En diálogo con Infobae, el Sargento Mayor de Tercera de la Guardia Nacional, Darwin Enrique Balaguera Ruiz, habló de las decisiones que tomó desde que reconoció a Juan Guaidó
Sebastiana Barráez/ 10 de septiembre 2020
@SebastianaSin
Hay cierta ingenuidad en él. Uno le cree cuando habla
de las decisiones que tomó, desde que decidió reconocer a Juan Guaidó, como lo
hicieron cientos de militares que cruzaron la frontera aquel 23 de febrero 2019;
él prestaba servicio en la primera compañía del destacamento 212 3n San Antonio
del Táchira. Él es el Sargento Mayor de Tercera de la Guardia Nacional, Darwin
Enrique Balaguera Ruiz, uno de los militares participantes en el asalto al 513 Batallón de Infantería Selva “GD Mariano
Montilla”, ubicado en el sector Luepa, municipio Gran Sabana del estado Bolívar.
En
entrevista exclusiva para Infobae revela; “cuando se pierde la libertad es que se
sabe la importancia que tiene para uno y para la familia”. Confiesa que “hay
muchísimos militares activos, en estos seis meses que estuve en Caracas, logré
hablar con ellos, incluso funcionarios de DGCIM, cuyo descontento es absoluto.
El 90 o 95% de la Fuerza Armada está en contra del régimen, solo que por
amenazas o miedo se mantienen ahí”.
“Es la cúpula militar la que sostiene al gobierno, los
generales de alto rango. Si toda la tropa y oficiales medios y bajo rango dan
un paso al frente, sé que el gobierno de Venezuela no dura mucho tiempo”.
Es lo que podría llamarse un hombre privilegiado,
porque después de haber pasado a Cúcuta, de ir a los campamentos de Fuerza de
Tarea, de aventurarse en la Operación Aurora saliendo con el fémur partido, de
caer en manos de la Dirección General de Contrainteligencia Militar (DGCIM), de
conseguir que lo operaran en el Hospital Militar de Caracas justo antes de
perder la pierna, fugarse del Hospital y huir hacia territorio colombiano, hoy
está casi recuperado totalmente.
Dice que ese febrero 2019, cuando reconocieron a Juan
Guaidó, fueron días de alegría porque se sumaron muchos militares. Reconoce con
pesar que “también aprovecharon muchos militares retirados o que habían sido
sacados de la Fuerza Armada por indisciplina o delitos”.
Confiesa que apoyó al gobierno interino “porque vi una
oportunidad de cambio en Venezuela, que se acercaba la cercanía de la tiranía”.
Cuando le pregunto por qué no estaba satisfecho en la
Fuerza Armada, responde que “siempre trabajé en zona de frontera, No voy a
decir que soy un santo o que nunca agarré plata, porque eso es muy común en la
frontera, pero vi muchas injusticias”.
Relata lo ocurrido ese 23 de febrero 2019. “Vi a
grupos armados, paramilitares mal llamados colectivos, someter a las personas,
las amedrentaba, ellos mismos las detenían y las llevaban al comando. Y los
militares teníamos que hacer lo que ellos dijeran. A sabiendas de los oficiales
superiores de nosotros”.
Le envía un mensaje a Guaidó. “Que no se olvide de los
militares que nos encontramos en el exilio, que acudimos a su llamado, que nos
encontramos a la buena de Dios fuera de nuestro país. Y que recuerde a los
presos políticos militares que están en las mazmorras de la dictadura, en el
Sebin, Dgcim, FAES, Ramo Verde, muchos que no son tomados en cuenta, como no
son políticos para ser barajitas de cambio para sus negocios. Muchos de ellos
están padeciendo de útiles personales y comida. Muchos compañeros me han dicho
que les haga llegar aunque sea un jabón, una pasta dental, una arepa, porque
están abandonados”.
