InSight Crime describe la migración de los grupos armados desde Colombia al otro lado de la frontera y asevera que el Frente Acacio Medina es la facción más poderosa
Sebastiana Barráez/ martes 4 de octubre 2022
@SebastianaB
“En Venezuela, al menos, las guerras post-FARC parecen abocadas a terminar con un ganador inusitado: el Frente Acacio Medina, al mando de Miguel Díaz Sanmartín, alias “Julián Chollo”, comandante que carece de las credenciales insurgentes de los mandos guerrilleros originales y de las temibles reputaciones e historias de los líderes de la Segunda Marquetalia”, revela el informe que este lunes presentó el equipo de InSight Crime, que tiene cinco años investigando el tema y que asevera “el Frente Acacio Medina es actualmente la facción más poderosa de las ex-FARC Mafia que queda en Venezuela”.
La presentación
del informe de Insight Crime titulado
“La guerrilla colombo-venezolana: la
migración de la guerra de Colombia hacia Venezuela”, fue moderado por el
periodista Javier Mayorca y contó con la participación de Jeremy
McDermott, Luis Fernando Trejo Rosero y María Victoria Llorente. En el documento presentado se
asegura que “Julián Chollo se
encuentra seguro y atrincherado en el foco de minería de oro, en Atabapo,
Amazonas, donde fuentes locales dicen que goza de la protección del ejército
local y de aliados en el gobierno. ‘Él es el rey de Atabapo’, comentó un
periodista local”.
Para el director ejecutivo y cofundador de InSight
Crime, Jeremy McDermott, “es una fantasía creer que, cuando la Oposición
gane poder en Venezuela, todo va a cambiar de la noche a la mañana, particularmente
en sitios como Apure o Amazonas; al contrario, eso podría fortalecer, en el
corto plazo, todavía más, la posición del ELN en estos sitios donde están
vistos como gobierno o autoridad legítima”.
María Victoria Llorente de la Fundación Ideas Para La
Paz, mostró resistencia a aceptar “la posibilidad de que aquí se esté gestando una
guerrilla panamericana” agregando que “creo que con estas cosas que vamos
diciendo los analistas podemos crecer al enano y eso me asusta. Una cosa es esta
guerrilla habitación que tiene 2 caras distintas, una aquí (en Colombia) de
insurgencia. La lógica paramilitar que tienen esos grupos dependen del espacio
que les abra el Estado en sí mismo y como lo dice el documento (de Insigh
Crime) parte de los éxitos del ELN en los espacios que se ha abierto frente a
las disidencias tiene que ver con el apoyo que le ha dado el régimen de Maduro
y eso no hay que subestimarlo”.
El analista político Luis Fernando Trejo Rosero se pregunta “cómo queda el ELN en esas negociaciones Maduro- Estados Unidos, porque Maduro no se va a ir a una guerra contra una organización que sabe cuánto podría iniciar acciones armadas, pero nunca cuándo las terminaría. Más que sacarlos a escobazos yo creería que puede haber un escenario de absorción o institucionalización del ELN venezolano”, agrega que el gran objetivo del ELN es sostenerse en armas. “El ELN está hoy viviendo su mejor momento. Y en Venezuela son gobierno, y gobierno oficial”.
“Los asesinatos comenzaron cuando Venezuela se convirtió en terreno de
batalla de dos facciones rivales de disidentes de las FARC, cada una de las
cuales sostenía que era la verdadera heredera de las FARC y por lo tanto
intentaba tomar el control de los antiguos territorios, alianzas y economías
criminales de las FARC en el país. La rivalidad entre dichas facciones, las
muertes de líderes en ambos bandos y la persecución incesante de las fuerzas de
seguridad colombianas, han sembrado el caos y la confusión en estas dos redes”.
Indican que para las disidencias de las FARC, a las que identifican
como “ex-FARC Mafia”, Venezuela dejó de ser un lugar seguro. “Terminó
convirtiéndose en un cementerio de sus comandantes más importantes, y punto
final de sus sueños de reconstruir la guerrilla de las FARC y de revivir su
revolución perdida”.
