20 de Antiterrorismo, donde no nos permitieron acceso al
expediente. Le impusieron un defensor público que nunca hizo su trabajo. Ese
día lo llevaron al Tribunal Militar”.
Lo acusaron de Traición a la patria, instigación a la
rebelión y complicidad para la evasión de un reo. “Logramos entender que todo
esto empezó con ese viaje. Por eso hoy hago pública la única y real verdad”.
“No es justo, el miserable y cobarde de García Parra no
tenía que morir, tenía que pagar su falta, pero murió hace 15 días en Calabozo,
Guárico, sin decir la verdad; era seropositivo y contrajo el Covid. Y la
capitán anda por Europa dando lastima y aprovechándose de cuanta reunión de ONG
surge para sacar provecho”.
“Laided Salazar no es ninguna heroína, es una miserable
que, para lograr su libertad, no solo dañó a mi familia. Y ella pagará cada
lágrima y dolor que sufren mis hijos, mis suegros que lloran a un hijo por no
tenerlo, a mí que sufro la ausencia de mi esposo. Su mamá tiene 90 años y su
papá 92: cada 24 o 72 horas ella pasa por una cura de sueño por problemas de
salud y la está matando no poder ver a su hijo”.
“Solo Dios sabe lo que hemos pasado durante estos dos años. Hay un hombre preso en el hospital Militar desde hace un año; cuando lo trasladan desde la cárcel de Ramo Verde fue porque se desmayó dos veces de dolor por la próstata”, finaliza diciendo Belén Velasco, la esposa del coronel Ramón Santiago Velasco García
https://www.infobae.com/america/venezuela/2020/09/24/la-esposa-de-un-coronel-venezolano-preso-detallo-las-torturas-que-sufrio-contra-su-marido-me-canse-de-callar-y-de-sentir-miedo/
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