Explica que “Operación Aurora fue la del 22 de
diciembre 2019, cuando un grupo de militares decidimos, por cuenta propia, sin
apoyo de ningún político, lanzarnos una misión suicida, al tomar uno de los
batallones más grandes e importantes de selva del Ejército venezolano en la
Gran Sabana. La Operación no salió como esperábamos, pero sí se demostró a la
Fuerza Armada que hay funcionarios dispuestos a dar la vida, si es necesario,
por darle golpes certeros a la dictadura”.
¿Además de llevarse las armas, cuál fue el propósito
de esa Operación?
La intención no era otra que apropiarnos de las armas
de los tres parques del Mariano Montilla; solo pudimos sacar la totalidad de
uno de ellos. Cuando nos faltaban menos de una hora para llegar a la frontera
con Brasil fuimos emboscados por una comisión de la Guardia Nacional, en un
puesto militar que está en la vía. Nos tocó replegarnos a la selva. No pude
continuar con mis compañeros porque recibí un disparo en la pierna, así que me
quedé con el armamento restante.
¿Qué habían planificado hacer con ese armamento que se
llevaron?
Para operaciones futuras que vendrán con el tiempo
para darle golpes certeros a la tiranía y armas más compañeros, ya que no
contamos con apoyo de nadie. Son armas de la República que se nos dan para eso,
para defender a la nación.
¿De quién fue la idea de esa operación?
De varios militares del Ejército y la GNB. La cabeza
principal de la operación es el primer teniente Josué
Abraham Hidalgo Azuaje. El teniente Rodríguez Araña es la otra cara visible de
la Operación. Ellos dos se habían logrado fugar de la tiranía; Hidalgo de ramo
Verde y Rodríguez Araña de La Pica.
¿Ustedes recibieron apoyo de Andrés
Antonio Fernández Soto alias Toñito para adelantar esa operación Aurora?
Toñito nos presto apoyo, pero en cuestión de hospedaje
y para ubicarnos en la cuestión de Paracaima, pero él no tuvo nada que ver en
la planificación militar. Él también es un perseguido de la dictadura de
Venezuela.
¿Cómo fue la participación de los indígenas, algunos
de los cuales están detenidos?
La participación de los pemones fue voluntaria,
cansados de los vejámenes, de las malas acciones de los organismos de seguridad
que operan en la Gran Sabana. Hay gran descontento entre ellos; estuve quince
días en la selva compartiendo con ellos. Todo es una misma lucha, porque ellos
también quieren salir de esa dictadura que en estos últimos 20 años los ha
arrinconado, los ha masacrado, les ha quitado sus derechos y solo los usan en
las campañas electorales.
¿Tuvieron ustedes relación con el exalcalde Emilio
González para adelantar esa Operación?
No, no conozco a esa persona, Sé que personal político
no tuvo nada que ver con la organización.
¿Qué pasó con el armamento que se llevaron de esa
unidad militar?
Está a resguardo de la Operación Aurora.
¿Cuánto es eso?
No le puedo dar esa información, pero es gran
cantidad.
¿Puede contarnos en detalle cómo ocurrió la Operación
hasta que lo hirieron a usted?
Nosotros tomamos el batallón y simultáneamente se
había planificado tomar el batallón Escamoto que está en el pueblo de Santa
Elena de Uairén, pero los compañeros no lograron tomarlo. Nosotros sí habíamos
tomado, a las 2 de la mañana, el “Mariano Montilla”, pero al no lograr la toma
del Escamoto, nos vimos descubiertos porque se alertaron todas las autoridades
de la jurisdicción. El general llamó al batallón de Luepa y cuando el
comandante contestó la llamada, se dio cuenta de que el Batallón estaba tomado
y alertó a los otros organismos, por lo que nos vimos obligados a huir con el
armamento que habíamos extraído hasta esa hora.
¿Por qué lo capturan solo a usted?
Íbamos en grupo, desplazándonos por la carretera
nacional vía Santa Elena, un soldado del batallón había logrado evadirse, sin
que nos diéramos cuenta, y estaba oculto en la vegetación. Cuando vamos pasando
los dos vehículos, ese soldado soltó una ráfaga de disparos al camión que era
donde yo iba; alcanzó en el pecho a un alistado del Batallón y a un pemón le
dio dos disparos que tuvieron entrada y salida sin tocar ningún órgano vital. A
mí sí me dio en el fémur, fracturándolo completamente y dejándome inmovilizado.