Recordaron las palabras del “comandante del
histórico Frente Primero de las FARC, Néstor Gregorio Vera Fernández, alias Iván Mordisco”, cuando envió
un comunicado rechazando los diálogos de paz y anunciando la formacio4n de la disidencia
que continuaría la revolución armada de las FARC. “No compartimos el desarme de
las FARC porque consideramos que dichas armas pertenecen a los pobres de
Colombia, que el único objetivo de la burguesía es desarmarnos para que puedan
someter a los pobres a su antojo y llevarlos a la esclavitud moderna”.
El secretariado de las FARC envió a Gentil Duarte para que pusiera
orden en el motín y aunque se le dio por muerto apareció junto a Mordisco
retirándose del proceso de paz. “Esta alianza daría forma a la primera fase de
la era post-FARC. Ese fue el nacimiento de las ex-FARC Mafia”, destaca Insight
Crime.
“Aunque su mayor interés era reconstruir las redes de las FARC en
Colombia, las disidencias de Duarte reconocieron desde el principio que
Venezuela sería importante: un refugio, y quizás algo más. Durante décadas,
Venezuela ha sido un aliado de las guerrillas colombianas, pues el expresidente
Hugo Chávez no solo consideraba a las FARC aliados ideológicos, sino también un
baluarte estratégico contra una Colombia hostil y su mecenas militar, Estados
Unidos”.
“Dicha relación convirtió a Venezuela en un refugio para las filas y
los cabecillas de las FARC, así como en centro logístico y de aprovisionamiento
y, más adelante, en fuente de rentas criminales. Duarte y Mordisco estaban
ansiosos por mantener esa tradición y consolidar su presencia en Venezuela”.
Mordisco y Gentil Duarte “pactaron una alianza con otro líder de las
FARC que no quería hacer parte del proceso de paz: Géner García Molina, alias John 40, quien por largo tiempo se había ocupado más
de los beneficios del tráfico de drogas que de la lucha revolucionaria. Desde
comienzos de los 2000, se había asentado en el estado venezolano de Amazonas”.
“John 40 no solo ofreció músculo financiero y experiencia de primera
mano en narcotráfico, sino que también podía actuar como puente con el Frente
Acacio Medina, facción disidente asentada en el estado venezolano de Amazonas
que había mostrado poco interés en cambiar la paz por las lucrativas minas de
oro y rutas de narcotráfico que controlaban en Venezuela”.
Relatan que la Defensoría del Pueblo de Colombia sostienen que “Duarte
y Mordisco enviaron armas y recursos a las disidencias lideradas por un mando
medio que había sido expulsado del proceso de paz, Jorge
Eliécer Jiménez Martínez, alias "Arturo", quien convirtió un pequeño grupo de guerrilleros, que se había evadido de un campamento de desmovilizados, en un grupo armado
binacional con más de 300 combatientes aproximadamente”.
Las disidencias en el Arauca colombiano surgen con el fortalecimiento
militar que recibieron del Frente Primero. “Posteriormente se les unió una
disidencia del Frente 33, al mando de Javier Alonso Veloza García, alias John
Mechas. El grupo se había unido a la guerra post-FARC por el
control del centro neurálgico de producción de cocaína en la región del
Catatumbo, al noreste de Colombia, y puso campamentos en el centro de tráfico
que es el estado de Zulia en la frontera de Venezuela. Tras anunciar su
disidencia en 2018, Mechas declaró su apoyo a la red de Duarte en
2020”.
“La alianza con los Frentes 10 y 33, y las alianzas de negocios con el
Frente Acacio Medina, significaban que la creciente red de disidencias de Duarte
ahora tenía acceso a tres puntos de paso hacia tres estados fronterizos
venezolanos para la cocaína producida en sus territorios en Colombia”, revela
el informe.
En agosto 2019, Iván Márquez y Jesús Santrich
anunciaron la refundación de las FARC bajo la bandera de la Segunda Marquetalia,
que “estableció su base no en Colombia, sino en Venezuela. Múltiples fuentes en
el estado venezolano de Apure y el vecino departamento colombiano de Arauca
declararon a InSight Crime que los comandantes de las ex-FARC llegaron uno por uno
a la población de Elorza, donde usaron sus conexiones para crear redes de
narcotráfico”.
Según un comandante de la red de disidencias de Duarte, “cuando los
más altos comandantes de las FARC abandonaron el proceso de paz, los líderes de
la Segunda Marquetalia esperaban hacer valer su rango y simplemente asumir el
control de todo lo que Duarte y Mordisco habían construido. Pero los
comandantes disidentes iniciales los consideraba traidores por haber negociado
con el gobierno colombiano y haber depuesto las armas”.
“Al verse rechazados por Duarte y su red, los integrantes de la
Segunda Marquetalia buscaron reivindicarse como los verdaderos herederos de las
FARC, reclutando disidencias en toda Colombia, operando desde la seguridad que
les ofrecía Venezuela”, dice el informe que da por hecho así el surgimiento de
dos polos de poder alternativos de los remanentes de las FARC. “La red de
Duarte tenía mayor poder militar y controlaba extensiones de territorio de
importancia estratégica tanto en Colombia como en Venezuela. La Segunda
Marquetalia tenía el poder estrella de sus comandantes en Colombia y conexiones
políticas de alto nivel en Venezuela. En la nueva base de la Segunda
Marquetalia en Apure, esa rivalidad derivó en un conflicto con los representantes
locales de Duarte: el Frente 10”.
El enfrentamiento entre los dos grupos estalló en Apure. “El punto de
quiebre ocurrió en 2021, cuando el ejército venezolano, algunos de cuyos
elementos habían trabajado antes con el Frente 10, los atacaron por sorpresa”.
La entrada del ELN
Insight Crime relata que “el año 2021 cerró con la Segunda Marquetalia debilitada por las misteriosas muertes de sus comandantes, y el Frente 10 ante la presión constante del ejército venezolano. Y el 2022 inició con un baño de sangre”.
Es así como arrancó el 2 de enero, en Arauca (población colombiana),
con el ruido de ráfagas de fuego. “Comenzaron a aparecer cuerpos, muchos con
heridas de bala, que parecían ser ejecuciones sumarias. En los tres días que
siguieron, el saldo de muertos ascendió a 27. Un nuevo actor entraba al
conflicto: el Ejército de Liberación Nacional (ELN)”.
Cita el informe una investigación del medio La Silla Vacía, destacando
que “el Frente 10 llegó a acuerdos con el ELN para repartirse los territorios y
las economías criminales, mientras que la Segunda Marquetalia ponía en escena
cumbres con líderes del ELN, entre ellos el comandante supremo del ELN en la
región, Gustavo Aníbal Giraldo, alias Pablito, según informes de inteligencia de
Colombia que publicó El Tiempo”.
“El ELN y el ejército venezolano coordinaron directamente operativos
contra las disidencias de las FARC, según testimonios recogidos por Human
Rights Watch. Frente a la arremetida, el Frente 10 buscó ayuda de sus aliados
en la red de disidencias de Duarte. Operando bajo el título de Comando Oriental
Conjunto, el Frente 10 tuvo el apoyo de los Frentes 33 y 28, que tenía
actividad en el lado colombiano de la frontera”.
Según Insight Crime ese Comando Oriental Conjunto no duró mucho. “Obligado
a replegarse en territorio colombiano, el Frente 10 quedó vulnerable en
territorio tradicional enemigo. El 24 de febrero, el ejército colombiano asestó
un golpe decisivo al grupo, que acabó con la vida del líder del Frente 10,
Arturo, junto con 26 combatientes, en un operativo en Puerto Rondón, Arauca”.
“Todo lo que queda del Comando Oriental
Conjunto y las disidencias de Duarte en Venezuela es el Frente 33 de John
Mechas, en Zulia. Gentil Duarte recurrió a Mechas cuando huía de los operativos
del ejército colombiano. Pensó que estaría seguro en Venezuela después de
sufrir al menos dos ataques a sus campamentos en Colombia durante 2021, según
El Tiempo”.
“Pero al igual que Santrich, El Paisa y Romaña, la búsqueda de un
refugio por parte de Duarte solo lo llevó a la muerte. Y como con los
comandantes de la Segunda Marquetalia, los eventos que rodean su muerte siguen
siendo un misterio”.
“Si hubo alguna celebración en el bando de la Segunda Marquetalia,
esta no duró mucho. Apenas pasó un mes después de las noticias de la muerte de
Duarte, cuando Iván Márquez fue víctima de un intento de asesinato”.
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