¿Ellos huyeron y usted se quedó en el sitio?
Si, no me podían llevar porque iba a ser una carga
para ellos, además yo sabía a las condiciones que debía enfrentar en la selva.
Si sigo con ellos, me hubiera desangrado, porque duraron tres o cuatro días
para salir a la frontera con Brasil. Decidí quedarme en el pueblo para ver si
podía ocultarme, pero cuando vi que había perdido mucha sangre decidí salir a
la carretera y entregarme, aun a riesgo que pudieran matarme.
Ustedes iban en dos vehículos, un camión y una
camioneta. ¿Es cierto que el camión con un número importante de armas lo
dejaron?
Ahí iba yo. Me quedé con el vehículo y las armas para
ver si podía ocultar el armamento en la selva, pero quedé inmovilizado. Los
compañeros se fueron a travesía en la selva, con el armamento que cargaban
encima; fusiles, lanzagranadas.
¿Cuántos militares y cuántos civiles participaron?
Diez militares y unos cien pemones, distribuidos entre
el Escamoto y Luepa. Otro gran número que nos esperaban en la selva para
recibir el armamento; entre los pemones hay reservistas, exmilitares, no eran
aprendices.
¿Cuántos huyeron y cuántos fueron capturados?
La gran mayoría logró huir a territorio brasileño.
Después que yo caí no tuve contacto con ninguno de los detenidos, pero esos son
pemones que nada tuvieron que ver con la Operación. Los que participaron
lograron escapar.
¿La estrategia era llevarse el armamento hacia dónde?
Hacia la selva venezolana, en territorio inhóspito
donde ya teníamos señalado para esconder el armamento que sería usado en una
operación posterior.
¿Se arrepiente usted de haber seguido a Guaidó?
No, para nada, el sacrificio que hice y que hicieron
quienes pasaron por el Zulia, Apure, Bolívar lo hicimos pensando en el futuro
de nuestras familias, del país, recordando el juramento que hicimos en la
escuela de defender a la patria y a la nación.
Muchos militares se sintieron abandonados por el
gobierno interino. ¿Es cierto?
Nosotros fuimos una oportunidad para muchos políticos
de hacer dinero con el esfuerzo que hicimos se llenaron los bolsillos, incluso
militares que hacían listas, reuniones, para buscar cargos y bienestar
económico para ellos. Ayudas que iban para los militares nunca llegaron a
nosotros. Después quedamos al abandono total. Muchos compañeros se encuentran a
la deriva, sin documentación y el gobierno interino no les ha prestado
asistencia en los países a donde han llegado.
¿Usted participó en los campamentos de la Fuerza de
Tarea del general Cliver Alcalá?
Sí, hasta septiembre 2019. Estuve en los campamentos
de Santa Marta, Maicao y por último en Riohacha. Me fui a trabajar hasta que en
diciembre me llamó otro compañero para incorporarme en la Operación Aurora.
¿Conoció a Jordan Goudreau?
Sí, el 16 de junio en la primera reunión en Maicao.
Dos veces tuve contacto.
¿Y al capitán Antonio Sequea?
No, no lo conocí. Los hermanos Sequea llegaron
después.
¿Qué opinión tienen sobre el ministro de la Defensa, Vladimir
Padrino López?
Es un militar de arraigo en el Ejército y fue
ascendiendo. Ahora tiene una dictadura en el Ministerio de la Defensa, es la
cabeza visible del chavismo con Diosdado Cabello. Es un tirano más.
¿Y el comandante de la Guardia Nacional, MG Fabio
Zavarse Pabón?
Es una ficha más de Diosdado Cabello. Es un jalab… de
la revolución. Ahí no hay general que tenga mérito. Hay mucho comandante y
mayores que conozco y están marginados.
La buena noticia es que hay efectivos de las fuerzas armadas dispuestos a luchar... también hay civiles esperando el llamado... lo que no hay son políticos serios y eso es bien grave
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